La foto que nunca se hizo de la muerte de John Lennon
El pintor Robert Morgan, vecino del ‘beatle’ en 1980, se asomó a la ventana al oír los disparos y cogió su cámara, pero al enfocarlo en su agonía decidió que no podía tomar esa imagen. Entonces pintó un cuadro.
El propio Robert Morgan, pintor estadounidense de 82 años afincado en Venecia desde hace medio siglo, ya dice que él no es famoso y se quita importancia, pero sí que se ha cruzado con otros que lo eran. Por ejemplo, su amigo el poeta ruso Joseph Brodsky, premio Nobel en 1987, que le dedicó su hermoso y célebre libro sobre Venecia, Marca de agua (Siruela). También se relacionó con Peggy Guggenheim, cuando llegó a la ciudad en 1973. Pero su historia menos conocida, y quizá la más curiosa, es la de su fugaz contacto con John Lennon, del que fue vecino durante dos años en Nueva York, y lo que ocurrió el día que lo asesinaron en la entrada de su casa, el 8 de diciembre de 1980. Porque es la historia de una renuncia, de la responsabilidad de la mirada y de una foto que habría sido histórica, pero que nunca se hizo. Morgan prefirió no hacerla: se asomó a la ventana al oír los disparos y vio toda la escena, entonces cogió su cámara, pero fue incapaz de apretar el botón. “Veía a John, aún vivo, moviéndose en el suelo, pero me di cuenta de que no podía hacer esa foto a una persona que se está muriendo, no me parecía justo”, recuerda. Así que no la hizo. Dejó la cámara y decidió que, en vez de hacer una foto, haría un cuadro.
“Nunca me he arrepentido”, asegura. Y eso que tampoco vendió el cuadro. Ahí está, en su estudio de Venecia, en el barrio de Dorsoduro. Hace 20 años se ofreció a enseñárselo a Yoko Ono, pero no le interesó. Morgan, que ha dado su testimonio en el último documental dedicado al músico, Borrowed Time: Lennon’s Last Decade, estrenado en abril en Reino Unido, es consciente de que en el mundo de hoy, donde todo se graba, se fotografía y se registra, es una decisión aún más insólita, pero dice que siempre que ha contado esta historia todo el mundo cree que hizo lo correcto. “Era lo más decente, me dicen”, aunque admite que otros luego añaden que habría ganado un montón de dinero. “No soy rico ni famoso, pero está bien así”, concluye.
Mirando hacia atrás, Morgan evoca la normalidad perdida de las personalidades famosas. Él vivía con su primera esposa en el Majestic, 115 Central Park West, apartamento 12G. Sus ventanas daban a la calle 72 y tenían enfrente Central Park y la fachada sur del edificio Dakota, donde vivían John Lennon y Yoko Ono. El inmueble era célebre por ser el escenario de la película La semilla del diablo, de Polanski, y en él vivían más famosos. Por ejemplo, era normal cruzarse con Leonard Bernstein, Lauren Bacall, Mia Farrow y Zero Mostel, que, como Morgan, vivía en el Majestic. “John era amable y cordial con la gente que se acercaba a saludarle cuando paseaba por el barrio”, recuerda. El propio asesino, Mark David Chapman, estaba a veces en la puerta del edificio con otros admiradores. “Aquel día cambió todo”, recuerda Morgan. Después del asesinato cundió el miedo, los famosos empezaron a ir con guardaespaldas, los fans no se podían acercar. Nota aquí.
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