martes, agosto 10, 2021

L’Oncle Jack

 Un trozo de Tennessee en L’Hospitalet

L’Oncle Jack es un bar, pero también un museo de la marca de Whiskey Jack Daniel’s y cuenta, además, con una programación de música en directo.

“L’Hospitalet grita. Durante mucho tiempo ha sido una ciudad callada, pero ahora grita y, aunque la pandemia nos lo está haciendo pasar mal, gritamos fuerte porque tenemos mucho que decir”, sentencia, pausado, Jaume Ramon Espigol (58 años) el propietario de L’Oncle Jack, un bar que es mucho más que eso. Es bar, museo de la marca de Whiskey Jack Daniel’s y, además, tiene una programación de música en directo para un auditorio, ahora con las restricciones, de poco más de 20 personas. “Es como si estuvieras viendo tocar en el comedor de tú casa”, destaca Ramon.

L’Hospitalet está muy acostumbrado a los bares Pepi, Córdoba o Mundial 82. Bares donde tomar cañas, bravas o aceitunas y ver en la televisión lo mismo que podrías ver en casa con la diferencia de que en tu hogar estarías cómodo. Lugares donde bajar de casa con el pantalón del pijama de franela y las zapatillas y entablar conversación con camareros asiáticos. En L’Oncle Jack es diferente. Se debe a la obsesión de este hospitalense por un whiskey, el coleccionismo y el convencimiento de que en un pequeño local de su ciudad podía convertirse en un referente. Desde este local de la calle Roselles, Jaume Ramon y L’Oncle Jack, gritan al mundo.

“En 1989 montamos una pequeña llesquería en este mismo local. Se llamaba los Arcs. Nos iba bien, pero no era el negocio que yo quería”, recuerda Ramon. Hacía años que Jack Daniel’s se había convertido en una obsesión. “Me encantaba no solo el whiskey sino la movida motera, el mundo del rock and roll. Tenía cuatro chorradas de Jack Daniel’s: una cartera, un pañuelo, una camiseta… pero comencé a investigar sobre las botellas de colección”, recuerda. “A mí me gustaba la música, las copas y quise hacer algo especial. En 1996 comercializaba el whiskey la marca Bacardi-Martini, fui y les propuse abrir al público el primer museo Jack Daniel’s”, espetó Ramon con las ideas muy claras. La respuesta de la marca fue de condescendencia: “Te lo decimos por ti. ¿Vas a abrir un bar de Jack Daniel’s? ¿Pero cuánta gente entrará? Tú te tienes que ganar la vida”. Pero este empresario es tozudo y les dijo que lo tenía todo perfectamente orquestado en su cabeza: “El futuro es la especialización en algo y siempre podré acoger a clientes que se desplacen solo para ver mi museo”, les dijo. Y así fue como comenzó su obra. Con la llegada de internet aumentó su colección de objetos, sobre todo botellas, de la marca y en el 2000 se convirtió en uno de los coleccionistas más importantes. “Hoy cuando hay visitas de Masters Distiller en Barcelona no se van sin venir a L’Oncle Jack” se enorgullece.Nota aquí.



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