sábado, octubre 25, 2025

Parrilla Peña

 Era mozo y se animó a abrir una parrilla que ya es un clásico

Hace 42 años, Ricardo Martínez creó el local que hoy, en manos de su sobrino, sigue vigente

l cartel está encendido y el fuego también. “Parrilla Peña” dice la marquesina. La placa fundacional de bronce que informa “Restaurante y Despacho de bebidas” arroja la primera pista: este sitio está en el mismo lugar (Rodríguez Peña 682) desde hace mucho. La fecha exacta: el 7 de julio de 1983. “Somos un ícono del centro porteño porque llevamos 42 años haciendo lo mismo, siempre de la misma manera: carne bien hecha”, sostiene Nicolás Spagnolo, sobrino del fundador. Son las 19.30 y el salón de planta baja está casi completo. Se escucha inglés, francés y portugués. “Amigo”, llama un jóven extranjero al mozo para pedirle otra botella de tinto.

Las mesas están juntas y eso aporta familiaridad, en lugar de molestar es un detalle que hace a la mística: los turistas aprovechan que las distancias se acortan para conversar con los locales. “Antes de la pandemia, venía muchísima gente de Tribunales, pero con el teletrabajo ese público se perdió bastante, y empezaron a llegar los extranjeros”, revive Nicolás, que hoy está a cargo de la parrilla junto a su hermano, Hernán. Por eso, hace cinco años pusieron la guía de cortes argentinos en el menú (impreso y plastificado, por supuesto), que también, claro, está en inglés. Eso sí: aquí no se hacen reservas. Todo es como era antes.

-Nicolás, ¿por qué siguen vigentes después de cuatro décadas?

-Es un boliche sencillo, tranquilo, se come bien. Apuntamos todo a la carne. Seguimos abiertos a base de esfuerzo y disciplina, no hay otra. Estamos acá hace 42 años, de 5.30 de la mañana a 1.30 de la madrugada, luchándola todos los días.

-¿Cómo es hoy el equipo que lleva adelante este clásico porteño?

-Mi hermano, Hernán, es la cabeza administrativa. Está a la mañana con los proveedores. Llega solo, bien temprano, y luego a las siete vienen los chicos de cocina y ya reciben los pedidos. Este es el ritmo de laburo de Parrilla Peña desde hace más de 40 años. Esta cultura del trabajo la empezó mi tío y la inculcó él...

-Contanos de él, Ricardo Martínez, ¿cómo creó este lugar?

-Él era mozo de Bachín, que estaba a unas cuadras de acá. Le daba de comer al contador del restaurante, que un día le reveló a él y a su compañero, Cesar Páez, que iban a cerrar. Entonces, los dos camareros, que habían trabajado ahí un montón de años, empiezan a buscar local. Se iban a quedar sin laburo, así que se animaron a dar los pasos para ser propietarios. Cuando cerró Bachín, a la semana abrieron acá.

-¿Siempre les fue bien?

-No, en este país tenés una crisis cada 10 años que te cambia todo. Pero tratamos de ser ordenados como para que en esos momentos, podamos seguir.

-¿Ricardo no tuvo hijos?

-No. Por eso mi hermano y yo estuvimos siempre involucrados. Hernán cumple 50, yo tengo 45: cuando inauguró la parrilla yo tenía 3 años.

-¿Y desde los cuatro te sentabas en la barra?

-Sí, mi tío me traía los sábados, para que no me aburriera me sentaba ahí, miraba todo y comía. Me mandaba luego a una heladería acá a una cuadra. Cuando volvía ya habían baldeado y me llevaba de nuevo a mi casa, vivíamos en Mataderos. Adelante estábamos nosotros con mi mamá y mi hermano; y en el fondo, él. Ricardo era el hermano de mi madre, teníamos una relación muy cercana, más allá del restaurante. Era como mi papá. Acá me tenía zumbando. Nota aquí.








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