lunes, agosto 18, 2025

Félix Maraña

 LA MUERTE FUE EN GRANADA

[Alfacar, 18, agosto, 1936]
Por qué en agosto las lunas
de Granada se quemaron,
por qué los cielos lloraron,
por qué temblaron las cunas,
por qué sus noches perrunas
encendieron las cunetas.
Y qué intenciones secretas
tenían los asesinos
para matar a vecinos
y abrir con sangre más grietas.
De noche muere el poeta
y hacia la muerte camina,
pues la maldad asesina,
sin acusación concreta,
conduce la furgoneta
a la ruina de la noche.
Y van también en el coche
un maestro y un torero.
Su sangre en el mundo entero
se convertirá en reproche.
Su madre en silencio llora
y recrea con su mente
el dolor de tanta gente.
Se desespera e implora
que nunca llegué la hora
fatal para el hijo amado,
esperando algún recado
que ablande los corazones
de los cobardes matones
y su hijo sea encontrado.
Pero no hubo compasión,
ni clemencia ni piedad
y en la negra oscuridad
los hombres del pelotón
cumplieron con su misión,
asesinar al poeta,
quien, pasado a bayoneta,
gimiendo desconsolado,
sobre la tierra sangrado
yace con la mano abierta.
Pronto la radio informó
del brutal asesinato
y difundió su retrato
la prensa que lo contó.
Y media España lloró
y la otra media mataba.
Si media España lloraba
la otra media promovía
aquella cruenta sangría
que cada día aumentaba.
Lloraba Antonio Machado,
en Valencia, dolorido,
nadie sabe cómo ha sido,
y escribe desconsolado
un poema ensangrentado
para denunciar al mundo
que aquel poeta fecundo,
lleno de duende y de gracia
ha tenido la desgracia
de morir por odio inmundo.
Lágrimas del Berio y Darro,
dos ríos con sangre muerta,
bajan a dar a la huerta,
convirtiendo el lodo en barro,
liberando así el desgarro
del pueblo herido por dentro.
El riego baja al encuentro
de la tierra donde un niño
creció con mucho cariño,
poeta en el epicentro.
,¿Dónde está su cuerpo ahora?
¿Dónde está? ¿Quién lo escondió?
¿Dónde está? Que alguien mintió
y sus huesos en otrora
se llevaron con la aurora
a recóndito lugar.
Viznar es ahora un altar
de celebrada memoria.
El poeta está en la gloria
que no puede celebrar.
Gibson dice que se sabe
dónde reposa el poeta,
en una balsa secreta
cerrada con torpe llave.
Pero sin duda la clave,
la certeza en la vigilia,
es secreto de familia,
del sistema mentiroso.
Se sabe dónde está el foso
pero nadie nos auxilia.



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