lunes, septiembre 22, 2025

Raúl Cimas

 “La fama es un gran enemigo: o bajas a tierra, o te quedas arriba, hablando de ricos”

El cómico y actor, de 48 años, estrena la segunda temporada de ‘Poquita fe’, continúa en el programa de Buenafuente y cubre la ausencia por enfermedad de Javier Cansado en ‘Ilustres ignorantes’

Cimas cita en un bar del pueblo donde vive hace tres años. Un municipio de Guadalajara famoso por tener playa de embalse y una central nuclear clausurada, al que se llega por una carretera llena de curvas y huertos solares. Paradojas de aquí y ahora. Al llegar, y toparnos con el bar de la cita cerrado, le vemos pasar conduciendo afanoso un utilitario que hace tiempo no pisa el lavadero y le seguimos hasta otro restaurante. Una vez instalados en una mesa alta en la puerta, empieza a llegar un goteo de trabajadores a ventilarse el menú del día que saluda al personal y se le queda mirando como pensando: te conozco, pero no sé bien de dónde, mientras él devuelve el saludo y ni confirma ni desmiente que es famoso. Antes, nos había obsequiado al fotógrafo y a mí con sendos tarros de miel de la Alcarria. “No me gustan las entrevistas, no me fío un pelo de vosotros y así os compro”, nos suelta. La primera, en la frente.

¿Por qué no le gustan las entrevistas?

Porque me sacas de mi sitio de confort. Se trata de dar respuestas, y yo trabajo generando preguntas. Hay cierto misterio ahí, tu trabajo es destripármelo y el mío, defenderme. Además, una entrevista para el culo [la contraportada] del periódico, que lo leen hasta los que no lo compran. Mucha responsabilidad, una putada.

Bueno, los periodistas también nos ponemos nerviosos.

Cómo vas a estar nerviosa tú, aquí, hablando con un payaso.

¿Eso es lo que es?

A mucha honra. Desde crío, en mi familia, el humor era la forma de relacionarnos, y, luego, soy de Albacete.

¿Qué tiene Albacete para dar tanto cómico? Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla, usted. ¿Tiene que ver con, no sé, Quijote y Sancho?

Bueno, tampoco te flipes. Los de Albacete somos manchegos sin pedigrí. Éramos y somos un grupo de amigos. Quizá es el tamaño de la ciudad, que sea de interior, que la manera de relacionarse con la gente es el humor.

Se conocieron estudiando Bellas Artes en Cuenca. ¿Quería ser artista?

Me gustaba, y me encanta, dibujar. Es lo que más me gusta. Pero, vamos, que me quedaron tres asignaturas de la carrera y me metí en la comedia. Yo era un chaval que iba para otro lado, se encontró con esto, que era donde más dinero ganaba. Y después, ya con una edad, me di cuenta de que era humorista y ya no te vas a echar atrás. Además, he tenido la enorme suerte de conocer y trabajar con gente muy brillante, y eso me ha hecho querer este oficio.

O sea, que lo suyo no obedece a ningún plan.

¿Qué plan? No, yo realmente he hecho un plan de vida ahora, hace muy poco, tres años, cuando me vine a este pueblo. Vendí una casa que tenía en Barcelona a medio pagar, me saqué el carné de conducir, que no lo he tenido hasta los 45, y me trasladé al campo. Nota aquí.



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