«Yo vivo de la música y no pido más»
El cantautor ferrolano actuará el próximo sábado 14 de diciembre en el Palacio de la Ópera
El ferrolano Andrés Suárez sabe lo que empezar en la música desde abajo. Arrancó tocando en pequeños locales de su ciudad y poco a poco fue creciendo hasta llenar grandes recintos, aunque siempre valorando esos lugares que le dieron a conocer y el contacto directo con su público. El artista presenta su último trabajo, Viaje de Vida y Vuelta, el próximo sábado 14 a las 20.30 horas en el Palacio de la Ópera dentro del ciclo A Coruña Live Xperience de CaixaBank.
Cuenta que en su último disco tiene un sentimiento más optimista. ¿A qué se debe este cambio?
Vengo de una etapa de canciones puras de desamor. Yo pasé una depresión que me llevó a escribir Cuando vuelva la marea, Moraima, o Mi pequeña historia, son discos que a la gente le gusta, pero que a mí me cuesta recordar porque yo estaba jodidísimo. El confinamiento domiciliario lo pasé solo. Soy hijo de enfermera y hermano de neumóloga, veía y oía el infierno. Si te paso el primer disco que escribí, eso era un drama. Estoy orgulloso de haberlo tirado a la basura y haber escrito un reggae para una amiga que tiene párkinson, haber escrito un rock and roll para mis padres, haber escrito Por no decir tu nombre, que es una coña a los haters. Estoy muy orgulloso de haber luchado por ese optimismo y de haber hecho un disco distinto.
Hablando de optimismo, ¿cuál es su idea de felicidad perfecta?
Yo vivo de la música y no pido más. Voy a cantar el 14 de diciembre en el Palacio de la Ópera y quedan muy pocas entradas, como para estar pidiéndole más a la vida. Lo que estoy haciendo me hace muy feliz.
Por contra, ¿qué le pone triste?
Desde el 2020 hay más festivales que nunca, hay más bolos que nunca, hay 2.000 conciertos en verano. Creo que buscamos un sustitutivo de una realidad que nos defraudo a todos. Tú te metes en Twitter y no hay más que hostias, no hay más que gritos y la peña cabreada. Estamos hablando de una posible Guerra Mundial. ¿Qué me duele? Me duele que la política separe familias a amigos. Me duele esta suerte de tensión y nerviosismo que no puedo descifrarte porque ni soy psicólogo, ni soy sociólogo, ni soy psiquiatra. Hace poco estuve en una isla y el dueño del restaurante se acercó a mí y me dijo «Andrés, vente conmigo a la terraza y dime si ves a alguien sonreír». Gente de vacaciones con sus hijos en una playa de película y estaban cabreados.
Contaba que ha tocado en el Metro en Madrid o en garitos en Ferrol. ¿Cómo recuerda aquella etapa?
Con demasiado cariño, es más, estoy volviendo a ella. Yo le pedí a mi oficina ir a cantar a Café Teatro de Baeza o en Café Libertad 8 de Madrid, lugares donde entran 80 o 150 personas. Parece que en la sociedad actual o en la industria musical es algo peyorativo. Si tú no sabes lo que es cantar para 50 personas, no tienes ni idea de qué va este negocio. Cuando se llenó el primer Café Libertad lloré dos horas. Este domingo, en Baeza, a las diez de la noche, venía gente de Ciudad Real o de Murcia en coche. Pagaron la entrada, vinieron a verme, esperaron al saludo y la firma de después, pillaron su coche y se fueron sin dormir al curro el lunes. ¿Cuántos millones de euros vale eso? Yo no estoy en contra del progreso y la tecnología, pero, si te fijas, en el mundo de la música estamos todo el día hablando de algoritmos, de números y de likes. Vete a un bar a cantar y olvídate de todo. Nota aquí.
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