viernes, abril 02, 2021

Rozalén

 Rozalén, una idealista que busca hacer feliz con su música

La cantante, ganadora de un Goya, va con la estatuilla a todas partes mientras proclama su felicidad junto a la huerta en la que vive.

Algo raro tiene que estar pasando en el mundo para que no hayan florecido los cerezos en la madrileña Quinta de los Molinos. Rozalén, de natural optimista, llega y le quita importancia. Alaba, en cambio, al olivo, un árbol que le recuerda a sus raíces en la sierra del Segura, Albacete, y cuya rama lleva tatuada en el tobillo. Se queda mirando ahora a un pájaro, parece que carpintero. Llega de otra sierra, la de Madrid, donde vive al lado de una huerta. “Me estoy volviendo un poco loca con los pájaros”, dice, “les hemos puesto casetas y vienen a comer alpiste y a montar jaleo… me encanta mirarlos”. Hoy no hay flores blancas, pero, en cualquier caso, ya es primavera. “Y yo soy más de campo que las amapolas”, insiste la cantautora, que viene de verde.

Viene a hacer un videoclip cuya otra mitad se va a grabar al otro lado del charco: una colaboración con el músico colombiano Esteman. A la cantautora le gusta colaborar con otros músicos y recibe muchas peticiones para ello: ve la música como un campo para la cooperación más que para la competición. En la pandemia ha estado muy presente: “Alguien me dijo que me veía tanto como a Fernando Simón, pero es que me lo pedían y yo me sentía con fuerza”. No se arrepiente. Pronto comienza una gira extraña, la de su disco El árbol y el bosque (“un disco terapéutico, que se pregunta mucho qué es más importante, si lo individual o lo colectivo”), que le llevará a sitios grandes con aforo limitado, con toda su banda. “A ver qué tal sale, supongo que en algunos bolos perderemos dinero”, pronostica, “pero hay que currar. La gente está cansada e irascible, yo la primera, pero estamos preparando unos bolazos… la gente se va ir de ahí con ganas de vivir”. Nota aquí.



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