EN ESTE MUSEO VIVO SE CONSERVA EN SUS PAREDES CIENTO DE HISTORIAS PERDIDAS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES.
El bar Los Laureles, abierto desde 1893 en Buenos Aires, conserva la esencia original del tradicional bodegón porteño.
Inaugurado un 11 de octubre, en la esquina de Presidente y Santa Adelaida (según los viejos catastros) Hoy avenida Iriarte y Goncalves Díaz.
Supo ser pulpería, más tarde se convirtió en almacén de ramos generales y despacho de bebidas, luego en café y billares, el tiempo lo vio crecer como bodegón milonguero y restaurante.
Hoy en la misma esquina donde se respira parte de la historia barrial, el viejo café resiste estoico al devenir del paso del tiempo, declarado patrimonio histórico de la Ciudad de Buenos Aires, sitio de interés cultural y Bar Notable de la Ciudad.
Desde sus inicios el tango estuvo ligado a “Los Laureles”, el bar fue parada habitual de personajes legendarios del tango como Eduardo Arolas, Agustín Bardi, Ángel Villoldo, Anselmo Aieta, Enrique Cadicamo, y Ángel Vargas, entre otros..
Otros compositores como Alberto Ginastera o Rodolfo Sciamarela eran habitués del lugar.
También concurrían poetas como Manolo Postas y Bartolomé Aprile. Y artistas de la talla de Quinquela Martin y Carlos Páez Vilaró.
Fue Tribuna política de acaloradas discusiones entre conservadores y socialistas donde se destacaba la presencia habitual de Alfredo Palacios y sus características arengas.
Los deportistas (en especial los boxeadores) no fueron ajenos al lugar, aquí concurrían los hermanos cañete, tito Saenz, el Mono Gatica y en algunas ocasiones Ringo Bonavena.
Barracas es escenario natural de cientos de películas, y “los Laureles” no es ajeno a este arte, el bar fue elegido como set de filmación donde se grabaron escenas de prestigiosos largometrajes como “Yo soy así, Tita de Buenos Aires”; “Gatica, el mono”; “Fermín glorias del tango”; “Chau Buenos Aires”; entre otras.
Además decenas de documentales o cortometrajes de diferentes países recorren el mundo, mostrando la vida cotidiana del “los Laureles”, los que muchos ya lo denominan como el último bastión del arrabal porteño.
Actualmente el Bar reabrió sus puertas con una amplia gastronomía porteña y show de tango y folklore. Donde es habitual escuchar cada noche el saludo tradicional “Bienvenidos a Barracas y Sean eternos LOS LAURELES”.
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