sábado, mayo 08, 2021

Ana Montojo

LÁGRIMAS SECAS
Lo peor de la edad
es que ahora no lloro casi nunca.
No sé por qué los años
me han secado las lágrimas,
se me pudren por dentro los dolores
como aguas estancadas,
como un lodazal sucio
que atasca el natural fluir del sentimiento.
No sé si en el pasado lloré más de la cuenta
y agoté las reservas.
Pero yo no sabía que se acaban,
creí que durarían para siempre
y lloré sin cuidado ni medida,
sin apenas pensar en el futuro.
Y ahora me ha quedado
una tristeza sólida,
una extraña materia
donde no se distinguen
unas penas de otras,
un impreciso bloque de dolor
donde se juntan muertes, soledades,
amigos que se fueron, injusticias
sin nombre ni apellido,
distancias insalvables y silencios,
amores que se mueren sin amarse.
Ahora ya no lloro casi nunca
pero nunca pensé que echaría de menos
el llanto sanador que purifica.



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