domingo, septiembre 28, 2025

Caffé Tabac

 Cafetines de Buenos Aires: la esquina en la que Eloy Martínez supo el destino del cuerpo de Evita, y una trama regada de coroneles

Ubicado en Avenida del Libertador y Coronel Díaz, el Caffé Tabac abrió sus puertas en 1968. Vecinos ilustres, empresarios exitosos, personalidades de la farándula y deportistas se sentaron en sus mesas, así como un amplio abanico de políticos, algunos de oscuro paso por la función pública, como los que protagonizan esta historia.

Hoy, en “Domingo de Superacción”, les traigo una de coroneles. Paso a contarles la historia del Caffé Tabac, la elegante cafetería de Avenida del Libertador 2300 esquina —y cómo no— Coronel Díaz.

El Tabac abrió sus puertas en 1968. Sus primitivos dueños le pusieron ese nombre porque, anteriormente, en el lugar se vendía tabaco. Y el italianismo caffé correspondía al país de origen de su principal socio accionario, un reconocido empresario gastronómico que controlaba otras importantes esquinas en la ciudad como, por ejemplo, la Confitería El Águila o el Imperio de la Pizza. El Caffé Tabac no tardó en consolidarse como lugar de encuentro. Vecinos ilustres, empresarios exitosos, personalidades de la farándula y deportistas consagrados lo frecuentaban. Sin embargo, tuvo un tropiezo y cerró sus puertas en 2013. “Aquel de ustedes que esté libre de un fracaso, que abra su primer café”, reza el evangelio cafetero porteño. El local estuvo un año y medio sin funcionar. Hasta que, en 2015, reabrió con nuevos socios.

“Acá no hay grietas”, dice Mariano Giménez, gerente del Caffé Tabac. El comentario viene a cuento del amplio abanico de políticos que ocupan sus mesas. Algunos de oscuro paso por la función pública. Pero, como anuncié al inicio, hoy la historia la escriben coroneles.

Una fría noche de invierno de 1989, el escritor y periodista Tomás Eloy Martínez acudió a una cita en el Caffé Tabac. Fue a reunirse con el coronel Héctor Cabanillas, quien le había dejado un sugestivo llamado en su teléfono particular. El coronel Cabanillas había sido Jefe de Inteligencia del Estado (SIDE) durante el gobierno provisional del General Pedro Eugenio Aramburu. En su legajo secreto constaban dos misiones de extrema complejidad. La primera, una orden recibida del por entonces presidente de facto. Lo designó para encargarse de los restos de Eva Perón. El encargo incluyó sacarlos del país bajo una identidad falsa. En la reunión confidencial en el Tabac el coronel Cabanillas entregó toda la documentación respaldatoria del derrotero del cadáver de la Abanderada de los Humildes. Papeles, fotos y expedientes que, posteriormente, le sirvieron de relato vertebral para la escritura de la novela Santa Evita.

El segundo coronel que viene a cuento fue el siniestro Carlos Eugenio Moori Koenig, quien había oficiado como edecán de la primera dama Eva Perón durante sus últimos meses de vida. En verdad, había sido puesto en ese lugar como espía para informar a los jefes del Ejército la evolución de la enfermedad en Evita. Pero fue en noviembre de 1955, un par de meses después del derrocamiento del presidente Perón, cuando el coronel Koenig se reencontró con Eva —o sea, con el cadáver embalsamado— para comenzar una espantosa custodia personal a partir del secuestro del féretro que reposaba en la CGT.

Se puede sumar un tercer coronel a la historia. El mismísimo Juan Domingo Perón. ¿Por qué lo digo? Porque ese era su rango militar cuando conoció a la joven actriz Eva Duarte. Pero volvamos al coronel Héctor Cabanillas para refrescar cuál fue la segunda de las misiones límites que le tocó cumplir. En 1971, bajo la presidencia de facto de Alejandro Agustín Lanusse, Cabanillas fue nuevamente convocado por las autoridades del Ejército. En este caso para restituir el cuerpo de Evita al expresidente Perón en su casa de Puerta de Hierro, Madrid.

Todo este relato, propio de un casino de oficiales, escuchó Tomás Eloy Martínez en una mesa del Tabac. ¿Entienden ahora por qué anuncié “una de coroneles”? ¿Acaso fueron estos los únicos? Claro que no, pero antes continúo con la descripción del lugar. Nota aquí.





0 comentarios: