jueves, abril 18, 2024

Raúl Soldi

 El café “oculto” en Recoleta que tiene un inmenso mural de Soldi, el artista que pintó la cúpula del Teatro Colón

El restaurante Croque Madame en el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires guarda un secreto artístico: un monumental mural de Raúl Soldi, una joya desconocida para muchos.

“Cuando la gente entra y ve el mural, queda impactada”, asegura Rodrigo Contreras, el empresario gastronómico encargado de la sucursal de Croque Madame ubicada en el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires. A pesar de que ya lleva unos meses abierta al público, esta sede del icónico restaurante que marcó tendencia desde el Museo de Arte Decorativo, todavía sigue siendo una especie de secreto que atesora una verdadera joya artística: un inmenso mural de Raúl Soldi y un tapiz del mismo autor. Acá es posible disfrutar de un café mientras se desmenuza un lienzo de 12 metros de largo y casi cuatro metros de alto que Soldi le donó al Colegio en 1972 y que tiene una historia fascinante detrás.

Pero antes de llegar a ese punto, es necesario hacer un breve recorrido. No es casualidad que Croque Madame terminara habitando este salón que, hasta septiembre de 2023, estuvo destinado a ser disfrutado sólo por los miembros del Colegio de Escribanos. Tampoco es casualidad que el primer Croque Madame, abierto en 2005, estuviera justo enfrente de este mismo edificio. Desde entonces, entre ambos espacios hubo una suerte de afluencia común: escribanos que cruzaban hasta el restaurante para comer o tomar un café y también propuestas cruzadas para que Pablo Campos, fundador de Croque, abriera allí una sucursal en el segundo piso. “El problema era que hasta hace poco, no querían evaluar la posibilidad que entre público desde la calle y era un lugar destinado sólo para escribanos y empleados de la entidad”, cuenta Campos.

Durante 2023, 18 años después del inicio de estas idas y vueltas, el acuerdo fue tomando forma. Campos supo que, finalmente, las autoridades del Colegio estaban dispuestas a negociar. Luego de un par de reuniones, llegaron a un acuerdo. Lo que el dueño de Croque Madame todavía no sabía era que, entre los salones de puertas cerradas, descansaba semejante tesoro. “Cuando empezamos a recorrer el lugar, iban abriendo puertas de salones hasta que abrieron la que tiene un cartel que dice ‘Salón Soldi’... “¡Quedé shockeado!”, dice. “Les pregunté si se podía usar, primero dijeron que no, pero insistí hasta que me autorizaron a usarlo sólo para eventos, no para la cafetería. Pedí que, por lo menos, se mantuvieran las puertas abiertas para que la gente lo pueda ver mientras se toma un café. Así fue que decidimos cerrar el primer local sobre Callao y lo mudamos acá”, agrega. Nota aquí.






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