Cesária Évora, la voz y la melancolía: retrato de la diva de los pies descalzos
En su juventud cantaba para los marineros en los bares portuarios y la llamaban “la reina de la morna”. Fue prácticamente olvidada durante una década, acuciada por dificultades económicas y el alcoholismo, pero luego regresó y alcanzó fama internacional hasta su muerte. Se cumplen 80 años de su nacimiento.
“La reina de la morna” fue uno de los apodos con los que se conoció a Cesária Évora, una artista nacida en Mindelo el 27 de agosto de 1941, que alcanzó fama mundial a sus cincuenta años y logró que la música de Cabo Verde, un archipiélago volcánico ubicado a unos 500 kilómetros de Senegal, resonara en otros rincones del planeta.
Es la saudade –sodade en criollo caboverdiano– la materia de la que están hechas las mornas, los cantos lentos que le dieron reconocimiento internacional a Cesária Évora y que su voz dulce y potente consigue traducir, transmitiendo ese sentimiento ambivalente de una profunda melancolía que duele pero a la vez se disfruta, causado por la distancia temporal o espacial de algo amado que quizás nunca volverá. El escritor portugués Manuel de Melo la definió en 1660 como “bien que se padece y mal que se disfruta”. Un sentimiento que cala de manera sutil pero irrevocable, presente también en el fado portugués y en la canción brasileña. Nota aquí.
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