El olvido
Y ¿qué dirás de mí cuando el olvido,
lo mismo que un vencejo en la tormenta,
vuele lejos de mí, se estrelle contra
el cristal que separa vida y sueño?
No sé si buscarás en tus recuerdos
esa angustia de lunes que ahora mismo
persigue por mis venas y mi sangre
este espacio de sombras que me cubre.
No sé qué harás entonces. Tal vez vayas
a buscarme a la esquina donde estuve,
al oscuro rincón donde, entre polvo,
se mueren esos días que un día fueron.
Y yo ya no estaré. No seré nada.
Sólo un perfil, un nombre, ese destello
que se apaga de pronto y que nos deja
esta desolación de lo perdido.
Huir y para siempre de este tiempo,
y dejarse caer por el abismo,
hasta el olvido siempre, hasta el olvido
de esta vida sin luz, mortal y fría.
Mi mundo ya se fue. Ahora estoy solo.
Y nada espero ya. Salvo el olvido.
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