viernes, abril 30, 2021

Rodolfo Serrano

Oración
No rezo a un dios de cólera y de sangre
que hace sufrir al niño. Que se empeña
en llevarnos a un cielo que no existe
y nos niega el paraíso de la tierra.
Un dios indiferente a la tristeza,
brutal con otros dioses en la guerra,
cínico y cruel con la mujer y dulce
con el amargo sabor de la pobreza.
Mis amigos no son de su cuadrilla.
Y tampoco él me acompaña en esas noches
en las que uno está solo y está triste
y el mundo es inhóspito y oscuro.
No rezo a un dios vestido de oro y sedas,
que construye con sangre y sufrimiento
sus templos y en la calle, mientras tanto,
desnuda al inocente en el invierno.
Ese dios que convive con la muerte,
que llena de dolor los hospitales,
se acuesta con el hambre y la miseria
y bendice el eructo de los reyes.
No rezo a un dios que no canta a la vida,
que no cura el dolor, y que bendice
un mundo gris de fuego y de metralla
donde el hombre aún espera que amanezca.
(Y todavía seguimos esperando
a un dios que no destroce nuestros sueños)

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