sábado, abril 25, 2020

Rodolfo Serrano

Un poema de libros y encierro
Este silencio limpio que asusta hasta a los pájaros,
la soledad de un mundo que es enemigo ahora,
y este recuerdo absurdo de lo que nunca fuimos,
me arrastra por la casa y me deshace el pecho.
Pero pienso que éste puede ser el momento
de buscarnos los dos, como si fuera entonces,
en las mismas esquinas y en los bares de siempre
Y dormir en las páginas de los libros dorados.
Y por eso seremos esta noche gavieros
con Maqrol. Y en un puerto misterioso y lejano
nos hablará de barcos y de navegaciones
en aguas que no existen en las cartas marinas.
Hablaremos de mares y de lejanas islas,
del barco de vapor en el que Marlow busca
el corazón salvaje de un Kurtz enloquecido
en la oscura tiniebla de aquel río de sangre.
Y soñaremos, luego, cuando en el cielo brille
el Marte de Burroughs, en la princesa Dejah
que aún espera a John Cárter en las arenas muertas,
de un planeta que muere silencioso y desierto.
Esta noche de nadie iremos a Lisboa.
Con Pessoa entraremos en los cafés oscuros,
mientras llueve en las calles y el mar suena muy lejos,
tan lejos de nosotros como estamos ahora.
Después, dormir en paz en la cama sin nadie,
aferrado a la piel de todas tus ausencias.
Dejemos que la vida nos revuelva los nombres
y junte nuestros cuerpos en la misma mentira.


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