Nunca supo
Nunca sabrás que en las noches más negras
te escribí yo los versos de Neruda más tristes.
Ni que en los viejos trenes te esperaba y buscaba
por oscuros andenes y frías estaciones.
No sabrás que era el mismo que en las barras brindaba
por tu nombre maldito. Y fumé tu recuerdo
en las amanecidas de resacas y olvido
-la ciudad se lavaba sus pecados nocturnos-.
No sabrás que maldije en las calles tu nombre,
que recorrí autopistas y dormí en los moteles
más infames del mundo, y en la cama revuelta
no encontré ningún cuerpo que salvara mi alma.
Y ahora que nadie me persigue los sueños
y tengo pesadillas sobre un futuro incierto,
te convoco yo ahora, mi carne recordada,
y te escribo estos versos aunque nunca los leas.
(Esta noche, en el cielo, relucen tus estrellas)
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