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EN BERLÍN, EN CASA.
Ayer recibí un mensaje de mi padre, Günther, de 89 años diciéndome que estaba orgulloso de que me hubieran recibido así en la ciudad en la que él nació y de la que se tuvo que escapar con 4 años.
Quiero empezar a explicar lo que significó para mí este concierto en Berlín contándoles eso.
Cada detalle berlinés de la comida, la manera desenfadada de vestirse, el amor por la cultura, la conexión con la historia, la capacidad de renacer de las cenizas, la energía vital…hasta el sentido del humor…todo me recordaba a cada momento a la casa de mis abuelos paternos Georg y Ruth.
Todo el fin de semana previo al concierto consistió en un flashback de mil detalles que sabía que eran míos, pero no sabía que venían de Berlín.
Visité la casa donde nació mi padre en Köpenicker Str. , a pocos metros donde después pasaría el muro.
Conocí una ciudad que cultiva y asume su memoria, por más dolorosa que sea, en este mundo de ahora, donde ese ejemplo debería ser seguido por todos los horrores que siguen generándose hoy en día.
Como me dijo el guía @juanberliner que nos mostró el centro histórico: “Paris siempre es Paris, Berlín nunca es Berlín”(citando a Jack Lang).
Berlín ha cambiado de identidad muchas veces, siempre renovándose y a la vez siempre manteniendo esa capacidad de vanguardia, libertad y conciencia.
Sentirse querido en una ciudad así es una experiencia que a uno no se olvidará en su vida.
VIELEN DANK, BERLÍN!
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