Orgulloso está el Borbón
Orgulloso está el abuelo
de Federica Borbón,
orgullosa su pasión
mientras la sangre en el suelo
de la arena de la tarde
brilla y espera que guarde
un aplauso envenenado
Ayuso, cuando el astado,
grita al público cobarde.
Un pueblo que hace un alarde
de la sangre repartida
en lo que llama corrida,
mientras un animal arde,
que llama fiesta a este fraude,
que no tiene compasión,
que grita con emoción
en un macabro festejo,
es un pueblo sin consejo,
remedio ni salvación.
Esperando un mes de mayo
de 1808,
una goyesca de pocho
y franceses de soslayo,
dieran un golpe a ese payo,
importado de la Francia,
borbones con arrogancia,
mamíferos apegados,
parásitos aclamados
por una incultura rancia.
Orgulloso está el Borbón,
orgullosa la maroma,
toreadora que asoma
su rostro sin compasión.
Aprovecha la ocasión
para reírse de todos,
para vivir como godos
a costa de nuestra Hacienda.
Que os compre quien lo entienda
y os encierre en acomodos.
Orgullosa media España
que aplaude y canta la muerte,
un país que espera inerte
al discurrir de mañana.
Un país hecho desgana,
un país de pocas luces
que torea y da de bruces
al tiempo de la razón.
Un país viejo, un arcón
lleno de espadas y cruces.
Ayuso baja a la arena,
para palpar con los pies
la sangre que de revés
sube a la tarde morena,
una sangre que se quema
con ese sol de justicia
mientras la gente se asfixia
y grita viva el Borbón.
Que venga y de resfilón
traiga a la reina Letizia.
Ayuso da testamento
a una borbona española
mientras se viste de cola,
sin darnos otro argumento
y subcontrata sin cuento
a una parásita facha.
A un estandarte que empacha
a España de patriotera,
un pasmarote de cera
un ungüento que emborracha.
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