Carlos Salem

 Flota hacia el baño y ya la extraño.

Vuelve y en sus caderas trae el tango, el mambo, el rock and roll

de las rosas con espinas.

Se sabe el vals de las muchachas tristes y el blues de los piratas locos que surcan los mares de China.

Tiene piel de tambor,

lealtad de guitarra,

gemido de sexo en contralto,

todas las curvas de un Stradivarius.

Ama como el humo que te envuelve todo el cuerpo para siempre,

con la breve rotundidad de una diosa terrenal que lleva el compás

del universo.

Ella es el ritmo de una canción

de pasión más vieja que el tiempo.

Y no voy a contarte,por pudor,

la forma en que hace vibrar

mis instrumentos.

Desde que la conozco,

hay una música que nace de ella

y no deja de sonar.

Y la muy terca no se cansa de decir, una y otra vez,

que no sabe bailar.