EL DE DESPUÉS
Cuando apagó el cigarro se dijo que era el último
como lo fue el abrazo con que se despidieron
después de que pisara contra el suelo
la diminuta luz agonizante.
Con el humo se fueron los besos, las promesas,
la lluvia que mojaba la memoria
de las gloriosas noches del amor hecho carne,
el que enjuga el dolor en el abrazo,
el que ahoga en gemidos la tristeza,
el que funde en saliva los sollozos
y los cambia en sonrisas, pero sabe
que la vida no acaba entre las sábanas,
que mañana de nuevo se echarán a la calle
para enseñar los dientes al futuro,
disimulando el miedo, las derrotas,
maquillando de luz las cicatrices.
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