"'Camila' fue un salto de calidad para el cine argentino"
La actriz rememora la realización de una película que marcó épocas, fue un éxito de taquilla, fue nominada al Oscar y enervó a los sectores conservadores. Este martes habrá un homenaje y proyección en el Teatro San Martín.
Camila es un símbolo indiscutible en la cinematografía argentina por varias razones. Fue el tercer largometraje dirigido por María Luisa Bemberg después de Momentos (1981) y Señora de nadie (1982), y ya en su génesis es posible rastrear dos fechas de gran relevancia a nivel nacional. El germen que motivó a la directora a encarar este proyecto apareció el 2 de abril de 1982: acababa de estrenar su segundo film protagonizado por Luisina Brando y Rodolfo Ranni, habían ido a festejar a un restaurante con el equipo de producción y se quedaron en vela toda la noche para poder leer las críticas de los diarios al día siguiente. Los titulares daban la triste noticia del inicio de la guerra de Malvinas en primera plana y algunas críticas señalaban que las películas de Bemberg descreían del amor.
“Tenés que hacer una historia de amor, y qué mejor historia de amor que Camila”, le dijo la productora Lita Stantic. La directora ya conocía la historia de Camila O’Gorman por algunos comentarios de su amiga Graciela Borges. El rodaje de aquel proyecto comenzaría en otra fecha clave: el 10 de diciembre de 1983, cuando Argentina recuperó la democracia tras la última dictadura cívico-militar eclesiástica. A 40 años del estreno, este martes a las 18.30 se realizará un homenaje abierto al público en el hall Alfredo Alcón del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530) con la presencia de sus protagonistas y a las 20 se proyectará el legendario film en la sala Leopoldo Lugones.
Se trataba de un amor trágico al mejor estilo de Shakespeare en Romeo y Julieta, pero con una historia local basada en hechos reales y situada durante el rosismo: un amor prohibido entre Camila O’Gorman (Susú Pecoraro), una joven de cuna aristocrática, y Ladislao Gutiérrez (Imanol Arias), un sacerdote católico. Bemberg no fue la primera en retomar esa historia: Mario Gallo había filmado una versión muda en 1913 protagonizada por la actriz Blanca Podestá –aunque no se conservan copias– y Juan Batlle Planas (h) también la había recreado para la gran pantalla en El destino (1971), con Julia Dávalos en la piel de Camila y Lautaro Murúa como Ladislao. Además, la figura fue abordada desde otras disciplinas como la historia o la literatura: en Allá lejos y hace tiempo (Guillermo Enrique Hudson), en Historia de la Confederación Argentina (Adolfo Saldías), en las novelas de Enrique Molina (Una sombra donde sueña Camila O’Gorman) y Agustín Pérez Pardella (Camila), y en otras aproximaciones de autores como Félix Luna, Silvia Miguens o Marta Merkin. Nota aquí.
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