lunes, febrero 08, 2021

Lola Flores

 Lola Flores, ‘replicanta’

La vida y la imagen paralelas que estaban reservadas al “arte” han llegado a los rincones más domésticos de nuestras vidas

Pongo la tele y aparece, en un anuncio, Lola Flores rediviva, inesperada efigie de una marca a la cual no he prestado mucha atención, tan fascinada estaba por la replicanta. No parece la de siempre: tiene una voz extraña y ese aspecto raro que recuerda a las imágenes sintéticas producidas por algoritmos, los llamados deepfakes; las que hacen pensar en el sueño de Blade Runner, la peli mítica de Ridley Scott, estrenada en 1982, donde se describía un futuro fabricado por Tyrell Corporation en una distópica Los Ángeles.

Vuelve a salir el anuncio y la puesta en escena se hace evidente, sin un ápice de la nostalgia que se esperaría con el regreso de un fantasma. No es Lola Flores, sino un premio de consolación con los resultados paradójicos de un deepfake, igual que esos influencers que televisan el reportaje de una visita a Bali sin haber dejado su barrio castizo ni por un instante. Un detalle los delata frente a otros influencers rivales que, como la Tyrell Corporation —o los grandes cerebros de Silicon Valley—, están a la que salta. Apenas visible, reflejado en un cristal, al otro lado de la calle, aparece el anuncio: “Frutas Juanita”. Entre el despliegue de mangos y el bolso de gama alta —ambos regalo de las marcas— se pone en entredicho el decorado urdido para el viaje por Instagram. Da lo mismo. Nota aquí.



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