jueves, noviembre 07, 2024

Bodega Bressia

 De visita en Bodega Bressia

En el último día de mi viaje anual a Mendoza, visité Bodega Bressia, un proyecto familiar que se ha consolidado como sinónimo de tradición, calidad y pasión en la elaboración de vinos.

Ubicada en Agrelo, hasta ahí fui para ser recibido por Mary Bressia, hija de Walter Bressia, y por el propio Walter, en una jornada donde recorrimos tanto la bodega como el nuevo espacio gastronómico, recientemente inaugurado en junio.

Una experiencia que no solo me permitió descubrir el trabajo detrás de cada etiqueta, sino también comprender la profundidad del concepto de familia que impulsa a esta bodega desde sus inicios.

Una de las primeras certezas al llegar a Bodega Bressia es el de entender el por qué del concepto de “vinos de familia”.

Una filosofía que se respira en cada rincón de la bodega. Fundada a principios de 2003, este emprendimiento comenzó como un proyecto pequeño impulsado por la vasta experiencia de Walter Bressia en la vitivinicultura nacional e internacional y con la filosofía de crear vinos exclusivos y limitados, donde cada botella refleja la dedicación y el cuidado familiar.

La decisión de construir una bodega de perfil bajo, pero con un alto compromiso con la calidad, responde a la convicción de ofrecer productos que no solo sean representativos de la familia, sino que también honren la tradición de los grandes íconos del vino.

“Cada botella es única”, comenta Walter, refiriéndose a cómo buscan que cada cosecha se distinga.

Durante la visita recorrimos las instalaciones de la bodega, un espacio en el que el foco está puesto en una elaboración con concepto minimalista, donde la intervención humana se reduce al mínimo necesario.

Barricas, tanques de acero y hasta huevos de PVC se dejan ver en una bodega en la que, por gusto y filosofía del propio Walter, no hay lugar para el concreto.

Ediliciamente Bodega Bressia tiene tres cavas: La Cava Profundo, dedicada a los fudres, es un espacio imponente que rinde homenaje a una de las primeras y más icónicas etiquetas de la bodega, el Profundo. La Cava del Ángel, por otro lado, alberga los tintos de guarda y alta gama, mientras que la cava Lágrima Canela está destinada a los blancos, un espacio que simboliza la delicadeza y precisión que requiere este tipo de vino. Nota aquí.





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