(AMANECIENDO)
Somos corazas
hasta que el calor de la piel
nos incendia.
Entonces,
sólo entonces,
desnudos,
podemos ser tú y yo de verdad.
Fluyendo.
Enganchados.
Ahora.
Sin contemplar el horizonte
ni siquiera
para admirar el amanecer
de nuestros cuerpos extasiados.
Aida López Distraída
0 comentarios:
Publicar un comentario