Tute: "es un tema tabú, pero está tocado de manera humorística"
El autor señala, sobre su nueva creación: "me gustó la idea de que el libro tuviese un protagonista sin vida desde la página uno hasta la última página".
“Anuncié mi propia muerte. Fue una pieza que se viralizó y pasaron mil cosas graciosas, desde gente que le dio el pésame a mi hermana hasta otra que se cagaba de risa o pensaba en su propia muerte, aunque era muy obvio, porque imaginate que yo salía a decir en primer persona, a describir cómo me morí”, se ríe Tute.
El humorista gráfico acaba de lanzar Ensayo para mi muerte, su flamante novela gráfica y, además, lo hizo como autoedición, por fuera de las grandes editoriales que suelen disputarse su firma. “Quería que fuera una aventura artística / comercial / amorosa”, destaca, porque lo acompaña en el proyecto Pilar Vellon, su compañera. “Es verdad que las editoriales me consienten bastante mis caprichos, pero quería hacer un libro con la cantidad de páginas que yo quisiera, venderlo y comunicarlo como yo quisiera. Esto no sé si lo hubiera podido hacer con una editorial, pero lo fuimos paladeando tomando vino, pensando y cagándonos de risa”.
En Ensayo para mi muerte un tipo cae redondo en la calle. Un tipo a quien casi nadie puede identificar y que, en cambio, sirve de espejo para que todos los transeúntes reaccionen y se vean reflejados. Señoras que se indignan por lo indecorosa de una muerte pública, pibes que llegan con la pelota mansita (y no tanto) al pie, probables ex novias, y hasta algún amigo post-mortem. El finadito está en cada viñeta del libro, pero no es un peso muerto. “Una cosa que a mí me gusta de esta novela es que es muy graciosa, creo que de lo que hice, probablemente es lo más gracioso. Es un tema espinoso, difícil, es un tema tabú. Y sin embargo, en el libro está tocado de una manera absolutamente humorística”, desgrana el dibujante.
-¿Por qué hiciste este libro?
-Por necesidad. En realidad estaba con otro libro, una novela gráfica también pero de más largo aliento y con un estilo con más detalle. En el medio se me ocurrió esta idea del muertito, del hombrecito sin vida tendido en el piso y a partir de ahí se fue armando rápidamente un alrededor. Como si hubiera agarrado una diagonal, me fui por ahí. Me gustó la idea de que el libro tuviese un protagonista sin vida desde la página uno hasta la última página. Es decir, que el personaje central de la novela fuese alguien que ni se moviera ni hablara. Nota aquí.
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