Las hermanas Pescarmona, tercera generación al frente de una bodega exitosa
Sofía y Lucila Pescarmona llevan adelante la propuesta de la histórica bodega Lagarde, donde conservan intacta la casona de adobe que levantaron sus abuelos y atesoran dos estrellas Michelin.
Se llevan 10 años, viven a 5 horas de diferencia y a más de 9.600 kilómetros de distancia. Sin embargo, las hermanas Sofía y Lucila Pescarmona encontraron la manera de achicar brechas. Ambas están a cargo de la bodega Lagarde, los restaurantes Fogón y Zonda y las actividades comerciales y turísticas en torno a los viñedos familiares. Sofía, la mayor, opera como CEO de la empresa desde Mendoza, en el corazón de la ex casona patronal de Mayor Drummond, en Luján de Cuyo. Lucila sigue de cerca la estrategia de marketing y el mercado externo desde San Francisco, donde el desajuste horario, confiesa, se le hace cuesta arriba.
Aunque nacieron en Buenos Aires, vivieron y estudiaron en Estados Unidos, Mendoza siempre ocupó un lugarcito especial en el corazón de las hermanas. Sobre todo, el parque, las vides y los jardines que cuidaba la abuela Anita. “Tengo el recuerdo intacto de la familia enorme, jugando entre olivos y frutales con los primos”, dicen las hermanas Pescarmona, hijas de Enrique Pescarmona, icónico empresario de la industria pesada, que compró la bodega en 1970 para impulsar la producción de los viñedos centenarios de la zona que ahora produce cepas y varietales de calidad en más de 300 hectáreas.
Cada vez que Lucila aterriza en este terroir familiar, no pierde oportunidad de recorrer los distintos terruños de Luján de Cuyo (Agrelo, Mayor Drummond, Perdriel) y el Valle de Uco (Vista Flores, Gualtallary) para empaparse de los avances y refrescar la memoria emotiva. “La abuela tenía calendarizadas las cosechas de sus pomelos gigantes, blancos y de cáscara gruesa. No se perdía un otoño sin preparar dulces y cascaritas”, recuerda. Y Sofía agrega: “Tomates, cerezas, higos y damascos. Castañas, nueces y aceitunas. Para la abuela todo pasaba por la comida, nos quedaron aromas y sabores grabados a fuego”, señala.
De esos veranos de juegos y frutas frescas, de arboledas añejas y naturaleza sin filtros les quedó el gustito por la reunión y la sobremesa. Así nació el concepto de “cocina de paisaje”, que esta tercera generación despliega en los restaurantes Zonda (galardonado con una estrella Michelin), donde se pone en valor la materia prima mendocina. Y, por otro lado, Fogón (mención Michelin 2024), el restaurante ubicado en el pulmón de la finca, que rinde homenaje a las técnicas de la cocina con fuego en todas sus variantes: chapa, rescoldo, asador, llamas, horno. Aquí la mayoría de los vegetales llegan frescos de la huerta que Sofía y Lucila conocen de memoria.
“Nos interesa que la gente le dedique tiempo a la experiencia. Por eso vamos a instalar una gran mesa bajo los árboles, para 22 comensales, con la misión de subrayar el espíritu que queremos lograr: sin establecer tiempos máximos de estadía ni promover la rotación de comensales. Que los visitantes se pasen toda la tarde en el parque y se queden todo lo que deseen es lo que más nos interesa. Que nadie se sienta apurado”, apuntan. Nota aquí.
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