NOMBRARTE
Sin guirnaldas ni bienvenidas.
Sin la música que anuncie esta luz esperanzada.
Sin el agua luminosa que acompaña al sendero.
Qué difícil es nombrarte sin reflejar la alegría.
Sin pronunciar cada letra.
Cada latido latente.
Habitando un lugar destemplado.
Una alborada a destiempo.
Un abismo silencioso,
allí, donde llora el mar.
Qué difícil es nombrarte sin ese azul puro.
Sin la inocencia de los versos agazapados entre máscaras.
Sin la ternura de la distancia que tiembla en la tierra leve.
Qué difícil es nombrarte sin el orden de las cosas.
En la hiel de la tristeza.
En el vértigo enraizado.
Y nombrarte, así,
dulcemente.
Sin aspavientos.
Para que al fin,
puedan entender que este corazón deshojado,
fue antaño, una vez,
muerte, huida y desierto.

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