EL DÍA
Sé que por la mañana me dolerá hasta el alma
igual que si llevara el mundo entero a cuestas,
que tendré los pies fríos,
que odiaré los espejos,
que tendré por delante un desierto infinito.
Pero al atardecer se hará el milagro
cuando el cielo se ponga su vestido de luces
pueden cambiar las tornas, pues si ese cielo existe
cómo no va a existir la vida eterna,
quiero decir la vida por estrenar de nuevo.
Cosas más raras pasan.
Volveré a renacer de mis cenizas,
perderé la cabeza y la vergüenza,
aparcaré en la orilla la edad y los fracasos,
me arrancaré los miedos, me pintaré los labios
con el mismo color que pinta el cielo.
Con la esperanza intacta me marcharé a la calle.
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