El Padrino
"La vida es un ataque intermitente y saber, o al menos intuir, quién está dispuesto a cubrirte la espalda y quiénes cobrarán por traicionarte"
Hace cincuenta años se estrenó ‘El Padrino’ y hoy parece difícil valorar la vida anterior a Michael Corleone. Antes de Vito y Fredo. Antes de nunca dejes que los demás sepan lo que piensas, antes de no es personal, solo negocio. Antes de ese frío diciembre en Nueva York, cuando Michael aún cree que puede salvarse y pasea con Kate mirando los escaparates de Times Square, buscando regalos de Navidad, y descubre en la portada de un diario vespertino que acaban de atentar contra su padre. Antes de Santino Corleone y de su muerte, ametrallado en un peaje, tras caer en la trampa. Mira cómo han dejado a hijo, dirá el Padrino en la funeraria. Después vendrán más escenas no solo icónicas, sino interiorizadas en quienes hemos atravesado su mundo: ese otoño inhóspito de Michael en la mansión vacía, su crepúsculo poético en el lago Tahoe, cuando comprende que el precio de sobrevivir era quedarse solo. Vito Corleone con la boca llena de algodones, muriendo entre naranjas mientras su nieto le sigue rociando con agua, pensando que su abuelo ha caído jugando. Nota aquí.
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