Rodolfo nos cuenta por Facebook.
Leo que hay gente criticando que en la película El 47, se oculta o se miniminiza que en los actos que se cuentan tuvo mucho que ver la militancia comunista y sindical del protagonista.
Es tremendo que a estas alturas se vea a los comunistas como un enemigo a batir. Yo, el recuerdo que tengo de ellos, en Vallecas, es su total implicación en las luchas del barrio. Lo he contado en “Vallecas. Los años de barro” y en muchos de mis escritos.
Este es un poema que hice en su homenaje:
Los comunistas
Los viejos comunistas. Los recuerdo
por las calles del barrio. La cabeza
muy alta y baja la mirada.
En sus cuerpos
podía adivinarse
un recuerdo de cárceles y golpes.
Noches de vino áspero. Reuniones
clandestinas, discusiones eternas.
Las consignas
decían que aquel año
caería el dictador. No comería
el turrón en el Pardo. Y sonreían.
Y luego se marchaban,
saliendo por parejas, como
si fueran dos amigos
volviendo de algún bar, de una partida
prolongada de cartas y tabaco.
Santos laicos que nunca recibieron
los laureles de tanto sacrificio.
Fraternales, dispuestos
a ayudar al camarada. Y preparados
a perder en la última batalla,
lo único que ya sólo tenían:
la libertad por una idea
tan vieja como el hombre.
Entonces no supimos abrazarles.
Los jóvenes, nosotros,
dijimos que su tiempo había pasado.
Que otros vientos más fuertes
barrerían
su historia y la de España. Reclamamos
el fusil y la espada. Y enterramos
su lucha y sus palabras,
su corazón abierto hacia los otros.
Luego vino el olvido y el desprecio.
La derrota sin gloria y sin recuerdo.
Ni siquiera sería para ellos
esa triste victoria palaciega
de miedo y de renuncia.
Se nos fueron quedando en las esquinas
más tristes de los libros. Se veían
en algaradas callejeras,
defendiendo derechos ya perdidos,
acariciando el cielo,
mas sabiendo que jamás lo asaltarían.
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