“¡Qué se ponga!”: la increíble historia de Gila, el genial humorista que fue fusilado y convirtió sus penurias en risas
Lanzaba esa frase con el tubo del teléfono pegado a su oreja. Así empezaba su rutina el cómico español que murió hace 20 años. Narraba historias en las que él era siempre el antihéroe, enhebraba un chiste tras otro mientras mostraba los absurdos de la sociedad y de la guerra. Ingenioso y mordaz, transformó su difícil vida en gags que hicieron reír a España y América.
Miguel Gila, el gran cómico español, murió hace veinte años. Sin embargo, lo fusilaron en 1938 durante la Guerra Civil Española. Una cuadrilla de soldados franquistas borrachos hizo formar a él y a otros trece en un descampado. Les hizo sacarse los abrigos y las botas, y le quitaron todos los objetos de valor. Luego los dejaron esperando un rato mientras fueron a saquear una casa vecina. La dueña de casa los recibió al grito de ¡Viva Franco!, pero no le sirvió de nadie. Le sacaron todo y la violaron.
Después volvieron a los catroce que habían detenido. Alguien dio la orden de fuego y los cuerpos fueron cayendo, y amontonándose unos sobre otros. Nadie creyó que el tiro de gracia fuera necesario. Los soldados siguieron su camino. Gila esperó varios minutos hasta moverse. Al principio no sabía si ese estado en el que se encontraba -la incertidumbre, el silencio, la oscuridad, la ausencia del dolor- era la muerte. Tardó en reconocer que no habían impactado balas en su cuerpo. La sangre que caía sobre su cara era la de sus compañeros. Nota aquí.
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