martes, diciembre 09, 2025

Los 12 de la Santa Cruz

 Actos en la Iglesia donde se infiltró Astiz

A 48 años de los secuestros de la Santa Cruz: “Memoria completa sería conocer el destino de los 30.000″

Familiares y compañeros de los doce secuestrados denunciaron las políticas de olvido y entrega el gobierno de Javier Milei.

La Iglesia de la Santa Cruz, ese lugar que Alfredo Astiz y la patota de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) sumieron en el terror hace 48 años, se llenó de memoria para recordar a las tres Madres de Plaza de Mayo, las dos monjas francesas y los siete militantes que fueron secuestrados entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977. No fue solo un ejercicio de recordación. Sus familiares y compañeros denunciaron la decisión de reescribir la historia del gobierno de Javier Milei y respondieron a las provocaciones: “Memoria completa sería conocer el destino de los 30.000, de nuestros hermanos que aún nos falta encontrar. Memoria completa sería que cada uno de los asesinos y sus cómplices civiles estuviera cumpliendo prisión perpetua en una cárcel común”.

Taty Almeida, presidenta de Madres de Plaza de Mayo, esperaba detrás del escenario que comenzara la conmemoración. Con su pañuelo en la cabeza, se fundió en un abrazo con Ismael Serrano, el cantautor que puso su música al servicio de la memoria. “Siempre que puedo y que me convocan las Madres estoy. En un contexto como el actual hay que reivindicar más que nunca la memoria y gritar fuerte que son 30.000, como un antídoto contra el negacionismo y los discursos de odio”, comenta Serrano con este diario.

A los pocos minutos, el acto empezó a rodar. Mabel Careaga se encargó de reconocer a Serrano por acompañar con su música al movimiento de derechos humanos. “Antes de conocer este país –al que llevo acudiendo desde 1997–, gran parte de mis referentes estaban aquí”, contestó él y contó que, en sus años de estudiante en la Universidad de Madrid, solía participar de los homenajes a las Madres.

Con su guitarra, tocó siete temas. El último fue Papá, cuéntame otra vez. Esta vez cantó que los muertos siguen podridos de crueldad y que ahora mueren en Gaza los que morían en Vietnam. A pocos metros, una mujer extendía una bandera de Palestina.

–Hola, hola –lo sorprendió Taty desde el público con un micrófono–. Cuando vos hablás, ahí está Alejandro, están los 30.000 –le dijo.

El cantante se emocionó desde el escenario, y Taty continuó: “A vos, querida Mabel, yo sé que desde algún lugar tu vieja te está aplaudiendo”.

Mabel es una de las hijas de Esther Ballestrino de Careaga, una de las dos Madres de Plaza de Mayo que fueron secuestradas en la Iglesia de la Santa Cruz. La otra fue María Ponce de Bianco. Su hija Ana estaba sentada entre el público.

El 8 de diciembre de 1977, las Madres de Plaza de Mayo y otros familiares de desaparecidos estaban recaudando fondos para publicar una solicitada en el diario La Nación. En el texto decían: “Por una Navidad en Paz, solo pedimos la Verdad”.

En la parroquia también estaban Ángela Auad, Patricia Oviedo, Eduardo Gabriel Horane, Raquel Bulit y la monja francesa Alice Domon. Todos ellos fueron secuestrados por un grupo de tareas y llevados a la ESMA.

Ese mismo día, la patota llevó a cabo otros dos operativos. Uno en el atelier de Remo Berardo en la calle Magallanes del barrio de La Boca. El otro, en el Bar Comet, del bajo porteño, donde estaban Julio Fondovila y Horacio Aníbal Elbert.

La cacería todavía estaba incompleta. Dos días después, un grupo de represores fue hasta la parroquia San Pablo, de Ramos Mejía, donde vivía la religiosa francesa Leonie Duquet. Azucena Villaflor de De Vincenti, fundadora del movimiento de las Madres de Plaza de Mayo, fue secuestrada a metros de su casa en Sarandí, Avellaneda, cuando salió a comprar un segundo diario para comprobar que la solicitada se había publicado correctamente.

Todos ellos fueron arrojados a las aguas del Mar Argentino en un vuelo de la muerte. En 2005, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) logró recuperar los restos de las tres Madres de Plaza de Mayo, de Duquet y de Auad.Nota aquí.






Coque Malla

 

Víctor Claudín


 

Félix Maraña

 Raíces

Quietud,
rumor del tiempo,
quebrado arraigo,
agonía interrumpida
del árbol
en cópula eterna
con la tierra.
Nadie data de la edad
de este roble centenario,
aunque en algún inventario
se dice que en propiedad
puede cumplir en verdad
cerca de quinientos años.
Ha visto hombres, rebaños,
pastoras con sus tristezas,
ha recibido certezas
y también mil desengaños.

F. M.
Fotografía del roblón de Llamas de Rueda realizada por Alfredo García, el de San Miguel de Escalada. A este roblón le dediqué algún poema en mi libro "El bosque no es un árbol repetido. Sonetos y soñetos " (Huerga y Huerga Fierro Editores , 2023)].



Sidecars

Rozalén


 

Valeria Castro

 “Ni siquiera mi madre se había dado cuenta de que estaba tan mal”

Tras una baja laboral de casi dos meses por salud mental, la cantautora retorna esta noche a los escenarios y explica por vez primera sus vivencias

Valeria Castro anda con la tarde risueña. Acaba de activar las estadísticas anuales de Spotify, esas que media humanidad comparte estos días por Instagram, y la plataforma le ha atribuido una edad afectivo-melómana de 80 añazos. Y ella, una Tauro del 99 acostumbrada a que le cuelguen el sambenito de viejoven, no está dispuesta a dejarse ofender por los designios de las maquinitas ni los algoritmos. “Esto me pasa por seguir escuchando tanto a Silvana Estrada y Sílvia Pérez Cruz”, razona, resignada. Y se troncha.

En efecto, la noticia es que la autora de guerrera, cuídate, la soledad o tiene que ser más fácil (sí, es tan pudorosa que escribe todos sus títulos en minúsculas) ha recuperado el humor, la guasa y hasta la capacidad para la autoparodia. En el transcurso de la conversación, una hora larga de confesiones y algún dulcito en una cafetería amiga de Chamberí, las sonrisas doblegan con creces a las lágrimas, que alguna vez amagan pero ni siquiera encuentran motivos suficientes para brotar. Y esta claudicación de la tristeza no acontecía desde aquel fatídico 13 de octubre en que la cantautora de La Palma protagonizó una actuación poco agraciada en Operación Triunfo, con una voz agónica que no parecía la suya, y docenas de anónimos justicieros procedieron a un cruel proceso de lapidación en las redes sociales. Tres días más tarde, la artista anunciaba en un comunicado “una pequeña pausa en este camino para recuperarme física y mentalmente”.

“Afronté un duelo familiar en verano [la muerte de su abuela] y un periodo de mucho ruido mental. Nadie te enseña a manejarte en un mundo laboral tan raro y expuesto, tan capitalista y propenso al vértigo”, reflexiona ahora tras estas siete semanas de retiro (ella prefiere hablar de “baja laboral”, como bien certifican los partes médicos). “Habitamos un mundo en el que el ruido externo es tan agresivo que la terapia se vuelve tan necesaria como tu doctor de cabecera. Y mi psicóloga me explicó que mis heridas ya no se curaban solo con las pequeñas tiritas que había ido colocándome hasta entonces…”.

Castro ha recuperado el tono lúcido y afable, la locuacidad y su proverbial bonhomía, aunque no le apetece rememorar con todos los detalles aquel lunes negro televisivo, precedido por una actuación en el Gran Teatro Falla de Cádiz en la que un asistente escribió, compungido, a este periodista: “No parece ella. ¿Tienes idea de si le pasa algo?”. “El día de la tele ya sabía la realidad que habitaba en mi cabeza”, resume la artista. “Y a partir de ahí me enfrenté no tanto al llanto como al vacío. Escribimos el comunicado en casa de mis representantes y comprendí la suerte de contar con un equipo humano que no solo trabaja conmigo, sino que me ha cuidado como a un cristal”.

Aquella misma mañana, Valeria eliminó todas las redes sociales de su móvil (“ahora las he reinstalado, pero voy entrando poquito a poquito”), canceló viajes, pospuso un puñado de conciertos y emprendió un proceso de sanación que hoy llega a su culmen: el auditorio Mar de Vigo asistirá este lunes a su feliz reincorporación a la vorágine. “El día del comunicado acepté parar a regañadientes”, se sincera ahora esta tres veces candidata al Grammy Latino, autora de la canción central de El 47 y reciente Premio Ondas. “Desde ese mismo jueves no he dejado todo el rato de visualizar mentalmente mi regreso. En el camino he comprendido que me he subido a muchos escenarios desde una autoexigencia extrema, y eso no puede ser. Tenía muchos vicios psicológicos acumulados. De los otros no, porque soy muy sanita, pero terminé incurriendo en una dinámica casi empresarial, en esa ambición artística de querer estar en todas partes. Después de haberme limitado el tiempo de mi vida, ahora salgo más humana de todo esto”.

Pensó que con el descanso, la pausa y la desconexión se pondría a escribir canciones y más canciones, pero qué va. Al principio bastante tenía con sobrellevar la desazón. Luego llegó lo más complicado: reencontrarse con su personalísima e inconfundible ejecución vocal, tan frágil, hermosa y volcada en el trémolo. “Me ha costado mucho escucharme y pensar que mi música tiene valor. Y he cantado mucho, muchísimo en casa. ¡Supongo que los vecinos estarán hartos!”. Más risas. Nota aquí.





Joel Reyes

 

Ismael Serrano


 

Babasónicos

 Babasónicos: la capacidad de reinvención permanente

La banda despidió el año con otro show sorprendente. Aunque tenía a mano el material flamante de “Cuerpos, vol. 1″, Babasónicos ofreció un repertorio ecléctico, extraído de diferentes etapas.

Ahora que este año, al menos en la Argentina, Manchester volvió a estar cerca, demasiado cerca, sobre todo a partir de la vuelta de Oasis, vale la pena recordar que en 2026 se cumplirá el 20 aniversario de un episodio mitológico en la música popular contemporánea local. Ian Brown, ídolo de los hermanos Gallagher y arquitecto del rock alternativo mancuniano junto a su otrora grupo, The Stone Roses, se quedó sin violero para su recital en el Personal Fest, por lo que convocó a Mariano Roger, guitarrista de Babasónicos, para que le hiciera la gamba. La elección no fue fortuita: era fan suyo y de la banda de la que es parte, que también integró la grilla de esa edición. No sólo eso: durante el show llamó al resto de los de Lanús para interpretar la colaboración que hicieron para su disco Golden Gates (1999), a la que tituló igual que sus comensales.

Si bien a mediados de los 2000 finalmente alcanzó la masividad, Babasónicos en la conclusión de los años 90 era una banda prestigiosa, pero todavía de nicho. Desde su debut, con Pasto (1992), cada disco se transformó en una invitación al vértigo y en un ejercicio de experimentación impúdica; una especie de islote de la vanguardia rodeado por el mar de las tendencias y la cultura pop. Consiguieron generar conceptos, sin desatender la realidad. De hecho, unos meses antes de que Brown publicara ese segundo material en solitario para el que los convocó, los liderados por el cantante Adrián Dárgelos lanzaron el fabuloso Miami: repertorio que conceptualmente despedía a un modelo de país y que estéticamente se convirtió en el cierre de su primera etapa, la que le dio a pie a la que largó con Jessico.

Tiempo después de la aparición de ese disco, el quinteto actuó en Ferro, como parte del festival Quilmes Rock. A 21 años de ese encuentro, Babasónicos regresó a ese estadio en la noche del sábado (tras agotarse esa fecha, anunció una función más para el domingo) sin otra razón que despedir el 2025. Sin embargo, el pasado 27 de noviembre el grupo estrenó su decimotercer trabajo de estudio, Cuerpos, vol. 1. Si en algún momento se creyó que Trinchera (2022) significó la inauguración de un flamante periodo, disparado por la invocación del rock al éter de la electrónica para reinventar su entelequia de la canción, lo más reciente de la banda se planta como antípoda. Se trató del paso de la reflexividad pandémica a la resistencia al noemedievalismo en el que devino la nueva normalidad. Y es que hoy la lid debe ser cuerpo a cuerpo, a cielo abierto.

La última vez que la banda tocó en Buenos Aires en diciembre sucedió en 2023, en Campo de Polo. Lo único que coincidió entre aquel día y éste fue el calor infernal, porque la puesta en escena se renovó. Si en ese entonces giró en torno al triángulo o a la mística piramidal, ahora el receptáculo fue un cubo donde se coloreó de rojo y de negro la introspección y la distopía, y que hizo de las líneas y rectángulos en gris degradado una metáfora de la infelicidad. Esto tomó forma mientras Dárgelos cantaba: “Me encantaría construir un poco de alegría”, pasaje redimido de la suerte de R&B digital “Tiempo off”, que tuvo su estreno en vivo en esa performance. El escenógrafo Sergio Lacroix, una vez más, se coronó en su aliado conceptual, en el paisajista del metaverso, reemplazando aparte las visuales decorativas por imágenes en tiempo real funcionales al show.

El frontman, por su parte, guardó en el placard el outfit chamánico blanco que lució en el periodo de Trinchera, y, consecuente con el sentimiento que atraviesa a Cuerpos, vol. 1, se atavió de monje negro, algo parecido a un Rasputín retrofuturista. Así salió al tablado, llevando envuelta en el cuello una boa navideña dorada, gesto que se desdobló entre la ironía y el divismo. Apenas tomó el micrófono, cantó “Advertencia”, funk logarítmico incluido en el nuevo disco (con “Tiempo off” fueron los temas que sonaron de ese material), seguido por dos de las mejores creaciones de su anterior álbum: los dance guitarreros “Mimos son mimos” y “Paradoja”. De este último sorprende su construcción no lineal, debido a que genera una sensación de angustia alusiva a la de su título. Ambos exponen además la increíble capacidad de reinvención del grupo. Nota aquí.




José Mercé

 

David Lebón


 

Jorge Martínez

 Muere el músico Jorge Martínez, alma indómita de Ilegales, a los 70 años

Impetuoso, salvaje e inadaptado social, el artista marcó un punto diferencial en el pop-rock español con canciones como ‘Tiempos nuevos, tiempos salvajes’ o ‘Soy un macarra’

Una enfermedad ha tumbado en dos meses y medio a una roca que parecía indestructible. Jorge Martínez, alma y carácter animal del grupo Ilegales, ha muerto a los 70 años. En septiembre anunció que paraba su gira para “someterse a un tratamiento contra un cáncer”. Quedaban en el aire una veintena de conciertos entre septiembre, octubre, noviembre y diciembre. El grupo presentaba su espléndido disco de 2025, Joven y arrogante, y esperaba retomar la gira tras la mejoría de su líder. Pero el cáncer, de páncreas, era más agresivo de lo previsto. Llevaba dos semanas en el hospital, los últimos con grandes dolores. “No quiero vivir esta parte de mi vida”, decía ante el tormento físico. Sus amigos se turnaron para pasar la noche con él. Roberto Nicieza, exbatería de Australian Blonde, pasó la última, la de anoche. “Pensó en música hasta el final. La última vez que hablamos me dijo que había que editar una canción que tenía inconclusa. Y me contó un sueño que había tenido, casi pesadilla para él: un concierto suyo que había sonado mal”, cuenta destrozado por teléfono Nicieza.

Alto, fornido, impetuoso, bocazas, provocador, salvaje, inadaptado social. Todo eso era al que la gente llamaba Jorge Ilegal. También fue un gran músico, un bicho raro en los ochenta, diestro con su guitarra en una época en la que se alardeaba de amateurismo. Por actitud, pocos tan punk como él; por la música, mucho más allá del punk. Sus canciones eran contundentes, secas, pero con un sonido cristalino, arrimado a la nueva ola y con un gusto por la melodía que las alejaba de la ruidosa tropa del punk. Tiempos nuevos, tiempos salvajes; Soy un macarra; ¡Hola, mamoncete! o Agotados de esperar el fin, todas de sus dos primeros discos, forman parada ineludible de los mejores temas del pop español de los ochenta.

Últimamente Martínez hablaba con frecuencia de la muerte en las entrevistas. “Está bien platearse de vez en cuando que puedes morir. Yo me lo he planteado, sin miedo, porque soy un indigente en cuestión de miedo”, decía. En marzo de 2025 reflexionaba así en EL PAÍS al hilo del título del último disco de Ilegales: “Joven y arrogante [nombre del álbum] es una postura inherente al rock and roll. La arrogancia no se debería perder nunca. La juventud evidentemente se pierde por una cuestión vital, aunque a mí todavía me queda juventud, y también me queda arrogancia, por supuesto. Cada concierto de Ilegales es lo que debe ser un concierto de rock: un ejercicio de arrogancia. Yo estoy seguro de que lo que estoy ofertando es algo realmente bueno”. Efectivamente, sus conciertos (muy especialmente los últimos) eran de una solvencia sónica apabullante.

Jorge Martínez nació en Avilés (Asturias) en 1955. Procede de una familia de estirpe noble “venida a menos”. “Nunca nos faltó de nada, eso sí”, informaba. Su padre trabajaba de secretario de Justicia Municipal. La radio se convirtió en uno de los mejores entretenimientos de su niñez. Odiaba la copla imperante de la época, pero el pequeño Jorge movía el dial hasta que surgían Elvis Presley, los Teen Tops, Lone Star y sobre todo Los Bravos. Así relató a este periódico el impacto que le causó descubrir Black is Black: “Esta es la canción con la que dije: ‘Quiero dedicarme a la música’. Tendría unos 12 años cuando la escuché. Me quedé impresionado. Ese órgano tan bien puesto, y esa voz tan potente que tenía Mike Kennedy. Yo estaba en un colegio de esos militarizados de la OJE, y los sábados por la noche nos ponían la tele, un programa de actuaciones. Pero no había el más mínimo interés por parte de nosotros en ver el programa. Todos nos íbamos a hacer otras cosas. Pero cuando salían Los Bravos había una expectación total”.

Cuando Jorge empezó a crecer tuvo varios choques frontales con la figura paterna. Todavía con Franco vivo se sacó el carnet de músico, obligatorio en aquella época para actuar, y comenzó a tocar en orquestas. También inició la carrera de Derecho, pero no la terminó. Con 20 años dejó la casa familiar. Su primera banda seria, sobre 1977, se llamó Madson. También formaba parte de ella su hermano Juan. Tocaban rock and roll y en las letras ya despuntaba su estilo provocador. “No fumes marihuana ni esa mierda de hash, sabes que la heroína te coloca más”, decía uno de los temas. Madson no solo tocaban música: también eran aficionados a las incursiones delictivas, pequeños hurtos en farmacias y otras tiendas. Era la época de la reconversión industrial en Asturias: desempleo, pelotas de goma, peleas entre bandas, drogas. Cuando Madson se rompió Jorge fundó Los Metálicos, que a los pocos meses pasó a denominarse Ilegales. Antes de ese nombre, Jorge propuso este otro que finalmente desecharon sus compañeros: Los Hijos de la Gran Puta. Así se las gastaba. Ya había comenzado la década de los ochenta. Era la época en la que Jorge vestía de mod e iba siempre por Gijón con un palo de hockey, que utilizaba sin miramientos en las frecuentes peleas en las que se metía. Nota aquí.


Erlich


 

lunes, diciembre 08, 2025

Víctor Claudín

 Rodolfo nos cuenta por Facebook.

Leo y finalizó “Vivo en la oscuridad”, la última novela de Víctor Claudín. La he disfrutado. Una espléndida novela negra y un retrato inmisericorde y descarnado, del mundo que rodea la música: desde la famosa “rueda” de las televisiones y la SGAE, hasta la falta de moral, las traiciones y las canalladas que se mueven con las luces de un escenario, las giras, los conciertos de música y los desmanes y penurias, las envidias y navajazos de agentes y representantes. Y, detrás, la política…
Todo es cierto en esta mirada que Victor deja caer sobre un mundo, el de la música, los bares y la noche. Tan cierto como esos nombres reales de músicos que, en feliz cameo, aparecen en sus páginas: el inolvidable Pablo Guerrero, Javier Batanero, Fran Espinosa, Luis Pastor, Javier Krae o Ismael Serrano.
La novela resulta absorbente. Bien estructurada, perfectamente trazada con una prosa limpia y elegante. Personajes reales y otros inventados que, seguro, tienen su correspondencia en personas que, con otro nombre, se cruzan en el mundo de la noche.
Victor, a través del personaje del inspector Vázquez, nos muestra sus gustos en novela negra, con referencias y guiños continuos a numerosos autores en este campo. Para mí fue una sorpresa que mencionara entre ellos a Yeruldelgger, un detective de Mongolia que, a mí me fascina.
La trama de la novela comienza con la aparición de una mujer asesinada en … Bueno, leedla y ya me diréis.




Carlos Chaouen


 

Estopa

 

Iñaki Gabilondo

 “Estoy muy enfadado con el rey Juan Carlos. Se ha convertido en un factor de discordia”

El periodista lamenta que Sánchez compita con Aguirre “por el trono de los peores seleccionadores de personal” y que la izquierda no se una para defender lo público

Tuvo sus crisis de fe en la profesión. Cuenta que alguna vez estuvo a punto de tirar la toalla, pero a sus 83 años, el periodista Iñaki Gabilondo (San Sebastián) tiene un proyecto por estrenar, la serie La gran aventura de la lengua española, que ha grabado con una productora cultural y que emitirá RTVE. Y otro en marcha sobre el exilio. La curiosidad y las ganas de entender permanecen intactas. Quizá por eso se intuya cierta rabia por el esfuerzo que otros ponen en no entenderse, incluso cuando les va la vida en ello.

Pregunta. ¿En estos 83 años, qué es lo más bonito que ha oído decir en la lengua española?

Respuesta. “Quiero estar contigo”.

P. ¿Y lo peor que ha escuchado decir en su propia lengua, las palabras que más le han indignado?

R. “Mis ideas valen más que tu vida”. Se dijo durante muchos años.

P. ¿Cómo ve a TVE? El PP la llama “Telepedro”…

R. Salvo en la época de Zapatero y una breve primavera en la época de Adolfo Suárez, que me tocó a mí, en España no ha habido televisión pública, ha habido televisiones privadas de los distintos gobiernos, tanto aquí como en las comunidades autónomas. Ganabas las elecciones y te daban una televisión y una caja de ahorros. España acostumbra a considerar coyunturales sus problemas crónicos y como diagnostica mal, resuelve mal. No son nuevos muchos pecados políticos: colocar a amigos en lugares públicos, utilizar la justicia, asaltar la tele..., pero, como se atribuyen siempre a algo coyuntural, no se arreglan nunca. Y cuanto más extrema es la polarización, peor se diagnostica, porque todas las esperanzas de solución se adjudican a la liquidación de ese Gobierno. El caso más claro de esto es la corrupción.

P. Es difícil diagnosticar con las tripas.

R. Falta cabeza. La corrupción se repite sucesivamente y no cambia nada. Sánchez está a punto de batir el récord de nulidad en selección de personal en competencia con Esperanza Aguirre. Se disputan el trono de los peores seleccionadores de personal de la historia política.Nota aquí.



Doble Valentina


 

Valeria Castro

 

Joan Manuel Serrat

 Joan Manuel Serrat, doctor honoris causa de la Universidad de Guadalajara: “Soy feliz con este oficio por el que me aplauden”

El cantautor catalán fue homenajeado en la institución educativa mexicana por “promover los valores de la libertad, la justicia social, la diversidad lingüística”

Joan Manuel Serrat recibió en México el doctorado honoris causa que le otorgó la Universidad de Guadalajara (UdeG), que hace un homenaje a su trayectoria y fortalece la “cadena de amor” que siente por este país latinoamericano. El cantautor de 81 años es la gran estrella de la delegación de Barcelona, ciudad invitada de honor a la edición 39 de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que concluye el domingo en la capital tapatía, donde ha sido una de las figuras que más público ha convocado al recinto ferial.

Bajo el Paraninfo Enrique Díaz de León, que resguarda majestuosos murales de José Clemente Orozco, Serrat aseguró que en la música y en las canciones es posible tener “hallazgos tan definitivos” como en la ciencia y “tienen efectos sanadores entre las personas”. Además, aludió a lo que considera su vocación y “su vicio” por cantar, que comenzó al hacer labores domésticas con su madre y que se fortaleció cuando compraba cancioneros con las pesetas que su abuela le daba cada domingo.

También recordó que en su familia no hubo artistas sino obreros, campesinos e hijos de obreros y campesinos que, eso sí, cantaban por el gusto de cantar, un legado que lo ha llevado a encontrar su oficio y su felicidad “Soy feliz. Soy feliz con este oficio que a mí me gusta hacer y por el que además me aplauden”, confesó. El músico catalán aseguró que su éxito fue posible no sólo con inspiración sino con un “trabajo duro” que se empeña en hacer de las palabras la materia prima para tratar de conmover a otras personas: “Hay que trabajar las palabras como trabaja el alfarero el barro”, expresó. Nota aquí.



Pez Mago


 

El Nido

 

Editorial Losada

 La editorial Losada entregó su legado a la Caja de las Letras del Instituto Cervantes de España

Se trata de una donación de material histórico que será custodiada por la institución española hasta su entrada en la Caja de las Letras. Entre los libros donados, figuran Cara de plata y Águila de blasón, de Ramón del Valle-Inclán; A la pintura, de Rafael Alberti, y La agonía del cristianismo (primera publicación de la editorial) y Cancionero de Miguel de Unamuno, ambos en su primera edición.

La editorial argentina Losada entregó su legado a la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, en un acto en el que estuvieron presentes Luis García Montero, director del Instituto Cervantes; José Juan Fernández Reguera, presidente de Losada; José María Ridao, cónsul general de España en Buenos Aires y Roberto Varela, consejero cultural de la Embajada de España. García Montero recibió, de manos de Fernández Reguera una donación de material histórico que será custodiada por la institución española hasta su entrada en la Caja de las Letras.

“La mejor manera de comprometerse con el futuro es saber heredar los mejores legados del pasado. Y en ese sentido, en la Caja de las Letras queremos darle una importancia especial a las editoriales. Porque en todo el vértigo de la transformación tecnológica que existe, hay que defender el libro como referencia de una cultura que nos forma como ciudadanos y que nos invita a pensar y a tener conciencia crítica y a no estar a merced de la manipulación y de las falsas consignas”, expresó García Montero al inicio de la ceremonia.

“Estoy muy agradecido con la decisión del Instituto de acoger a Losada en su Caja de las Letras”, señaló por su parte Fernández Reguera. “Con 87 años, la editorial sigue adelante y prácticamente es la única que ha quedado como propietaria en la Argentina, porque las multinacionales han absorbido prácticamente todo”, agregó antes de detallar los libros donados, dispuestos cuidadosamente dentro de una caja de felpa roja: Cara de plata y Águila de blasón, de Ramón del Valle-Inclán; A la pintura, de Rafael Alberti, y La agonía del cristianismo (primera publicación de la editorial) y Cancionero de Miguel de Unamuno, ambos en su primera edición. Además, el legado incluyó una ilustración original del artista italiano Atilio Rossi, que formó parte del libro de Sartre El aplazamiento, y una carta del año 38 escrita por la viuda de Valle-Inclán, en la cual solicitaba que sus libros fuesen publicados en el país.

A continuación, en el cierre del encuentro, García Montero hizo entrega a Fernández Reguera de la llave dorada de la caja 1150. “Hay dos llaves. Una se la queda la institución y otra se la queda el propietario para disponer de la caja”, aclaró. “Todos estos documentos están inventariados en la Biblioteca Patrimonial para que los puedan utilizar los investigadores. Además, también hacemos exposiciones itinerantes por la red del Instituto en otras partes del mundo. Estos recuerdos son estupendos”.

Un poco de historia

El Instituto Cervantes, con sede central en Madrid, cuenta en su sótano con la Caja de las Letras, una histórica cámara acorazada que antiguamente sirvió de caja fuerte para el Banco Español del Río de la Plata y el Banco Central. En la actualidad, dispone de más de 1.800 cajas de seguridad y algunas de ellas contienen legados literarios, artísticos y científicos de la cultura hispanohablante.

Desde 2007, artistas, intelectuales y escritores (entre ellos todos los premios Cervantes desde ese año) han donado parte de su patrimonio cultural a la Caja de las Letras. Juan Gelman, Mario Benedetti, Gioconda Belli, José Saramago, Rosa Montero y, más recientemente en 2025, artistas como Joan Manuel Serrat y Charly García son algunos de los nombres que integran esa lista.

En este marco, el legado de Losada tiene un significado especial para la institución española. Fundada en Buenos Aires en 1938 por el editor madrileño de origen gallego Gonzalo Losada (1894-1981), supo ser conocida como la “editorial de los exiliados”, ya que albergó a republicanos e intelectuales españoles residentes en la Argentina antes de la Guerra Civil, como Francisco Ayala, Lorenzo Luzuriaga o Manuel Lamana. Así, se convirtió en un espacio de expresión para el pensamiento republicano español, en el cual se editó toda la obra literaria de la Generación del 27. Autores como William Faulkner, Antonio Machado, Albert Camus, Pablo Neruda, Miguel Ángel Asturias y Harold Pinter, entre muchos otros, integraron su catálogo que, durante un tiempo, estuvo prohibido en España. Nota aquí.



Dani Flaco



Tute

 


domingo, diciembre 07, 2025

Rodolfo Serrano

 Este bar

Algunas veces sueño con un bar como este,
con el sol del invierno entrando por la puerta,
acariciando, leve, la cristalera. Y barra
con los cuatro clientes —heroica resistencia—
que guardan, impasibles, el recuerdo del tiempo.
Y una dulce tristeza invadiéndolo todo.
Y un camarero amable y esta quietud de iglesia
con dioses que perdonan todos nuestros pecados.
Y una cerveza fría como alma de banquero.
Entonces te das cuenta de que toda tu vida
es tan solo un instante. Y sueñas paraisos
con ángeles que ofrecen la manzana prohibida
en un Edén que es solo una luz de neón.
En un bar como este, las horas son pavesas
y por el aire suena una música extraña,
esa pasión fugaz de un cuerpo en la derrota.
La añoranza lejana de la piel del recuerdo.
Por eso invoco ahora el asilo en sagrado
de los bares, refugio para huir de las sombras.
(En la ventana brilla el sol como ascua de oro).
Foto de Raul Cancio.



Pedro Pastor & Luis Pastor


 

Kiko Veneno

 

Paris Joel

 Ella

Ella, en dos ocasiones, del pozo de la orfandad, salió seca,
A codazos, se sentó a la mesa,
Y en trabajos duros desvió su columna vertebral.
Ella, sabe del dolor, porque habita en su cabeza,
Y aún así, no tuvo miedo a parir dos seres magníficos,
Yo me hubiese echado atrás, y aún así, me eligió,
No llego a entender que vió en este carpintero de nubes,
pero, cuando regala su sonrisa,
Cae el "Gordo" de Navidad.
Dicen que hay más genio en ella
que en la lámpara de Aladino,
Pero yo la he visto ayudar a ancianos,
Y hacer favores a los desvalidos.
Cuando me da permiso,
Exploro su piel canela,
Y, si en el paraíso hay tobogán,
Será como cualquiera de sus piernas.
No sé si el dolor se ha rendido,
Ella no,
Y el mundo es mejor gracias a nuestros hijos,
Ahora, mientras escribo,
ocupa toda mi sensibilidad,
lo invade todo,
Ya ves, Mili, eres más de lo que piensas,
Cuidas de huéspedes maravillosos,
haces florecer poemas...