“Venga la esperanza”: Silvio Rodríguez lleva su canto de luz a una Habana desamparada
El cantautor de 78 años dio su primer concierto en cinco años en la capital cubana, en lo que el público vivió como un balón de oxígeno en medio de la asfixiante realidad de la isla.
Hace cinco años que Silvio Rodríguez no ofrecía un concierto en La Habana. Durante ese tiempo, Cuba ha vivido las protestas de julio de 2021, las mayores desde el inicio de la Revolución, que se saldaron con cientos de presos políticos, y ha sufrido una de las crisis económicas y energéticas más agudas de las que se tenga memoria, que tienen al país caribeño con una sensación de asfixia. Pero, en medio de la enmarañada realidad cubana, había cierta expectación colectiva por saber dónde y cuándo volvería a aparecer Rodríguez con su guitarra. La espera terminó este viernes, cuando el cantautor salió a escena, frente a una multitud frenética que se acomodó, apretada, en la escalinata de la Universidad de La Habana.
Escoger la locación no fue una cuestión menor para Silvio Rodríguez, de 78 años. Él mismo aseguró, un día antes, que la decisión de realizar el concierto a los pies de la escalinata estuvo motivada por “las actitudes muy positivas” de los estudiantes universitarios frente a “los problemas de la telefonía”, refiriéndose a las protestas estudiantiles de junio pasado ante la subida del precio de la conectividad a internet que promovió la única empresa de telecomunicaciones del país.
Se acercaba la hora crepuscular de este 19 de septiembre y podían contarse por miles las personas en aquella masa hecha, en su mayoría, de jóvenes cubanos, estudiantes de las distintas facultades del principal centro universitario del país, pero también gente -personas mayores, familias enteras- que llegaron como pudieron desde otros municipios de la ciudad, incluso desde otras provincias. También había un nutrido público extranjero, delatados por sus banderas, de naciones latinoamericanas -entre ellos los miembros de la Tropa Cósmica, un grupo de amantes de la trova y seguidores de Silvio Rodríguez-, que aprovecharon la ocasión para disfrutar del primer concierto que Silvio ofrece como parte de una gira que lo llevará a Chile, Argentina, Uruguay, Perú y Colombia en lo que queda de 2025.
Y ante toda esa concurrencia que lucía expectante, salió Silvio con su ya habitual gorra negra con la inscripción “Aprendiz”. Sin mayores ceremonias, el cantautor se lanzó a declamar un fragmento del ensayo Maestros ambulantes, de José Martí. “Hay un cúmulo de verdades esenciales que caben en el ala de un colibrí y son, sin embargo, la clave de la paz pública, la elevación espiritual y la grandeza patria. Los hombres han de vivir en el goce pacífico, natural e inevitable de la Libertad, como viven en el goce del aire y de la luz. Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre. Pero, en lo común de la naturaleza humana, se necesita ser próspero para ser bueno”, leyó el cantautor para un público entre los que se encontraba el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.
El siguiente gesto vino con la primera canción, Alas de colibrí. “Hoy me propongo fundar un partido de sueños”, se arrancaba el trovador correspondido por cierta euforia colectiva que secundaba algunos de sus versos. “Todos sabemos la situación de Cuba. Esta juventud está bastante agotada, deprimida y quiere tener el derecho a soñar en este país”, asegura, en medio del público, Josué Mesa, un joven cantautor de 22 años que este viernes vio a Silvio por primera vez. Junto a él, en primera fila, estaba la catalana Mar Lage, otra joven intérprete que reflexionaba sobre cómo la música de Silvio ha marcado a tantas personas en los últimos años. “Llegaba a los barrios más chungos de La Habana y la gente respondió a eso de una forma sorprendente. Esa es su magia, que llega a la gente, independientemente del barrio, de la cultura”. Con la conocida como Gira Interminable por los Barrios, el autor de El Necio realizó 109 conciertos por localidades de La Habana, hasta que llegó la pandemia de covid-19. Nota aquí.
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