miércoles, marzo 15, 2023

Joaquín Sabina

 Joaquín Sabina en Argentina: una voz amplificada que desplegó una antología musical con sabor a despedida

En Villa Crespo, la noche del domingo vibró en el Movistar Arena con una síntesis temporal de la carrera del artista andaluz. Con más garra que técnica, del cantante de 74 años, la instrumentación quedó opacada bajo el alto volumen vocal. La gira “Contra todo pronóstico” continúa con cinco fechas en Capital Federal y dos conciertos en el interior del país

Ocupen su localidad y presten todos atención / A punto está de levantarse el telón. Ese fragmento del tema Ocupen su localidad, que abría el disco Ruleta Rusa, casi cuatro décadas atrás, inauguró el show de Joaquín Sabina en Ferro, allá por octubre de 1993 y, un año después, encendería motores en el primer Gran Rex del cantautor andaluz.

Este podría ser el inicio de una crónica sabinera de los años ‘80 que se ajustó a la de este domingo por la noche en el Movistar Arena. ¿Por qué? Contra todo pronóstico (tal cual se intitula la gira que lo hizo aterrizar una vez más por Argentina y continúa el 15, 21, 23, 25 y 27 de marzo en el recinto de Villa Crespo, y el 18/3 en el Estadio Mario Alberto Kempes, de Córdoba, cerrando el recorrido nacional en Rosario el 29/3) fue una síntesis musical de la historia sabinera.

El concierto arrancó temporalmente en el año 1985 (vaya paradoja, parte del título de la película que anoche quedó en la antesala de la gloria de los Oscar) con la canción Cuando era más joven, de aquel primigenio Juez y Parte, grabado junto al grupo Viceversa, que eyectó a Sabina del modo solitario de trovador dyliano para meterlo de lleno en el contexto de frontman de una banda completa.

Imágenes de un barbado Sabina de mediados de los años ochenta, reproducidos en una tira de coloridos negativos fotográficos, junto a escenas animadas de estaciones de trenes y sus ferrocarriles enrojecidos (que adornaron una escueta puesta en escena de sillas, mesas y un taburete, en el cual Joaquín anidó su estampa qujotesca) sirvieron para que la nostalgia y el peso de la leyenda surta rápido efecto entre los presentes.

La locomotora de hits, que el Flaco de Ubeda reunió a sus 74 años (y con 45 como letrista y compositor) vibró en su voz por cada rincón el Movistar Arena, el recinto que técnicamente mejor responde a la exigencia sonora de recitales masivos. Pero como la voz de Joaquín -malgastada por décadas de excesos y el lógico paso del tiempo- necesitaba ser protagonista de la noche, se la amplificó a un volumen tal que opacó al resto de la banda. Debía ser “su” velada. Y la de nadie más.

El dueño del tono, más grueso y quebrado que nunca, enfundado en un saco a rayas blanco y negro junto al eterno sombrero bombín claro, declamó: “Qué ganas tenía de volver a mi Buenos Aires querido, porque las historias de amor no se explican con la cabeza, se sienten con el corazón”, comentó Sabina ante el rugido del público más fiel que tiene en el mundo. Nota aquí.







0 comentarios: