Se nos fue Pablo Guerrero.
Su música llegó a mi vida cuando aún era una niña, sorprendida ante la belleza de sus canciones y su compromiso con la poesía.
Con trece años tuve la suerte de compartir escenario con él cantando una de sus míticas odas, “Buscando a Moby Dick”, de su disco “Los momentos del agua”. Desde entonces, he podido presumir de seguir camaradeando a su costado y disfrutar de sus disertaciones poéticas con infinitos cafés sobre la mesa.
El mundo se queda huérfano y mi niña que lo conoció con el corazón al descubierto, pero aún así, seguirá lloviendo a cántaros.
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