Llegué hasta tu orilla un día
sin apenas conocerte.
Fue llegar y fue quererte
sumergido en la armonía
de tu inmensa poesía.
Hoy paseo tus senderos
y tus versos, asideros
son siempre de mi tristeza,
pues curan con su belleza
todos mis males enteros...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Mayusta.
0 comentarios:
Publicar un comentario