martes, noviembre 30, 2021

Guillermo Roux

 Guillermo Roux, el autor de una obra personal y arriesgada

Ya fuera como docente, como tallerista o como hacedor, Roux vivió muchas vidas. El arte fue la compañía de todas ellas. 

Dibujante, acuarelista, pintor, el artista plástico Guillermo Roux falleció a los 92 años y deja un legado de esos que agigantan la producción artística local: una obra que entiende el arte como autoconocimiento, sin miedo a los cambios estructurales, profundamente personal y también arriesgada que encuentra en la materia de sus recuerdos y sus memorias la poética del decir, de la belleza y de la inmensidad de la búsqueda cuando se produce arte mientras se mira y se vive no una sino muchas vidas.

Hijo del dibujante e historietista uruguayo Raúl Roux, Guillermo nació en 1929 en el barrio porteño de Flores y descubrió el arte de ver a su papá trabajando: desde la estatura de un niño que apenas llegaba a la mesa de trabajo, deseaba poder ver más allá de la cartulina en blanco y le pedía a su papá que lo subiera a su falda para ver cómo de pronto la hoja en blanco se transformaba en una historia o en dibujo.

Con la huella de esa infancia, su recorrido profesional arrancó dibujando "humildes" viñetas e ilustraciones, como una forma de ayudar a su papá, a quien veía trabajar largas horas sentado en su escritorio. De hecho, una anécdota que el artista solía contar era que en una de esas jornadas compartidas, siendo apenas un niño de primaria, pintó un Everest para su papá.

Más tarde decidió él también estudiar dibujo, se formó y trabajó en la editorial de Daniel Quinterno, en los años 40: "Era un obrero del tablero", definió la experiencia en varias entrevistas, donde también confesaba la dificultad de esos inicios, como lo señaló en un reportaje con PáginaI12: "Entrar en el mundo del arte me sentó mal. Era muy competitivo. Me llevó mucho esfuerzo encontrar mi camino. Pero no tenía las ideas claras". Nota aquí.



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