Las alianzas, el amor y la policía
Me he puesto mi anillo de boda para escribir este artículo. Siento ahora su policía dorada bajo los ojos, mientras los dedos se mueven por las teclas del ordenador. No es que me controle de forma autoritaria. La policía tiene que ver, según la etimología y el diccionario, con el buen orden, la limpieza en el trato, el aseo, la cortesía, la buena crianza y la urbanidad, valores con los que merece la pena escribir y vivir.
Yo me quito con frecuencia el anillo, lo guardo en el cajón de la mesa de noche. Cuando sale el asunto en las conversaciones con mi mujer, suelo decir que no estoy acostumbrado a llevar sortijas en las manos, porque soy poco esteticista y tradicional. Pero ella me dice que en realidad he ido engordando más de la cuenta, tengo hinchados los dedos, y un recuerdo de hace 25 años me queda ahora demasiado incómodo.
Ella no se ha quitado nunca el anillo, pero se lo cambia de dedo con mucha frecuencia. Es una estrategia para recordar las cosas. Cada vez que tiene algo que hacer, comprar algo, llamar a alguien, enviar un artículo, cumplir un encargo de alguno de nuestros hijos, se cambia de dedo el anillo a modo de recordatorio. Un anillo apegado a la verdad de la vida. Nota aquí.
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