VEJEZ
Cuando ya no emocionan
los poemas de amor
y los "te quiero" suenan
igual que calderilla en el bolsillo,
cuando una ya ha aprendido
que no puede engañarse con quimeras
y tan solo ve ranas
a través de los ojos de los príncipes
cuando la soledad es un refugio,
una adictiva droga
y no hay mejor abrazo
que el que nos dan las sábanas vacías
cuando salir de casa
en busca de emociones engañosas
no merece la pena, porque luego
la verdad implacable nos sepulta
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