AHÍ, EN TU ROSTRO
De la forma más natural,
como quien se descubre
las primeras canas,
un día
te miras al espejo
y te das cuenta
de que la fiesta se ha terminado para ti,
de que ya no hay sonrisa
improvisada que valga
capaz de camuflar semejante desastre,
de que, sencillamente, amigo,
la vida -sí, la vida-
te ha pasado por encima
y tú sin enterarte.
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