Fofito

 «Si me recuerdan, no moriré nunca»

«Te acostumbras a que te aplaudan y a sentir el calor del público, que no se puede pagar con nada. Todo eso ya hacía falta», asegura el payaso

Alfonso Aragón, 'Fofito' (1949, La Habana) es el mismísimo 'payaso de la tele', hijo de Fofó y sobrino de Gaby y Miliki, que despertará el recuerdo de infancia en varias generaciones en el espectáculo del Gran Circo Holiday, que se estrena mañana y que hará reír a grandes y pequeños por igual hasta el 4 de julio en Gijón.

-Su vuelta hará reír hasta a tres generaciones, ¿tiene ganas?

-Pues sí, totalmente. Mi hija siempre me recuerda que ya me ven juntos tanto el abuelo, el papá y el pequeño de la familia. Unos por primera vez y otros recordando. Después de tantos años, te acostumbras a que te aplaudan y a que se rían nada más decir '¿cómo están ustedes?'; el calor del público no se paga con nada y todo eso ya hacía mucha falta.

-¿Echa de menos la interacción con el público?

-Ahora que no se puede, sí. Sobre todo con los niños, porque es emocionante ver su ingenio cuando les hacemos preguntas. Ellos te contestan con lo primero que se les pasa por la mente. Les preguntamos '¿tú que quieres ser?' y nos responden 'doctor para casarme con una enfermera'. Realmente increíble.

-¿Cómo ha afectado la pandemia al circo?

-Hemos estado parados nueve meses, pero ya llevamos dos en activo y mejorando. Hacía mucho tiempo que no actuaba, pero no solo yo, sino también todos mis compañeros de teatro, de cine... Todo se anuló y nos quedamos en casa, hasta que poco a poco las puertas se volvieron a abrir para hacer reír.

-¿Qué tan necesario es el humor sobre todo ahora?

-Mucho. Hasta los propios médicos me han dicho: 'Fofito, solo hace falta que pases por el hospital a saludar a los niños para que se tomen mejor la medicación'. En esas visitas les canto una canción y les regalo globitos, antes eran caramelos, pero ya no puedo. Todo por un mismo objetivo y es que la risoterapia funciona.

-¿Ha cambiado su forma a través de las generaciones?

-Hemos tenido que cambiar mucho e incluso cuando estuve con mi tío Gabi. Pero la verdadera fórmula es esconder el chiste y que sea una sorpresa para que luego se pregunten '¿y cómo lo ha hecho?'

-¿La cultura ya se está recuperando de este golpe?

-Muy lentamente. Tengo compañeros de teatro que se plantean que quizás para octubre o noviembre puedan salir de gira, pero de momento están en casa. Están totalmente hechos polvo y viviendo de sus ahorros y de lo que consiguen por la solidaridad de sus familiares. Y esto está pasando tanto en el cine, como en el teatro y el circo.Nota aquí.