lunes, septiembre 08, 2025

Alba Flores

 “Me sigue costando entender a qué clase social pertenecemos los Flores”

Alba Flores tenía ocho años cuando murió su padre. Treinta años después, cuenta su historia en ‘Flores para Antonio’, un documental sin tabúes. Así es ella, la actriz que saltó a la fama con ‘La casa de papel’, pero ama el teatro. La estrella antisistema. La Flores que no se dedica a cantar. Por ahora. Un verso suelto.

“Mi relación con las drogas? Mmm… La normal. O como diría mi abuela: ¡Con método!”. Ese instante de duda, la respuesta y una gran carcajada dan las primeras pistas de quién es Alba Flores (Madrid, 38 años). Es la misma que dice: “Vamos a jugar un poco, ¿no?”, y se estira el jersey tapándose la cara sin que Miguel Reveriego, autor de las fotografías de esta entrevista, se lo pida. La misma que, a continuación, atiende a las instrucciones para la siguiente pose y acepta una propuesta que ella misma modificará ligeramente, justo antes del disparo. Después, durante una pausa en la que su equipo y el de El País Semanal observan cómo está quedando la sesión de fotos, ella los espera apoyada en la pared, chasqueando los dedos. Un, dos, tres.

A ese chasquido, los flamencos lo llaman pitos y, con ellos, la actriz provoca que todos giren la cabeza hacia ella. También el fotógrafo, que acude a captarla. Alba Flores llega a la entrevista sin joyas y sin joyas se retrata. Aguanta la pose, mira de soslayo, desafiante y con su forma de mirar, más que seducir a la cámara, parece ponerle límites. Los suyos. “Hay artistas que en estas sesiones lo pasan mal porque tienen que dar una imagen que no los representa. Fotos y entrevistas no son la parte favorita de mi trabajo, pero intento hacerlo a mi manera, sentirme yo”.

Esa forma de hacer las cosas, guiando sin forzar ni molestar pero a su medida, también está en Flores para Antonio, documental dirigido por Isaki Lacuesta y Elena Molina en el que ejerce de productora creativa. La cinta se presentará en la sección oficial fuera de concurso del festival de cine de San Sebastián que arranca el 19 de septiembre y se estrenará en salas el 28 de noviembre. En la película, Alba Flores entrevista a familiares y amigos de su padre, encuentros que se intercalan con canciones del homenajeado, imágenes de archivo y vídeos caseros nunca publicados para conformar el retrato del artista que murió hace 30 años.

“Casi no recuerdo nada de esos días. Tenía ocho años y tenían que protegerme, también de la prensa. Lo que he buscado con esta película es conocer a mi padre, que le sirva a mi familia y le haga bien. También quiero que le guste al público porque aún hay gente que me para por la calle hablándome de cómo le afectó la muerte de mi padre, de quien no había nada hecho en audiovisual”. El relato de la película lo traza Alba Flores sin tabúes, un ejercicio de transparencia que le cuesta más a sus entrevistados que a ella, que quedó huérfana de padre el 30 de mayo de 1995 cuando este apareció muerto en la cabaña que se construyó junto a El Lerele, chalé familiar ubicado en la urbanización madrileña de La Moraleja. Allí murió Antonio Flores solo 15 días después que su madre, Lola Flores.

Una mezcla de drogas y alcohol acabó con una buena carrera y con una vida muy marcada por las entradas y las salidas a centros de desintoxicación. Las adicciones son un tema central en la película, pero solo Ariel Rot, exintegrante de Tequila y Los Rodríguez y amigo de Antonio Flores, lo aborda de frente ante la cámara. “La lealtad a mi padre era un impedimento para hablar claro sobre cómo vivió y lo que le pasó, pero viendo las entrevistas que dio, me di cuenta de que el límite para hablar de las drogas ya lo había puesto él y lo había puesto muy lejos. Hablaba sin tapujos y yo quería hacer lo mismo”.

El resultado es una cinta emocionante, retrato de un padre y de un artista hecho desde la mirada de una hija enamorada, sí, pero con un propósito que la trasciende. “Soy de una generación con muchos huérfanos y huérfanas de padres adictos y necesitamos relatarlo”. Alba Flores no da datos, pero el archivo del Centro de Investigaciones Sociológicas sí: el año que murió su padre la drogadicción estuvo entre los tres problemas que más preocupaban a los españoles, junto al paro y el terrorismo, y, según Proyecto Hombre, entidad dedicada a la lucha contra la drogadicción, en la década de los noventa hubo años en que murieron más de 1.700 personas debido a alguna adicción o enfermedad derivada de ella. Todas tenían entre 18 y 39 años. Antonio Flores tenía 33. Nota aquí.




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