viernes, diciembre 19, 2025

Whisky Caravan

 

Martín Caparrós

 Martín Caparrós, distinguido como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Guadalajara

La institución mexicana entrega la medalla al escritor y periodista argentino por su “compromiso ético e intelectual con la verdad, la memoria y la dignidad humana”

Son muchas las razones para distinguir a Martín Caparrós como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Guadalajara (México). Algunas de ellas se expusieron esta tarde en un acto en el Instituto México en España (Madrid): “Su extraordinaria contribución al periodismo narrativo y a la literatura contemporánea”, o por su “compromiso ético e intelectual con la verdad, la memoria y la dignidad humana”. Por eso y por su trayectoria como escritor, cronista y ensayista, la institución mexicana entregó la medalla al autor de Ñamérica y El hambre. “Es una de las voces más relevantes del ámbito iberoamericano”, justifica la institución.

A Martín Caparrós le “faltó México en su vida”, dijo el escritor. El argentino “quería vivir allí en algún momento”. Por la inspiración que fue Carlos Fuentes para su primera novela o porque fue en ese país donde hace 45 años comenzó a dejarse su ya característico bigote.

La sala donde se celebró el acto, ubicada en la segunda planta del Instituto México en España (Madrid), acogió una exposición de unas 50 ilustraciones multicolor de México y a un grupo selecto de poco más de 30 personas. Entre ellas se encuentran periodistas y autores como Alex Grijelmo, el escritor mexicano Jorge Volpi y el exdirector de EL PAÍS, Javier Moreno. También asistieron amistades y familiares del homenajeado y algunos becarios de la Universidad de Guadalajara que a partir de hoy están “bajo su tutela”. Todos recibieron al argentino con un caluroso y sonoro aplauso.

De todas las razones que leyó Mara Robles, rectora en la Universidad de Guadalajara, Caparrós asintió a una en especial: “Es un sembrador de dudas”. Esa semilla es la que plantan cada año a los estudiantes, contó Robles, que inician escuchando las primeras líneas de El hambre: “Conocemos el hambre, estamos acostumbrados al hambre: sentimos hambre dos, tres veces al día. No hay nada más frecuente, más constante, más presente en nuestras vidas que el hambre y, al mismo tiempo, para muchos de nosotros, nada más lejano que el hambre verdadera”. Esa lectura sorprendió y emocionó a Caparrós.

El Doctorado Honoris Causa es el título honorífico y el más importante galardón que otorga la Universidad de Guadalajara a personalidades “eminentes”. Ya sean mexicanos o extranjeros, con méritos “excepcionales” por sus contribuciones en cualquier campo del conocimiento, de las artes, o por la “destacada contribución de su vida y obra, a las causas más nobles de la humanidad”. Nota aquí.



Peridis


 

Kiko Veneno

 

Félix Maraña

 DÍA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE

Primeros migrantes
El niño de Palestina,
si está su casa ocupada,
se marchará a otra posada,
donde recibir estima.
Por el miedo a que reprima
Herodes a los infantes,
sus padres, muy vigilantes,
procuran no dar señales
ni referencias censales:
Nacieron para migrantes.
Pero el viento de Levante
avisa que va a nacer
un niño que ha de tener
una misión importante.
Buscan para el nacimiento,
en un lugar de Belén,
invocando paz y bien,
un humilde asentamiento.
José parece contento
y María preocupada,
ha pasado la jornada
sin noticias de los cielos
y se deshace en anhelos
de joven mujer preñada.
Pero el viento del Levante
anuncia que va a nacer
un niño que va a tener
el estigma de emigrante.
Cumplir con lo prometido,
ante su prima Isabel,
y al arcángel Rafael,
pero teme a lo prohibido,
Herodes enfurecido
que les complique la vida.
Que tome alguna medida
contra todo forastero.
Y por eso el carpintero
prepara cauto la huida.
Porque el viento de Levante
espera al amanecer
porque un niño va a nacer
con encargo por delante.
Porque Herodes es muy bruto,
tipo rudo y despiadado,
que permanece enfadado,
sin conceder estatuto,
pues es hombre disoluto,
en contra del emigrante.
Pero el viento de Levante
avisa que va a nacer
un niño que al parecer
trae misión significante.



El Kanka

 


El Roto

 


jueves, diciembre 18, 2025

Maggie Cullen & Ivonne Guzmán

 

Revolver


 

Diego Manrique

 Jorge, Robe y la autopista al infierno

La necesidad de dinero tras el hundimiento del negocio discográfico y las demandas del ego explican la creciente longevidad de la vida laboral de los artistas

He seguido con fascinación el eco de los fallecimientos consecutivos de Jorge Martínez y Robe Iniesta. Por esta vez, no podemos quejarnos de que “nuestros muertos” hayan pasado desapercibidos: los medios se han volcado, aunque en algunos casos puede que no hayan entendido demasiado sobre su evolución artística (o la falta de evolución, algo especialmente trágico en el caso de Jorge, formidable artista encerrado por su propio mito de Bárbaro del Norte con Guitarra Fender).

En las redes, sin embargo, se han colado otras valoraciones. Algunos malajes sugieren que ellos se lo han buscado, que aceleraron su final por seguir la ruta del rock: reducen esa vía profesional a la caricatura de bacanales ininterrumpidas de alcohol, drogas ilegales y sexo sin protección. Resiste el poder de las leyendas, la inmovilidad de los tópicos, el rencor hacia los audaces. De fondo, susurran que dedicarse al rock y músicas adyacentes es una opción peligrosa.

Enseguida te sacan el comodín del Club de los 27: las desapariciones de Janis Joplin, Jimi Hendrix, Kurt Cobain, Jim Morrison, Brian Jones o Amy Winehouse a esa edad. Una teoría que intentan reforzar con la incorporación al elenco del bluesman Robert Johnson, de cuya muerte no se sabe nada y que ciertamente tenía una ruta laboral muy diferente. Son coincidencias muy llamativas pero estadísticamente banales, que se explican por una concatenación de circunstancias: ascenso rápido a la fama, fácil acceso a sustancias recreativas, relativa ausencia de redes de protección.

Actualmente, los músicos son muy conscientes de los riesgos gremiales. Sus managers, quiero pensar, también cuidan más de los artistas. Y el negocio toma precauciones. A ciertos niveles, por insistencia de las aseguradoras, se exigen chequeos médicos antes de una gira extensa. Keith Richards, no ciertamente el testigo más fiable, presumía que incluso llegó a recorrer Estados Unidos acompañado por unos agentes del FBI, que se aseguraban de que el material que consumía fuera de calidad. Difícil de creer pero sabemos que las tournées de The Rolling Stones movilizan cantidades millonarias.

Un estudio australiano de 2015 aseguraba que dedicarse a la música rock podía suponer una merma de 25 años, en comparación con la duración media de vidas más sedentarias y reguladas. Para algunos, puede resultar un consuelo saber que hay mayor riesgo de suicidios, muertes accidentales y homicidios en el hip-hop, tan marcado por las pandillas y las armas de fuego: recuerden los paralelismos entre las desapariciones de Notorious B.I.G. y Tupac Shakur.

Tengo mis dudas. La metodología del estudio parte de una base de datos extensa pero limitada a decesos llamativos, recogidos en los medios. Tampoco toma en cuenta los contrastes de estilos de vida entre tribus, que explicaría que la modesta ratio de suicidas en el blues se multiplique por ocho en la del universo del infinitamente más nutrido heavy metal.

La duración de las carreras de los artistas responde a las peculiaridades de cada género: el jazz, el folk, el blues toleran mejor la prolongación de la actividad, mientras que aún no tenemos clara la trayectoria de los practicantes de expresiones más recientes, como la música electrónica. ¿Y dónde encontrar los equivalentes de un Willie Nelson? Con 92 años, el tejano sigue grabando y actuando. Hasta Bob Dylan, mero octogenario, le mira con envidia. Nota aquí.




Rosalía

 

Leo García


 

Ramón Serrano

 CON RODOLFO

Tocayo de apellido y de recuerdos
consumidos juntos en la distancia
en la memoria que arde como el fuego
esta tarde viene triste como el vino
beber la misma copa del misterio
ayer las viejas calles del sahumerio
caminos empedrados de ilusiones
antiguas musicas hoy desesperadas
negra está la noche de luna nueva
ruta de elefantes al cementerio
¡Ay que vienen las sombras
pájaros negros !
¡Ay que viene la parca con su vuelo!
en el zaguán del cielo ángeles nos esperan
juntos por las estrellas
¡Qué consuelo!



Edgar Oceransky

 

Ferrán Exceso & Dani Tejedor


 

Juanlu Mora


 

La Poesía es un Hogar lleno de Amigas

 Andrea nos cuenta por Facebook.

Gente amiga, este VIERNES 19 de DICIEMBRE tenemos una cita en La Imprenta. Será 1 hora de hogar y poemas, poemas y amistad, calor y lectura. Llevaremos poemas propios y no propios que haremos propios y vuestros con nuestras voces. Y seremos puntuales, para no quitarle tiempo ni espacio a la poesía. Allí os esperamos, con ganas y cariño.
Besos, muchos.



Tute


 

miércoles, diciembre 17, 2025

Depedro & Vetusta Morla

Ángel Soria

 Los seis pasos del barista que prepara el capuchino más espumoso de Buenos Aires: “Podrán imitarme, pero igualarme jamás”

Le Caravelle es un café fundado por italianos en el Microcentro hace más de sesenta años. Ángel trabaja allí desde 1990 y su especialidad llegó a las redes y a la televisión.

Ángel Soria llegó en 1990 a este pedacito de Microcentro al que vuelve todos los días, excepto los domingos, que le toca descansar. Llegó porque lo trajo su hermano, que había venido de Tucumán antes que él, y que lo introdujo en el mundo al que los dos todavía pertenecen: el de la gastronomía.

Ángel tenía 22 años, una esposa y dos hijos en su pago cuando decidió decirle a su padre que abandonaba el destino rural como patrón del campo que tenían, y a esa esposa y esos hijos que esperaran por él. Que iba a empezar la vida de los cuatro en la gran ciudad. Tardaría algunos años en mandar la plata para que se instalaran todos en Nueva Pompeya, donde todavía vive con su esposa.

Empezó a trabajar ese mismo año, hace treinta y cinco, en Le Caravelle, uno de los bares notables que tiene la ciudad de Buenos Aires, y el que sirve un capuchino alla italiana con una espuma que puede durar hasta veinte minutos cremosa y radiante, elevada unos tres o cuatro centímetros por sobre el borde de la taza. Aunque casi todos en el café saben cómo se prepara la especialidad de la casa, Ángel es el que ostenta el título de rey en su comarca de Lavalle y Maipú.

Los años dorados de la peatonal Lavalle

Le Caravelle se llama así porque la familia italiana que fundó el local en 1962 había llegado a la Argentina en barco. El logo del café tiene, como la historia de la colonización de América, tres carabelas. Están impresas en las tazas y en las servilletas de este rinconcito por el que pasa muchísima menos gente que cuando el Microcentro porteño era otra cosa. Una cosa más viva y más pudiente.

Como Le Caravelle es un “Caffe alla italiana”, el capuchino con canela y cacao es la propuesta más emblemática de una casa en la que las medialunas de jamón y queso y los tostados, además del café negro chiquito, están entre lo más pedido. El local tiene dos barras, una para la cafetería en sí misma y otra para la sandwichería.

Tiene, sobre todo, habitués de los que toman dos, tres o hasta cuatro cafés por día. Siempre del mismo tamaño, siempre igual de azúcar, edulcorante o nada. Siempre a la misma hora, siempre para hablar con los parroquianos y con los mozos de los mismos temas. Lo que se dice un verdadero hábito.

“Yo agarré algo de lo mejor de Buenos Aires”, dice Ángel sobre sus primeros años detrás de estos mostradores de madera y rodeado de fotos de calles y plazas emblemáticas de Roma. Cuando empezó a trabajar en el café, había 22 cines sobre Lavalle, la primera calle peatonal del Microcentro. “Ahora queda sólo el Monumental, antes de llegar a Esmeralda. En esa época, cuando había trasnoche de viernes era directamente imposible entrar acá. Llegamos a vender 5.000 cafés por día. Hoy andamos entre los 200 y 300”, ilustra Ángel. Esa curva cuenta qué pasó con el centro porteño y con la economía a lo largo de los años.

Los clientes de siempre y “los de las redes”

Cuando Ángel llegó de Tucumán a Lavalle y Maipú, el capuchino ya era un clásico en Le Caravelle. Pero algo pasó la primera vez que alguien subió un video de Soria en plena preparación de su clásico y lo subió a redes sociales, hace algo más de dos años. “Antes de que se viera en redes, tal vez preparábamos uno o dos capuchinos por día. Ahora podemos llegar a los treinta en una jornada”, cuenta. Nota aquí.







Álvaro Fraile


 

Pedro Guerra & Jorge Drexler

 

Víctor Manuel

 “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”

El cantante y compositor asturiano recuerda sus tiempos de militancia comunista y opina sobre la música actual con motivo del lanzamiento de su nuevo disco

Es muy fácil charlar con Víctor Manuel (Mieres, 78 años): le entra a todo sin drama, con humor, y genera una gran cercanía (como comparte orígenes con el entrevistador, se permite los dejes asturianos). Recibe en sus oficinas al norte de Madrid con motivo de su nuevo disco, Solo a solas conmigo, y habla de la música, de la vida y, claro, de la política.

Pregunta. A usted le preguntan más de política que de música.

Respuesta. A veces es pesado, pero es mi sino. Y no me importa tanto: tengo opinión… Pero también me gusta hablar de mi trabajo.

P. Pues tiene nuevo disco.

R. Sí. Yo canto porque escribo canciones, si no, no sería cantante.

P. Tengo un amigo que imita muy bien a Sabina… y a Víctor Manuel.

R. Yo encontré la manera de cantar por un cantante asturiano, El presi [alias de José González]. Tenía una cosa bronca y tierna a la vez que me inspiró mucho.

P. ¿La inspiración le coge trabajando?

R. Sí, si me pusiera a componer cada dos meses me saldrían canciones. O quizás cada uno tiene dentro las canciones contadas y hay que tratar de que no se agote el pozo. Me esfuerzo en meterme por sitios nuevos: hay un reggae, una canción de inspiración barroca o una con mucha electrónica.

P. Ah, es esa que habla de Gaza.

R. Sí, hay noticias que me disparan ideas. Vi a unos soldados israelíes haciéndose selfis delante de las ruinas de Gaza, una cosa brutal. Así que compuse una canción sobre la deshumanización.

P. Es difícil contar una historia o definir un personaje en el tiempo que dura una canción.

R. Sí, aunque a veces se consigue. O trazas los rasgos del personaje para que la gente lo complete. Este disco lo cierra el Romance de Aris: la historia de un guerrillero que se fuga al monte y entonces su mujer se queda embarazada. Así que se deja ver de nuevo por la ciudad, arriesgando la vida, como para decir: el padre soy yo. Pero si la gente no pone de su parte puede no entenderse, como pasaba en Solo pienso en ti.

P. Ahora se hacen documentales sobre sus canciones. Hay uno sobre Solo pienso en ti y hay otro sobre Asturias. Curioso género.

R. Son canciones que han dejado marca. La huella de Asturias ha ido creciendo sola, es bonito cuando casi se pierde el rastro y nadie se acuerda de que es una canción mía porque es de la gente, en las manifestaciones o en las fiestas de prau. Nota aquí.



Pancho Varona


 

Ana Belén

 

Rodolfo Serrano

 Pombo en el recuerdo

Era un tipo de esos inolvidables.
Tenía ya sus años.
Y vivía
en el sueño perdido de otro tiempo
en que el mundo
y su cuerpo eran muy jóvenes.
El vasito de vino —o los vasitos—
al filo de la tarde,
la cuadrilla
de amigos en el Rastro,
un cantecito
cuando la luz dormía en la taberna.
Tuvo días de glorias y de amores.
Nos decía que era demasiado
guapo para ser hombre.
Y que hubo un tiempo,
brillante,
en el que puso
su corazón en almoneda.
Conoció lo peor y lo más grande
de la noche,
el flamenco y la canalla.
Siempre sobrevivió a las despedidas,
despreció, con dolor
y a pie, a la muerte
cuando abrazaba, fría, a sus amigos.
Miraba a las muchachas
y en sus ojos
podía adivinarse la lejana
pasión por una piel,
casi olvidada,
añoranza de amores en la niebla,
un chispazo de luz,
ya nada apenas.
Aún vive en las tabernas,
en el alma
de golfos y poetas, en las noches
de cante y soledad,
cuando su risa,
ahogada por los años de tabacos,
se pierde por las calles
y me abraza
en la feliz nostalgia de otros días.
Foto de Raul Cancio.



Andrés Suárez


 

Ede

 

Joaquín Sabina

 Esta es la famosa carta que Joaquín le envió a Fito cuando terminaron de grabar Enemigos Íntimos.

QUERIDO RODOLFO PÁEZ:
En horas inoportunas me han ido llegando algunas noticias que se las traen. Y, como vuelan y caen sobre terreno abonado, voy, señores del jurado, a contestar enseguida. Para vendarme la herida cortando con el pasado. Sabes bien que no intervine, por respeto, en tu rodaje. No quise hacerte chantaje, ni soy crítico de cine. Cuando me llamaste vine a filmar en aquel cuarto como un actor de reparto. Pero ha llegado el momento de decirte que lamento estar harto de estar harto. Ya es hora de terminar esta historia interminable, sin víctimas ni culpables; pongamos punto y final, y, volvamos, cada cual, como gatos escaldados a ordenar nuestro tejado; concluyendo esta liga, si no queremos que siga lloviendo sobre mojado. Te lo digo porque creo que urge cortar por lo sano con la gira del verano y el quilombo del video.
El rol del patito feo no me va, te lo aseguro y menos el de hombre duro que a ti te cuesta tan poco antes de volvernos locos corrijamos el futuro. He decidido que paso la página de este enredo perdiéndole miedo al miedo. La gota que colma el vaso no me la trago; hazme caso y volvamos a lo nuestro, cortemos este ambidiestro nudo Gordiano de un tajo; no soy tan tonto, carajo, ni tu tan listo, maestro. Te lo he dicho muchas veces y no has querido escucharme, sin pretender humillarme me has humillado con creces; a ti siempre te parece que mis quejas son por vicio, que maltrato nuestro oficio siendo tal y como soy.
Déjame sacarte hoy por última vez de quicio. Basta de mirar atrás, me voy con las emociones que traen mis nuevas canciones; ¿discusiones? ni una más. Tu Warner no ha de lograr domesticar mi camino, ni compartirá mi vino gente que yo no decida. Quien no se planta en la vida no es dueño de su destino. Aunque sea por una vez tendrás que tomarme en serio, no me hables de Ministerios, presupuestos, BMG's, no me vuelvas del revés la decisión que he tomado, que, por cierto, me ha costado, sangre, lágrimas, sudor. Conocerte fue un honor, seguir juntos un pecado. Lo más difícil ahí queda: catorce hermosas canciones, clip, reseñas, promociones, mi voz de lija y tu seda; con que sálvese quien pueda, antes de que otras rencillas conviertan en pesadillas los sueños de la razón. También se decir que no si me buscan las cosquillas.
No filmaré más vídeos ni discutiré contigo, seguiré siendo tu amigo sin urgencias ni careos. De corazón te deseo que lo entiendas noblemente y le expliques a tu gente que éste es un final feliz. No puedo seguir así, con la pluma entre los dientes. Tengo que empezar de nuevo, para escapar del abismo, a decidir por mí mismo sin contar con nadie; debo atreverme, si me atrevo, a demostrar lo que digo, sin presiones ni testigos, con aire nuevo en las pilas, y la conciencia tranquila de éste, tu íntimo enemigo.



Zambayonny


 

72 Kilos


 

martes, diciembre 16, 2025

Leiva & Robe

 

Los Principios

 “La gente se emociona cuando entra”. El bodegón de más de 100 años que volvió a abrir sus puertas en Areco

Una esquina que fue almacén, bar y refugio vuelve a abrir sus puertas. Con más de un siglo de historias, recupera su mística entre fotos viejas, vecinos emocionados y una propuesta sencilla de comidas de campo

Este mostrador de madera guarda cicatrices. Vasos apoyados en noches largas, la marca de cuchillas que cortaron salamines, papeles de diario que alguna vez protegieron la barra. La tarde en que Francisco Barbé empujó la puerta como dueño por primera vez, el aire lo devolvió a su adolescencia: el olor a fiambre recién cortado, a madera húmeda, a botellas que sonaban apenas. Recordó la coreografía de siempre: “Beco” cortando mortadela y salamín, él y su primo cruzando a la panadería de enfrente por el pan, la picada improvisada antes de volver a casa. Más atrás todavía, la rutina de los caramelos del frasco y las horas de juego en una mesa del fondo. Ahora, a sus 36, con esa memoria en la piel, Francisco reabrió Los Principios. Otra vez. Porque si hay un lugar en San Antonio de Areco que sabe de finales que no son finales, es éste.

El primer fin de semana de la reapertura, en el inicio de esta primavera, fue un rito compartido. Gente del pueblo llegando con fotos viejas en la mano —cumpleaños, guitarreadas, madrugadas— para señalarse en el pasado y reconocerse en el presente. “Muchos vinieron con imágenes de hace veinte años, como diciendo: acá estábamos y acá volvimos”, cuenta Francisco. En un momento, en plena celebración, un cantor detuvo la música y dijo lo que todos pensaban: “Qué alegría que alguien de Areco lo tenga. Mirá si lo agarraba un gil, lo pintaba de verde y le ponía luces de neón”. Hubo risas, un aplauso largo, esa manera tan propia de agradecer sin solemnidad. Todos entendieron que esto se trataba de recuperar un punto de encuentro.

La esquina de Mitre y Moreno lleva más de un siglo organizando vida a su alrededor. Los Principios nació en 1918 como almacén de ramos generales de los hermanos Antonio y Francisco Fernández y, en 1922, se mudó a esta ochava donde se volvió hábito. Acá se vendían alimentos, herramientas, ropa gaucha y combustibles; por una puerta lateral se despachaban bebidas y —cosas de otra época— las mujeres entraban por otra. Por esta barra pasaron peones y patrones, viajeros y vecinos, y también el paisano Segundo Ramírez, el hombre real que inspiró a Ricardo Güiraldes para Don Segundo Sombra. En una de las paredes aún puede leerse la sentencia que lo explica todo: “Los principios no se negocian”.

Durante décadas, esa ética cotidiana tuvo un guardián: Américo “Beco” Fernández, hijo de uno de los fundadores. Su imagen detrás del mostrador parecía inmortalizada; envolvía la barra con papel de diario para que no se manchara, servía copas sin apuro e imponía reglas sencillas: respeto, calma, palabra cumplida. El cierre del lugar en 2018 y la muerte de Beco en 2019 dejaron esa nostalgia pesada de los sitios que parecen terminarse. Pero en Areco hay costumbres tercas: cuando algo forma parte del tejido, siempre encuentra quién lo vuelva a encender. Nota aquí.







Salvador Amor


 

Sofía Ellar

 

Juanlu Mora


 

Alberto Alcalá


 

Camilú & Nahuel Pennisi

 

Jodie Foster

 “Si a los sesenta no aceptas que envejeces y que te vas a morir, tienes un problema serio”

Mito viviente del cine, la actriz reflexiona sobre la madurez, el acoso mediático, la supervivencia en Hollywood, el narcisismo contemporáneo y la relación de los jóvenes con la tecnología. Ahora estrena ‘Vida privada’, su primer gran papel en francés

Es un cuerpo pequeño que domina la escena sin levantar la voz, una autoridad silenciosa. En un discreto hotel de cinco estrellas escondido en un lateral de los Campos Elíseos, Jodie Foster aparece envuelta en la luz oblicua que se filtra por las persianas e ilumina una habitación pintada en colores terracota y antracita, los tonos convertidos en el nuevo estándar del lujo internacional. Lleva un esmoquin gris perla de corte masculino diseñado por Thom Browne, de esos que parecen trazados con regla; una camisa blanca abotonada hasta el cuello y una corbata ancha y centrada. El corte recto de su melena y su perfil puntiagudo prolongan la geometría del conjunto. Todo en ella sugiere control y rigor, pero también algo más difícil de definir, un insondable misterio.

A la actriz la acompañan su estilista y su publicista de toda la vida, un pequeño clan que la protege desde hace décadas. Se sienta en el sofá y posa, serena y aplicada, para el fotógrafo. Cuando su cámara analógica dispara, con el clic seco y reconocible del obturador, sonríe con esa media mueca tan suya, a medio camino entre la ironía y la melancolía: “Hacía muchos años que no escuchaba ese ruidito”. Sus mocasines dejan entrever unos tobillos pálidos que podrían ser de niña o de anciana. Su rostro muestra los pliegues propios de una mujer de su edad, una rareza en Hollywood. Cumplirá 63 años al día siguiente de la entrevista, pero sigue siendo la misma criatura, extraña y fascinante, que ya era en sus comienzos.

Foster está en París para presentar su nueva película, Vida privada, de la directora Rebecca Zlotowski, que se estrena el viernes que viene en las salas españolas. Interpreta a una psicoanalista estadounidense instalada en la capital francesa que atraviesa una crisis profesional y personal. Tras la sospechosa muerte de una de sus pacientes, emprende una investigación que la obligará a observar su vida con la misma lucidez con la que analiza a los demás. Lo que empieza como un caso policial acaba convirtiéndose en el retrato íntimo de un personaje que, en el último tercio de la existencia, se ve forzado a revisar quién es y qué ha hecho con su tiempo. Su Lilian recuerda por momentos a las heroínas neuróticas de Diane Keaton en las viejas comedias de Woody Allen: mujeres que se ponían a resolver un misterioso asesinato solo porque necesitaban volver a sentir algo. Nota aquí.



Diego Prenolio