sábado, septiembre 27, 2025

Woody Allen

 “Mientras haya libertad de expresión habrá humor”

El cineasta debuta a los 89 años como novelista con ‘¿Qué pasa con Baum?’

En ¿Qué pasa con Baum? (Alianza), el debut como novelista de Woody Allen a los 89 años, se respira el mismo aire que en sus películas: las calles de Manhattan, la visita a los museos, a las librerías y al bar del Hotel Carlyle, las canciones de Cole Porter, los enredos amorosos, y un neurótico protagonista judío. Tampoco faltan los guiños a algunos episodios de la propia biografía del célebre cineasta, cuya inmensa popularidad y reconocimiento han dado paso en la última década al señalamiento y rechazo por una parte del público, especialmente en Estados Unidos.

En su novela, la tercera mujer de Asher Baum, el escritor cincuentón protagonista, procede de una notable familia de Los Ángeles; consigue convencerle para vivir en Connecticut, un lugar que él, orgulloso urbanita neoyorquino, detesta; y, además, la bella Connie tiene absoluta pasión por su hijo sabelotodo y mimado, con quien el personaje del novelista rivaliza. Por si esto fuera poco, a Baum le acecha una acusación de acoso por parte de una periodista en pleno fragor del Me Too y, ante las posibles protestas de los empleados del sello donde publica, parece que se queda sin editor. Los ecos de la novela remiten a Mia Farrow, dos de sus hijos (Fletcher Previn y Ronan Farrow), también a la polémica retirada del volumen de memorias de Allen A propósito de nada (Alianza, 2020) por parte del grupo Hachette, tras la protesta de los trabajadores. Pero en ¿Qué pasa con Baum? el tono cómico prevalece. Allen, director de 50 películas y autor de innumerables monólogos y piezas cómicas desde su adolescencia, parece más interesado en hacer chistes que en saldar cuentas. Responde a esta entrevista por videoconferencia y le acompaña su asistente, que se encuentra en la habitación junto a él, pero fuera del tiro de cámara.

Pregunta. ¿Cómo llegó a esta novela? ¿Pensó esta historia en otro formato?

Respuesta. Sí, la pensé como una película o una obra, pero todo resultaba incómodo porque tenía que encontrar el dinero, mantener reuniones, conseguir un actor y luego ir a algún sitio y dirigirlo. Si hacía una novela no sería caro y siempre me ha gustado escribir prosa, algo que he hecho toda mi vida. Decidí hacerlo así y disfrutarlo.

P. El protagonista se pregunta si hay alguien dispuesto a escucharle con “consideración y empatía”. ¿Comparte esa duda? Recientemente, su participación en el festival de cine de Rusia fue muy polémica.

R. Realmente no le he dado mucha importancia. No viajé allí, participé por videoconferencia en un debate después de ver una película. Es muy importante que la gente de buena voluntad, artistas y público, se comunique y hable. No nos bombardeamos ni disparamos, hablamos de arte, no había ningún propósito…Nota aquí.



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