jueves, noviembre 27, 2025

Ismael Serrano

 

Joaquín Sabina

Si digo Rafael

Si digo Rafael digo Picasso,
cabello de ángel, gorro marinero,
Ignacio, Federico, Garcilaso,
Aitana, Benjamín, García Montero.

Si escribo cal y canto, ¡qué osadía!,
si Trastévere... casa de las flores,
no pasarán quiere decir Dolores,
si náufrago pernocto en tu bahía.

Si te falla mi hombro es porque muero,
si nombro a Juan abrazo al panadero
del pan de anís de la melancolía.

Si te desvives culpo a tu asesino,
si calla Alberti se avinagra el vino
del bar del Puerto de Santa María.



Rafa Mora & Moncho Otero


 

Florencia Núñez

 

Luis García Montero

 Cuando Almudena Grandes se sentaba a escribir

En el cuarto aniversario del fallecimiento de la escritora, su compañero, el poeta Luis García Montero, la recuerda delante del ordenador, con ‘Negrín’ sobre sus piernas.

Durante años vivió con nosotros un gato que se llamaba Negrín. Se lo habían encontrado recién nacido nuestras hijas en los aparcamientos de la urbanización de Rota donde pasábamos los veranos. Lo habían llevado a nuestra casa, y yo caí en la tentación de ponerle un plato con leche. Cuando Almudena vio la escena, empezó a regañarnos con el sentido común que a nosotros nos faltaba. La verdad es que era una locura responsabilizarnos de un gato porque vivíamos entre dos ciudades y muchos viajes, sometidos a unas costumbres de ida y vuelta que hacían poco aconsejable recibir con dignidad a una mascota en la familia. Al comprender que Almudena no quería que nos quedásemos con el gato, nuestras hijas tuvieron la idea de bautizarlo. Mamá, se llama Negrín, y todo cambió de golpe, no de golpe de Estado, sino de golpe de nombre, porque en las palabras caben muchas cosas, y en aquel animal que ellas habían encontrado en la calle vivió de pronto la historia de España, la memoria que estaban acostumbradas a oír una y otra vez en la mesa de la cocina, en el sofá donde veíamos la televisión o en el coche que cruzaba las ciudades y la memoria de los paisajes. El nombre de Negrín hizo imposible un nuevo exilio, el gato se quedó con nosotros, se quedó para siempre, más allá de los años y la muerte, porque yo recuerdo todavía con mucha frecuencia la imagen de Almudena sentada delante del ordenador, en medio del argumento de una novela o de un artículo para el periódico, con Negrín sobre sus piernas. La memoria histórica de aquel gato con nombre de protagonista de la República Española forma parte de mi memoria más íntima. Ante un ordenador apagado o un sofá solitario, convivo con mis recuerdos y les digo que no, no pasarán.

Sentarse a escribir es sólo una parte del proceso de la escritura, porque en las palabras caben muchas cosas que tienen que ver con la vida, los recuerdos, las conversaciones, las ciudades, los ojos, los oídos, los labios y los zapatos. Se hace camino al andar y se escribe con todo lo que se ha quedado en nosotros a cada paso dentro de nosotros. Hay que sentarse, desde luego, y conviene respetar una disciplina de trabajo con sus horarios y sus días. Pero resulta imprescindible que el trabajo se mezcle de verdad con la vida y que el oficio sea una vocación. Cuando escribía sus novelas, Almudena intentaba meterse en la intimidad de sus personajes para vivir la historia por dentro, pasar de las fechas y de los grandes acontecimientos a la intimidad de un hombre o una mujer que se enamoraban, sentían ilusiones o miedos, compartían ideas, fracasos o esperanzas, en su corazón y en sus miradas. La escritura iba desde los acontecimientos colectivos a la intimidad de los seres humanos. Cuando escribía sus artículos para EL PAÍS, dominaba casi siempre la dirección contraria, se partía de un episodio personal, una escena particular, un acontecimiento íntimo, para trascender y llegar a situaciones que definían la vida colectiva, el aire de una sociedad y un tiempo.

La literatura y la historia son inseparables porque surgen de la vida que hace y deshace a los seres humanos. Almudena se formó en una época en la que estudiar o participar en la movida madrileña suponía afirmar la libertad ante las costumbres de la dictadura franquista que había sometido a España durante muchos años. Y la libertad no suponía sólo votar cada cuatro años. Se trataba de afirmar un modo diferente, más libre, de ser mujer, una manera distinta de vivir la sexualidad o de escribir sobre ella, un deseo de leer los libros prohibidos, de conocer las historias silenciadas, de compartir los pensamientos o de buscar en el quiosco los periódicos. El aire de libertad que supuso la aparición de EL PAÍS hizo posible un nuevo modo de contar las noticias, un deseo hecho realidad de que el periodismo fuese parte decisiva de la democracia, tanto a la hora de informar como a la hora de opinar. Años después, la escritora que había indagado con Las edades de Lulú en los caminos de una nueva educación sentimental o que había habitado la memoria de la clandestinidad y la lucha por la democracia en El corazón helado, se sintió orgullosa de heredar en el periódico la columna de Manuel Vázquez Montalbán para contar, desde sus propios ojos, desde su intimidad, todo aquello que le despertaba opiniones en el día a día de la realidad española. Formó parte de su literatura y de su vida la disciplina de ponerle palabras a la actualidad y de pensarse las cosas dos veces. Nota aquí.



Julio Llamazares


 

Maggie Cullen

 

Rodolfo Serrano

 Ahora, yo

Dejadme, amigos, os ruego, con mis cosas.
Con esta paz de ver pasar las nubes
mientras pienso ya en nada y los gorriones
picotean saltando en mis zapatos.
Quisiera dedicarme a lo de siempre,
a soñar con escapadas a países
que no están en los mapas conocidos,
más allá de dragones y de monstruos.
Me perdería por viejas ciudades
con plazas silenciosas y con calles
que huelan a café y a cigarrillos,
y tengan las esquinas como labios.
Caminaría, lento, por sus parques,
entraría a los cafés y a las tabernas,
miraría por todas sus ventanas
buscando un viejo amor, una sonrisa.
Esta es la vida, la vida que hoy añoro,
buscar esos sencillos paraísos,
y hallar en la nostalgia mi pasado,
el olvido de un tiempo —nunca mío—
Y, luego, ya más tarde, cuando venga
la noche a reclamarme, pueda entonces
dormirme con el alma en su recuerdo
y navegar su piel eternamente.
Foto de Raul Cancio.



Miguel Mateos


 

Elena Roger

 

Valeria Castro

 El emotivo discurso de Valeria Castro en los Ondas tras su baja: “La voz no es algo inerte que vive en la garganta, convive con lo que pasamos”

La artista canaria, que llevaba un mes retirada tras anunciar un parón musical por salud mental y problemas vocales, fue galardonada como fenómeno musical del año.

La cantante canaria Valeria Castro reapareció este miércoles en la gala de los Premios Ondas para recoger su galardón como fenómeno musical del año, un reconocimiento que compartió con Guitarricadelafuente. Lo hizo tras un parón musical, un descanso que anunció que se tomaba en octubre y que termina el 8 de diciembre con nuevos conciertos en su agenda.

“Tengo derecho a una baja por salud mental que ha afectado a mi instrumento de trabajo”, dijo la artista en una entrevista previa en La ventana, en la que dijo estar bien y en la que habló de su proceso de recuperación. “Ha sido un mes para rodearme de grandes profesionales que me han ayudado a encauzar esto, que es un proceso largo para a protegerme y cuidarme para continuar mi trabajo”, explicó.

“Hoy, que tengo un micrófono que me da voz, la misma voz con la que les cuento mis historias, quería recordar que la voz no es algo inerte que vive en la garganta, si no que convive con lo que pasamos, con cómo nos tratamos y con el límite del cuerpo después de todo. El ruido y los estímulos extremos del mundo a veces nos hacen pensar que hay que tirar para adelante como sea. Y yo creo que está muy bien siempre y cuando no pasemos por encima de nosotras mismas”, señaló en su discurso tras recoger el premio.

“Creo que soy un cristalito, se me nota mucho todo, pero desde esta transparencia, desde esta fragilidad aprendí a hacer canciones que a mí me han salvado. Así que hoy les agradezco de todo corazón que hayan valorado esta forma de cantar y de componer, porque este Ondas me recuerda que se puede hacer música desde la honestidad, sin prisa, sin fingir fortaleza, y siendo nada más y nada menos que un ser humano”, añadió la canaria.

La cantante también quiso dar las gracias a su equipo y a su familia (“a mi padre y a mi madre que están esta noche aquí, que me dieron la vida y que me han cuidado siempre; a mi abuela Micaela de la que heredé toda mi fuerza”) y se acordó también de sus paisanos: “Gracias a mi tierra también que son gente de heridas reconstruidas y esta mujer de La Palma no va a ser menos”. Nota aquí.



Antonio de Pinto

 


Kiko Veneno

 

Ramón Serrano

 HAZ EL AMOR Y NO LA GUERRA

Caete caete caete
por las profundidades del miedo
pierdete pierdete
por entre las sombras del bosque
acércate si te atreves
al barranco de la muerte
¿no oyes las campanas
doblar la negra esquina siniestra?
en los nichos solitarios
resecos como esqueletos
yacen por los suelos desparramados
los antiguos crisantemos
el putrefacto olor del pecado
redimido del infierno
viene de una inocente barbacoa de chuletas de cordero
Ay ay ¿dime madre
dónde están los cencerros y el caballo de la era ?
¿dime qué fue de la muchacha de ojos negros ?
¿no saben los frailes frailunos que el amor se muere en las guerras?



Quique González


 

Iñaki y Frenchy


 

miércoles, noviembre 26, 2025

Luis Fercán

 

Joaquín Lera

 A MI GUITARRA

A mi guitarra no le gusta verme triste.
A mi guitarra no le gusta que te hagan daño.
A mi guitarra le gusta que te mime.
A mi guitarra le gustan mis manos.
A mi guitarra le gustan tus raíces.
A mi guitarra le recuerdo a un árbol.
A mi guitarra le gusta que la acaricie.
A mi guitarra le gusta dormir a mi lado.
A mi guitarra no le gusta jugar al despiste.
A mi guitarra no le gusta que le de la espalda.
A mi guitarra no le gusta que la desafine.
A mi guitarra no le gusta ser esclava.
A mi guitarra le gusta sentirse libre.
A mi guitarra le gusta que le cante en voz baja.
A mi guitarra le gusta que sea su escondite.
A mi guitarra le gustan los acordes que hablan.
A mi guitarra no le gusta que se rían de tus lágrimas.



Gioconda Belli


 

El Naán & Rozalén

 

Loquillo

 “Me considero de clase obrera. Absolutamente. Y es algo que no tiene nada que ver con una ideología u otra”

El artista de Barcelona participó en el ‘podcast’ de ‘EL PAÍS Semanal’ que presenta Fernando Navarro

Loquillo protagonizó el cuarto episodio de la nueva temporada de Tercer Acto, el podcast sobre el valor de envejecer de EL PAÍS Semanal. En esta ocasión el artista conversa con Fernando Navarro sobre sus orígenes, cómo ve la muerte o su trayectoria en la música: “El verdadero tipo duro es, como cuenta Robert De Niro en Una historia del Bronx, el tipo que se levanta a las cinco de la mañana para mantener a su familia”. El rockero asegura que ha crecido con esa mentalidad y que es eso lo que ha intentado inculcar a su hijo.

El catalán destaca “el valor del trabajo, el valor de la dignidad, el valor de ser de clase obrera”. Y subraya que se siente de clase obrera: “Absolutamente, absolutamente. Y es algo que no tiene nada que ver con una ideología u otra. Ser de clase obrera es un ADN determinado. A mí nadie me ha regalado nada, de hecho a nosotros nos llamaban los hijos de nadie”. Precisamente Hijos de nadie es el título de una de sus canciones y de un libro de poemas que publicó.

Loquillo también habló de las dificultades de la vida de un artista: “Cuando vuelves al hotel estás solo y eso solo puedes equilibrarlo con drogas y alcohol”.

También de las dificultades vitales que ha sufrido personalmente y que, dice, nada tiene que ver con las que ha padecido su familia, razón por la que no le gusta quejarse. “No me quejo. Me cabreo y me cago en todo, pero jamás me quejo porque es que miro para atrás y pienso: ¿de qué coño me voy a quejar?. Hago lo que quiero”, apunta. Puedes ver la primera temporada de ‘Tercer acto’, aquí. Nota aquí.




Lisandro Aristimuño


 

Luz Casal

 

Félix Maraña

 España como prisión

La memoria del tirano,
que la iglesia custodió,
es la carga que sufrió
luego el pueblo soberano,
el pueblo republicano,
llevado hasta la extinción,
fusilado al paredón
sin compasion ni piedad.
Y por tanta iniquidad
nadie ha perdido perdón.
Y llegaron años duros,
los muertos a las cunetas
en muchas tumbas secretas
o huesos a Cuelgamuros,
haciendo trabajos duros
para abultar la condena,
sin redención de la pena
ni esperanza de horizonte.
Hubo quien huyó hacia el monte
para escapar de la trena.
Y en aquella noche oscura
que el franquismo oscureció,
hubo gente que murió,
presa de pena o locura,
vencida por la amargura
o la desesperación.
Una España de sermón,
penitencia y procesiones,
crucifijos y prisiones,
y miedo a la delación.



Savoretti y Los Descriptibles


 

Tute


 

martes, noviembre 25, 2025

Ismael Serrano

 “El algoritmo genera una tiranía y un estrés que padecemos todos”

El cantautor madrileño vuelve a nuestro país para presentar el espectáculo Gira acústica: guitarra y voz, un regreso a sus raíces. En diálogo con Tiempo, adelanta su próximo disco y los inminentes festejos por sus 30 años en la música.

Ismael Serrano vuelve a encontrarse con su público argentino con una gira en formato acústico que recorrerá algunas de las principales ciudades del país. El cantautor madrileño se presentará los días 26 y 27 de noviembre en el Teatro Ópera, en lo que serán sus únicas dos funciones porteñas, y luego continuará por La Plata, Rosario, Bahía Blanca, Olavarría, Tucumán y Córdoba. Bajo el título Gira acústica: guitarra y voz, la propuesta promete una experiencia íntima, centrada en la esencia que lo convirtió en una de las figuras más queridas de la canción iberoamericana.

En este nuevo tour, Serrano, de 51 años, invita a revisitar sus clásicos en un contexto despojado y poético, buscando recuperar la emoción de aquellas canciones que marcaron a generaciones. En su propio ideario, la música es un refugio capaz de acompañar, celebrar, sostener y resignificar la vida. “La vida sin música es un eterno etcétera, etcétera, ectétera… La música nos rescata”, sostiene el artista, reafirmando la lógica que siempre guió su obra: la de encontrar esa canción que pueda ser compañía en los momentos más luminosos y también en los más difíciles.

Serrano irrumpió en la escena musical a fines de los ’90 con Atrapados en azul (1997), disco que lo catapultó como una de las voces más representativas de la nueva canción española. Temas como “Papá, cuéntame otra vez”, “Vértigo” y “Amo tanto la vida” se convirtieron en himnos generacionales en España y América Latina. Su segundo trabajo, La memoria de los peces (1998), consolidó su vínculo con el público argentino y le valió discos de oro en el país.

A lo largo de casi tres décadas, Serrano construyó una trayectoria sólida y transversal: publicó discos emblemáticos, escribió libros, incursionó en el cine, trabajó con artistas fundamentales como Silvio Rodríguez, Luis Eduardo Aute, León Gieco y Mercedes Sosa, creó su propio sello y editorial, y mantuvo siempre un compromiso social activo. Sus canciones dialogan con causas y colectivos —desde las Madres de Plaza de Mayo al zapatismo mexicano— y sostienen un ideario que combina memoria, ternura y mirada crítica.

Su presente artístico lo encuentra celebrando ese largo camino: en los últimos años publicó La canción de nuestra vida, exploró nuevas formas escénicas y grabó en Buenos Aires su proyecto sinfónico, editado en 2024. Con esta nueva visita, Serrano retoma el contacto con un público que lo sigue desde sus inicios y que encuentra en sus recitales un espacio de emoción compartida. Gira acústica: guitarra y voz aparece así como un regreso a la raíz: una guitarra, una voz y las historias que siguen creciendo con quienes las escuchan.«

Volver a un formato más intimo

El cantautor español explica que, tras la magnitud del sinfónico, sintió la necesidad de “volver a la esencia”, a esa intimidad primera donde la voz y la guitarra bastan para contar historias. “Me apetece también reivindicar un poco al cantautor en estos tiempos de tanta impostura y de autotune, de tanta sofisticación un tanto superficial, reivindicar la figura del trovador que cuenta historias. Y me divierte también enfrentarme a ese reto, que además te permite tener un repertorio más fluido, no tan rígido, sujeto un poco a lo que pase en el concierto, a lo que pida la gente”.

Con casi 30 años de carrera, Serrano convive con la idea de que muchas de sus canciones se volvieron himnos personales para su público. Lo conmueve, aunque confiesa que aún lo sorprende. “Tenemos un poco de síndrome del impostor. Cuando alguien te dice que tu canción le cambió algo, piensas que quizás te confunde con otro”. Pero entiende esa relación porque también la vivió como oyente: las canciones que lo acompañaron en viajes, duelos o búsquedas. “Una canción no se termina hasta que alguien no la hace suya”, afirma. Nota aquí.










Gustavo Santaolalla

 

Víctor Manuel


 

Rodolfo Serrano

 Lluvia

Llueve plácidamente. Cae el agua
sobre la tierra seca. Hay un silencio
infinito en esta tarde extraña.
Solo el rumor, muy quedo,
de las gotas de lluvia en el tejado.
La paz deber ser esto. Muy lejano
el recuerdo de muertes y pateras.
El dolor de los niños y las lágrimas
del hombre que ha perdido su esperanza.
Sobre la parra cae el agua mansamente.
Han huido los pájaros. No queda
más que este atroz silencio.
Huele a paja mojada. Este perfume
que corre por el porche, suave y tierno.
Está todo tan lejos. En la higuera
adivino un rumor de pájaros mojados.
Cae despacio la tarde. Por la calle
no pasa ni una sombra. Y ahora mismo
me viene la añoranza
de un regazo perdido en la memoria.
Contemplo un horizonte en la borrosa
llanura de Castilla. En este mismo instante
daría cualquier cosa por creer
en un dios que acaricie mis angustias.
Pero me siento solo, algo asustado,
de pie frente a la noche que me aguarda.
Se me rompe el silencio con un toque
inesperado de campana.
Ya dejó de llover. Son cuatro gotas
de un agua pobre. Pobre. Nada.
(El sol rompe las nubes a lo lejos).
Foto de Raul Cancio.



Mabel Millán

 

Alberto Ballesteros


 

Federico García Lorca

 La historia viva del archivo de Lorca

El rescate de manuscritos, fotografías, cartas o dibujos del poeta sigue en marcha desde 1936 pero su voz sigue siendo una incógnita.

En el verano de 1936, tras conocerse la noticia del fusilamiento de Federico García Lorca, arranca el rescate de papeles, manuscritos, cartas, fotografías y dibujos del poeta. Una historia a la que, en los casi 90 años transcurridos desde su asesinato, apenas un mes después del levantamiento militar contra el gobierno de la República y el estallido de la Guerra Civil, siguen sumándose páginas. El acceso a los fotogramas originales y la digitalización en alta resolución del documental sobre la compañía teatral La Barraca que rodó Gonzalo Menéndez-Pidal en 1932 (que se conserva en su archivo particular en la localidad segoviana de San Rafael y está disponible en Youtube) han permitido al cineasta Manuel Menchón tratar las imágenes hasta descubrir el rostro del poeta en uno de los camiones. También ha destacado con más claridad la cara de Lorca en otra imagen en la que aparece sobre el escenario en la representación de La vida es sueño en el papel de Sombra. Menchón trabaja en el documental sobre Lorca, La voz quebrada, que tiene previsto su estreno en el primer semestre de 2026, y explica en conversación telefónica que ha consultado multitud de archivos en España y fuera para elaborar su película.

Ese documental de Gonzalo Menéndez Pidal sobre el que ha trabajado Menchón es una de las dos filmaciones conocidas en las que aparece Lorca. La otra la realizó en Montevideo en 1934 Enrique Amorim, quien mucho tiempo después fue contactado por Isabel, la hermana pequeña del poeta, y preparó una copia para la familia Lorca a finales de los cincuenta. Hoy esa grabación se encuentra en el archivo de la Fundación Federico García Lorca, fundado por la familia en 1984 y depositado en la Residencia de Estudiantes hasta 2018 cuando fue trasladado al Centro Federico García Lorca de Granada. La exposición Lorca y el archivo. Memoria en movimiento, presentada en ese mismo centro este 2025 y que viajará en abril de 2026 a la Residencia de Estudiantes de Madrid, ha reconstruido la larga y compleja historia de la documentación relativa al creador, trágicamente desaparecido.

Fruto de cuatro años de investigación, la muestra, comisariada por Christopher Maurer, Andrew A. Anderson y Melissa Dinverno, consta de 460 piezas, muchas de ellas inéditas o poco conocidas, tras el estudio de cerca de 50 archivos personales, familiares y estatales de Argentina, Uruguay, México, Puerto Rico, Estados Unidos y España. El archivo lorquiano está compuesto por “miles de documentos y un sinnúmero de lagunas que evocan al poeta ausente”, escribe Maurer en la publicación de la muestra, y prosigue: “Un sobre, un baúl, una caja bancaria, un cuarto cerrado con doble llave, el cajón de una mesita de noche, un paquete lacrado —objetos y espacios asociados con los manuscritos del poeta— evocan de alguna manera el sepulcro vacío”.

La historia de esos papeles, dibujos, manuscritos, documentos y fotografías que se han ido sumando capa a capa desde 1936 es también la de quienes los conservaron y de los distintos vericuetos por los que han ido emergiendo. “Con la llegada de los exiliados en los años setenta y ochenta aparecieron abundantes inéditos, luego disminuye lo que se encuentra. Salen muchos dibujos falsos, eso sí”, apunta por videoconferencia, y no descarta que haya en el futuro nuevos descubrimientos epistolares o fotográficos, e incluso que haya materiales en algún depósito en alguna caja fuerte. Nota aquí.



El Plan de la Mariposa

 

Alberto Alcalá


 

Félix Maraña

 La mina es una tumba

Dos mineros asturianos
han muerto en negra faena,
llenando el pueblo de pena.
Uno es leonés, son hermanos,
incluso caboverdianos,
que viven en Villablimo.
La mina es negro destino
de jóvenes y familias,
que hacen turnos y vigilias
esperando mejor sino.
Negro es el fondo del pozo,
negritud sin horizonte,
negras las vetas del monte.
La mina es un calabozo,
donde se entra de mozo
y sales de mozo anciano.
Trabajo de mano a mano
para conquistar la tierra,
librando una cruenta guerra
y con el pulmón malsano.
Que la mina es cuna y tumba,
pan y trabajo y esfuerzo
para sustento y almuerzo,
pero cuando se derrumba,
esa fiera catacumba
cobra el nombre de la muerte.
El minero es tipo fuerte,
fuerte es también la minera
pero no encuentran manera
de birlar la mala suerte.



Alejandro Sanz

 

Diego Ojeda


 

José María Pérez

 “Vivimos un momento de desguace, descorazonador, porque los escándalos son generalizados”

El dibujante, que publica unas memorias noveladas y protagoniza la última entrega de la serie ‘En primicia’, cuenta cómo fue su llegada a Madrid y el inicio de su carrera.

Peridis tiene otro nombre (José María Pérez) pero esta es su seña de identidad. Dibujante (toda la vida en EL PAÍS) y artista de otras materias (el románico, la restauración, el patrimonio cultural, la amistad), es como Kim de la India, el amigo de todo el mundo… Es de Aguilar de Campoo y de toda la geografía que él ha conseguido juntar, por ejemplo, en la Enciclopedia del Románico, cuyos volúmenes son su orgullo. Esa enciclopedia, el recuerdo de sus padres, la pasión que tiene por el periódico de su vida, convierten a Peridis en un héroe nacional de la alegría de contar. Aquí habla de todo ello, como si lo estuviera dibujando, a raíz de la salida de sus memorias noveladas (El tesoro del Convento Caído, Espasa), que coincide también con la emisión del episodio que le dedica el programa En primicia, serie sobre los grandes periodistas españoles [realizada por RTVE junto a la LACOproductora, productora audiovisual de PRISA, empresa editora de EL PAÍS]. En los primeros años de este periódico, Peridis regalaba galletas a los redactores. Por eso se hace difícil tratarle de usted como manda el Libro de Estilo de EL PAÍS…Nota aquí.



Pablo López