Calle de Calatrava: uno de los rincones con más personalidad de La Latina
La calle de Calatrava ha sabido reinventarse. Los comercios tradicionales y las viviendas de personajes ilustres han dado paso a modernas tabernas. Una de las calles más animadas y con más personalidad de La Latina.
La calle de Calatrava está situada entre la calle de Toledo y la Plaza de San Francisco. En el siglo XIX, el tramo comprendido entre la Carrera de San Francisco y la calle del Ángel se denominaba calle de San Francisco. Posteriormente se la llamó calle de los Santos y en 1932 todo el tramo pasa a ser conocida como calle de Calatrava. A pesar del continuo cambio de nomenclatura, algo ha permanecido invariable con el paso de los años. Estamos en uno de los lugares más animados y con más personalidad del madrileño barrio de La Latina, donde las antiguas tabernas han dado paso a los locales más modernos.
Un pasado ilustre
En la calle de Calatrava tuvo su casa Moisés Romano, uno de los personajes más influyentes de la corte de Enrique II, en la segunda mitad del siglo XIV. De origen judío, Romano fue contador mayor del reino de Castilla y amigo personal del rey. Hizo una inconmensurable fortuna prestando grandes sumas de dinero.
Después que los judíos fueron expulsados por los Reyes Católicos, la finca pasó a manos de don Luis Monroy de Calatrava, quien construyó, entre otras casas, la suya propia. La vivienda era famosa por su oratorio privado, en el que guardaba una imagen de un Cristo muy venerada.
Otros vecinos destacados
Al morir don Luis Monroy de Calatrava dejó su casa al convento de Maravillas, donde una de sus sobrinas era monja. La imagen del Cristo estuvo expuesta durante algún tiempo en el número 10 de la calle de Calatrava, a la entrada de la fuera vivienda de don Luis. Sin embargo, en 1820 la casa fue expropiada y vendida. La señora que la compró mantuvo el oratorio, pero llevó la imagen a la capilla de San Isidro de la parroquia de San Andrés. Nota aquí.
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