Enrique Bunbury en Ferro: un león de escenario
A dos años de su última visita, el artista zaragozano presentó las canciones de "Cuentas pendientes", revisitó pasajes de su carrera solista y regaló dos canciones de Héroes del Silencio.
Cuando se acercaba a la mitad de su show, en una de las pocas peroratas que encaró, Enrique Bunbury, al percatarse del trato que le estaba dando la seguridad del evento al público, ironizó con que detrás de sus camperas llevaran inscrita la palabra “prevención”. Y además añadió: “Recordemos que esto es un concierto, que aquí nadie es un delincuente y que no estamos hablando de políticos ni de empresarios. Somos gente aficionada a la música. No se preocupen, relájense”. En la noche del sábado, en el estadio del club Ferro Carril Oeste, el músico español no sólo se reencontró con el público argentino, a dos años de su último paso por la ciudad, sino que también decidió finiquitar en Buenos Aires el Huracán Ambulante Tour, que arrancó en junio pasado en Querétaro (México).
Además, fue el primer recital que el ex Héroes del Silencio llevó a cabo en un estadio local, por lo que temía, según le confesó en una entrevista a este diario, que el frío le jugara una mala pasada, a razón de lo traicionero e inestable que suele ser septiembre en su corolario. Vale la pena recordar que en 2021 el artista se retiró temporalmente de los escenarios luego de que sus cuerdas vocales se vieran afectadas sin razón aparente. Hasta que se descubrió que tanto la tos como la irritación de garganta que padecía eran a causa del líquido que emanan las máquinas de humo que se usan en los espectáculos musicales. Sin embargo, seguramente nunca supuso, ni en sus temores más remotos, que su suerte iba a estar en manos de la garúa arrabalera, lo que hizo todavía más épico este desenlace.
Bunbury retornó al trote de las giras con su último álbum, Cuentas pendientes, publicado en abril y que lo conectó nuevamente con la música popular latinoamericana. Esta vez en plan de compositor. Antes flirteó con ella hurgando en su caudaloso cancionero, de lo que dan testimonio los discos Licenciado Cantinas (2011) o Hijos del pueblo (2015), junto a Andrés Calamaro. Aunque los primeros antecedentes de esta aproximación se remontan a sus discos Pequeño (1999), Flamingos (2002) y El viaje a ninguna parte (2004), para los que armó El Huracán Ambulante. Más que un grupo, era lo más parecido a un cabaret itinerante (la puesta en escena, con esos telones bordó, respaldó la idea), con una destreza sin igual para abarcar la música de raíz, por lo que lo resucitó para esta ocasión, tras 20 años de su disolución. Nota aquí.
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