jueves, julio 17, 2025

Petit Colón

 Cafetines de Buenos Aires: la esquina que fue establo y garage de carruajes antes de convertirse en un bar inspirado en el Colón

Pasaron siete décadas entre la aparición del mayor templo cultural porteño y la de un café que, de modo natural, invitara a intercambiar sobre lo visto y oído después que baja el telón. Desde su apertura, en 1978, el Petit Colón propone eso: una experiencia que conversa y extiende la del majestuoso teatro.

El Teatro Colón se inauguró en 1908, pero tuvieron que transcurrir setenta años para que tuviera un café de cercanía que conversara con su calificada propuesta artística. Raro para una ciudad que siempre aspiró a emparejarse con las grandes capitales culturales de Occidente. “Setenta años y ningún café” podrían haber sido versos escritos por un poeta observador de los barrios porteños.

El Petit Colón abrió en 1978 en la esquina de Lavalle y Libertad. Ocupa la planta baja de un edificio construido en 1941. Casi en simultáneo con la finalización de la Diagonal Norte. Me cuenta Domingo, el encargado del Edificio Libertad, vecino del Petit Colón, que anteriormente la esquina había sido un establo y luego un garage para carruajes hasta la irrupción del automóvil.

En efecto, en una foto del año 1939 de la Colección Luis Fiori se observa la silueta de una típica construcción de guardacoches tan común en Buenos Aires entre los años 30 y 40 que se presentaban bajo el título de Gran Garaje.

También me informa Domingo que la fecha de apertura del Petit Colón coincidió con la inauguración del Mundial de Fútbol. Pero los puntos de contacto entre el café, que se concibió para ser el salón de reunión de una clase social con abono al máximo coliseo, y los aficionados a nuestro deporte más popular son muchos más. Porque en el mismo lugar donde opera el Petit Colón funcionó una agencia de Armando Automotores, la concesionaria de autos de Alberto J. Armando quien fuera presidente del Club Atlético Boca Juniors.

Domingo hace 33 años que trabaja pegado al Petit Colón. Entró a cubrir una suplencia del encargado titular en 1991 y sigue en su puesto. Más suplente que Ricardo La Volpe del Pato Fillol para el mismísimo Mundial ‘78. Durante sus primeros años en cumplimiento de la suplencia Domingo llegó a conocer a Pepe y Monte, los últimos sobrevivientes del grupo de gallegos que manejaban el café. Muchos empezaron a desprenderse de “puntitos” —como le dicen a la participación societaria— hasta que quedaron los dos mencionados. Luego uno solo mantuvo el 50 % y, finalmente, otro grupo gastronómico compró la totalidad de las acciones y tomó las riendas del negocio en 2005. Nota aquí.






0 comentarios: