Lila Downs en el Coliseo: el arte de mejorar la vida
Atravesada por una difícil situación personal, la cantante de Oaxaca condensó el dolor y la alegría en una compacta serie de canciones que dejó extasiada a una sala llena.
El Teatro Coliseo se viene abajo, es un festín de danzas y cánticos, de brazos en alto y ojos felices, de alegre comunión de cantina mientras Lila Downs le canta al mezcal, el "Mezcalito" que todo lo puede. Es curioso pero no tanto: hace apenas unos instantes la misma Lila se desgarraba con "Fallaste corazón", nada menos, ese himno despechado de Cuco Sánchez. En los dos bises con los que la oaxaqueña se despidió de su cita porteña, entonces, quedó sintetizado el espíritu de una velada de puro disfrute: el dolor y la alegría, los placeres y pesares, todo ello montado en el mejor vehículo, el de la música que sana y mejora.
En esta nueva visita, Lila llegó a la Argentina aún conmocionada por la pérdida de su compañero y padre de sus hijos, Paul Cohen, fallecido en diciembre. Atravesado por semejante situación personal de la protagonista, este Dos Corazones Tour combina la belleza musical y la honestidad emocional de una artista que lo brinda todo, que elige empezar la noche con solo la primera apelación del "Yo vengo a ofrecer mi corazón" de Fito Páez como declaración de principios. Y de inmediato se lanza a "Dignificada", su potente tributo a Digna Ochoa, abogada defensora de los derechos humanos asesinada en 2001 en Ciudad de México. Corazón, sí, pero también ovarios bien puestos para señalar las atrocidades de su patria. Nota aquí.
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