Una parte de ti
Lávese usted sus partes,
te dice la auxiliar de enfermería.
Misericordes sus manos,
te bañan
el cuerpo destrozado
-y no es una metáfora-,
acarician los negros costurones,
humildes, blandas de agua,
besan tu piel marchita
en este cruel combate
contra el tiempo del último reloj.
Tus pedazos, tus partes.
Nunca hubo
mejor definición
de ese espacio más íntimo
derrotado y herido.
Esa pequeña parte
de humanidad que aguanta
y resiste a los golpes,
al desastre y la sangre,
(Al menos, de momento).
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