viernes, octubre 31, 2025

Tan Bionica

 


Paco Cifuentes


 

Quique González

«La música no moviliza como lo hacía en los 60»

El músico y compositor acaba de publicar '1973', su duodécimo disco de estudio y uno de los álbumes nacionales del año, que presentará en directo.

Es uno de los mejores compositores patrios. Se lo ha ganado a pulso desde aquel lejano 'Salitre 48' (Universal Music, 2001. Quedamos en Malasaña, y charlamos largo y tendido. Confiesa que le gusta tocar en teatros: «Hay menos ruido y el público está más atento

». Se considera un músico de club, porque viene de allí. «Si queremos cuidar a la cantera que está empezando y que quiere abrirse camino, deberíamos estar obligados a cuidar, mantener y proteger las salas, porque ahí es donde empieza todo», afirma convencido. Asegura que vivimos una época de exceso de información, que le abruma y le frustra por la imposibilidad de asimilarla y que todo sucede demasiado rápido.

Cuando compone, busca la profundidad, el arreglo idóneo, extraer algo nuevo. «Hago discos y canciones con la esperanza de que el paso del tiempo les siente bien, y que dentro de diez años no suene oxidado el mensaje o la letra. Que no haya perdido la vigencia, la validez, la magia». Otorga mucha importancia a su equipo, a su productor (ahora Toni Brunet), a sus músicos. Trabajó en el pasado con Carlos Raya, Ricky Faulkner y Brad Jones. «También supone un reto trabajar con gente que haga sonar mis canciones de una manera en la que yo no había pensado», subraya.

—Titular un disco con el año de su nacimiento. ¿Cuál es el motivo?

—Tiene varios motivos. Por estética pura y dura me apetecía titular uno de mis discos con una cifra, porque no lo había hecho antes. Y '1973' no estaba cogido. Aunque he recordado que estuve haciendo una colaboración en el disco '1973' del grupo Bide Ertzean, unos periodistas del País Vasco que ya no están en activo. El disco tiene algo de coral. Habla de 'nosotros' más que de mí. De la gente que nacimos en los 60, los 70 o en los 80. Me apetecía llamarlo así por nuestro amor por los discos de los 70, que es mi época favorita de la música. Barajé otros títulos, 'La caja de herramientas' y 'Coleccionistas', pero me parecía más estético y más rotundo llamarlo '1973'.

—Este disco habla más bien de madurez. ¿Cree que también desprende nostalgia o es más bien una mirada con cariño al pasado?

—Es más una visión retrospectiva con cariño y autocariño que nostálgica. No me considero para nada nostálgico, pese a lo que se pueda pensar. Sí que soy un poco sentimental, y sensible, pero no me gusta para nada quedarme anclado en el pasado, ni contar batallitas, ni sacar demasiado el anecdotario. De hecho, creo que el disco habla sobre todo de cómo esta generación de los 70 nos enfrentamos al futuro, al presente que vivimos, y a lo que nos queda por vivir, con la información y la vivencia que teníamos de antes.

—Cada vez cuida más las letras...

—Creo que siempre he cuidado las letras. Este disco en concreto posiblemente sea al que más horas le he echado, tratando de mejorarlas y de rascar más profundamente en los textos. Y ojalá lo haya conseguido. Nota aquí.



Ismael Serrano & María Pascual

 

Fran Fernández


 

Rodolfo Serrano

 Nada podrá contigo

Vienes desde el pasado. Traes un viento
que barre este dolor, que abre los cielos,
que empuja contra el muro miedo y miedo.
Un viento con olor a pruno y lilas.
Y las sombras se mudan de la casa.
Hoy este sol me viste de añoranzas,
acaricia tu cuerpo, ya difuso,
casi sombra muy leve y, sin embargo,
real, caliente, vivo como cuando
tú buscabas la forma de mis manos.
Me vienes como el beso de los niños,
como un dedo que escribe por mi pecho
tu nombre, cinco letras, donde nace
el universo mismo y esos días
hermosos como un tren de madrugada.
Y todo se revuelve. Los dolores
se escapan como el aire en mis pulmones,
la mañana se vuelve deslumbrante,
se detiene el reloj en mi muñeca
y hasta los dioses comen de mi mano.
Vivir, vivir, vivir. Volverse loco,
buscar una taberna, emborracharse,
comerte a besos, comprarte un suéter rojo,
abrazarte en museos y en tugurios,
regresar a los tiempos de la dicha.
Porque ni estos dolores, ni la herrumbre
de este cuerpo abandonado, ni siquiera
el deseo de la muerte, nada puede
hacer que este recuerdo, lo que fuimos,
se pierda en el camino de la noche.
(Contigo, la añoranza es sangre nueva).
Foto de Raul Cancio.



Dani Martín

 

Prado & César de Centi


 

Juanes

 Juanes ofreció un cóctel de música popular latinoamericana

El cantautor colombiano paseó a sus fans por todos sus hits, incluyendo su mega éxito “A Dios le pido”. Pero también se animó a versionar clásicos de León Gieco y Soda Stereo.

Juanes regresó a Buenos Aires en la noche del martes sin otro motivo más que el de afianzar su idilio con el público argentino. Lo que no es poca cosa. “Es un milagro estar aquí, y más si es junto a ustedes. Desde que vine la primera vez, en el año 2000, me enamoré de este país. Miento: estaba enamorado antes de conocerlo”, reconoció el astro musical colombiano, promediando la mitad de esta vuelta a la ciudad, donde se presentó por primera vez en el Movistar Arena. “Mis papás, mi familia y yo crecimos escuchando música de aquí. Desde Los Chalchaleros hasta Gardel, pasando por Soda Stereo. Les había hablado tanto de Buenos Aires a mi esposa y a mi hija Paloma (presentes entre la audiencia) que en esta oportunidad vinieron conmigo. Y eso me hace sentir más feliz todavía”.

Pero el devaneo no quedó en la mera elocuencia, sino que se materializó en varios pasajes del show. De hecho, al poco tiempo de haber arrancado, mechó la canción “Amores prohibidos” con una respetuosa versión de “Persiana americana”, himno del grupo que alguna vez lideró Gustavo Cerati. Más tarde, cruzó del escenario principal a un pequeño tablado erigido en la otra punta del campo, en medio del público y con su guitarra eléctrica a cuestas. Una vez que subió, apareció Luciano Pereira, el comensal más inesperado, con el que compartió el tema “Para tu amor” y una revisita a “Sólo le pido a Dios”, clásico de León Gieco. Tras el piropeo mutuo, el lujanense acompañó a su colega en su retorno al escenario principal, para luego despedirse de la muchedumbre.

Previo al cierre, y después de transitar un buen trozo de su éxito “La camisa negra”, el nativo de Medellín detuvo la canción para invitar a escena a “unos amigos” para hacer algo de cumbia. Entonces irrumpieron los integrantes de Un poco de ruido, streaming viral de la movida tropical local, con instrumentos en mano. Cuando Damo Martínez, el MC de la terna, lo tentó a salir del rock para probarse en la bailanta, Juanes le espetó: “Yo soy colombiano, mijo”. Lo que sirvió de puntapié para retomar el tema que detuvo unos minutos antes, aunque ahora en clave cumbiera, con Pinky SD, el acordeonista de la troupe, compartiendo protagonismo con el cantante, compositor y guitarrista. Si bien ese pasaje pareció medio accidentado, terminó por convertirse en uno de los mejores gestos de la velada.

La última vez que el artista se presentó en la capital argentina, aconteció hace dos años, en el Teatro Gran Rex, como parte del tour de su más reciente álbum de estudio, Vida cotidiana. A pesar de que en aquella ocasión también hubo guiños hacia la Argentina, el clímax se produjo cuando el paisa invocó a David Lebón para que pusiera su guitarra al servicio de su revisita a “El amor después del amor”, original de Fito Páez. No obstante, en este desembarco las canciones de ese repertorio brillaron por su ausencia. Esta vez el foco estuvo puesto en sus hits, uno detrás de otro sin parar. Y vaya que tiene una suculenta colección, lo que generó un ambiente festivo entre las siete mil personas que asistieron al predio de Villa Crespo (la segunda bandeja del Arena se mantuvo cerrada).

“Mala gente” inauguró las casi dos horas de show, seguida por el primer popurrí del set, el ya mentado cruce entre “Amores prohibidos” y “Persiana americana”. A continuación, hubo un mash up más: “Nada valgo sin tu amor” y “Besos en guerra”. El otrora integrante de Ekhymosis parecía que iba a bajar un cambio con “Volverte a ver”, pero en realidad estaba tomando impulso para enlazar “Lo que me gusta a mí”, “Fuego” y “Luna”. Para conectar los dos últimos temas, el músico rescató, a manera de puente, un pedazo de “La danza de Los Mirlos”, legendario himno de la cumbia amazónica (vertiente de la cumbia peruana). Y esto dejó en evidencia nuevamente la impronta interpretativa para con su instrumento, siempre próxima a la música negra. O más bien al cruce entre el funk y los ritmos africanos. Nota aquí.



Carlos Chaouen


 

Efecto Mariposa & Álvaro Urquijo

 

Ramón Serrano

 EXTRAÑO POEMA

Este Poema no tiene pétalos
ni versos ni corola
este Poema no tiene cáliz
ni pies ni cabeza
ni estambres ni paseos por la verbena
este Poema ni tiene gineceo ni música ni insectos
tampoco playa nl savia ni copas de ginebra
este Poema es un cencerro
de mirada lánguida
y aroma de cuervo.



Maggie Cullen


 

El Roto

 


jueves, octubre 30, 2025

Christian Masello

 Maradona y su conexión con el sur: Diego también es Bariloche

Sentimientos que afloran a sesenta y cinco años del nacimiento del Diez.

Diego Armando Maradona nació hace sesenta y cinco años. Porque no le pegaba a la pelotita, sino que la acariciaba y conseguía magia con ella, su nombre trascendió de una manera insospechada. Se transformó en ícono, en emblema, en una de las personas más conocidas del mundo.

Aquella frase de remera: “Algún día tus hijos y los hijos de tus hijos te preguntarán por él”, evocándola con una estampa de Diego, parece ser cierta. Yo todavía no tengo nietos, pero mi hijo, cada tanto, me consulta por Maradona. Para colmo, en la biblioteca hogareña, hay una foto en la que estoy con el Diez, tomada una noche inolvidable, hace veintitantos años. Aquel registro fotográfico marca su “presencia” en la casa, reflejo de lo que mi memoria atesora. La vez de la captura de la imagen, lo entrevisté. Más allá del tiempo que me concedió, de las características que envolvieron al reportaje y demás (materia de, seguramente, otra nota futura), recuerdo a un joven que, en aquel lugar (un boliche), le expresó su admiración, lo saludó y, cuando ya se iba, volvió sobre sus pasos para preguntarle con timidez: “Diego, ¿me dejás tocarte la zurda?”. Maradona lo observó, sonrió, soltó una ocurrencia jocosa (“Me comprometés, pibe”) y se levantó un poco el pantalón, para dejar al descubierto el tobillo zurdo. El muchacho se agachó, estiró su mano, cerró los ojos y dijo: “Gracias”. Luego partió, con el rostro extasiado, como si hubiese tocado a un santo.

Al recordar aquel momento, esbozo en la mente mi conversación con el Diez también como si hubiese hablado no con Dios, pero sí con un dios. Un dios terrenal. Un dios que se cayó y se levantó varias veces. Un dios al que, en ocasiones, ser una deidad le pesó mucho. Un dios que alguna vez aseguró (y nadie lo rebatió) que “la pelota no se mancha”. Un dios con pies de barro, es cierto, pero, en su caso, ese barro, además de la debilidad de sus flaquezas, significaba apego al origen, al barro de los potreros donde se crio, en Villa Fiorito, en la zona sur del área metropolitana de Buenos Aires.

Y ahí aparece un factor relevante, el sur. Diego siempre fue sur. Lo es aún hoy, muerto… o casi muerto, porque un dios, en realidad, no puede morir, pese a lo que diga un acta de defunción en la que, a muchos, se nos dificulta creer. Por eso, Maradona por siempre será sur, en su inmortalidad mitológica.

Entonces, es el sur de Fiorito. También, claro, el de La Boca y el de Nápoles, con los clubs de las camisetas por las que más se lo recuerda, además de la albiceleste, perteneciente a la selección de este país ubicado al sur del sur del mundo.

Y Bariloche también es sur. Nota aquí.




El Plan de la Mariposa


 

Carlos Recio

 

Omara Portuondo

 Omara Portuondo: 95 años de sentimiento cubano

Una voz que resonó y resuena entre los grandes maestros de la música cubana, que con el pasar de los años se ha añejado y suena cada vez mejor.

Hace 95 años, en La Habana, Cuba, nació quien hoy es considerada la última gran representante de la canción cubana: Omara Portuondo.

Como toda artista nata, desde su juventud el sentimiento fue su guía en la vida. En lugar de casarse con alguien de la alta sociedad —como estaba previsto—, Omara decidió fugarse con un jugador de béisbol, quien más adelante sería el padre de sus tres hijas. Aunque en el hogar el dinero no abundaba, la música era más que suficiente para alegrar los días y noches en Cuba.

Como sacado de un cuento, hace muchos, muchos años, en la década de 1940, comenzó la carrera artística de una joven Omara Portuondo como bailarina en el famoso cabaré Tropicana, en La Habana. Años después, en su debut radial junto a la primera agrupación a la que perteneció, llamada Loquibambla Swing, fue presentada como Omara Brown, la Novia del Filin. Aunque ese nombre artístico fue rápidamente olvidado, la Novia del Filin pasó a la eternidad.

El primer disco lanzado como solista por la Novia del Filin se estrenó en 1959 bajo el título Magia negra. Entre boleros, sones, feeling (o filin) y jazz, la voz de Omara Portuondo comenzó a hacerse conocida no solo en el Caribe e Hispanoamérica, sino también en varios países de Europa, donde llevó el canto y el sentimiento cubano a los escenarios más importantes, tanto como solista como acompañada por agrupaciones como la Orquesta Aragón.

Aunque desde joven el sentimiento cubano era prácticamente palpable al escuchar su canto, fue con la llegada del nuevo milenio que la artista, nacida en La Habana, terminó de consagrarse como una de las grandes voces de la isla, al cantar y grabar un álbum junto a la emblemática Buena Vista Social Club: Buena Vista Social Club Presenta: Omara Portuondo.

Con ese nuevo disco, la Novia del Filin recibió un segundo seudónimo: la Diva de Buena Vista Social Club. Acompañada por los más grandes músicos de Cuba, la voz de Omara Portuondo se convirtió en un puente que conectó al mundo con el sentimiento elegante y, a la vez, profundamente sensible de los artistas cubanos.

Desde los grandes nombres de Cuba —Compay Segundo, Ibrahim Ferrer, Pablo Milanés, y en su más reciente disco, Silvio Rodríguez— hasta artistas internacionales como Julio Iglesias, Alejandro Sanz, Natalia Lafourcade, Carlos Rivera y Raphael, su voz continúa resonando. Artistas de nuevas generaciones como C. Tangana, Pablo López y Nathy Peluso han colaborado con la última gran voz de la canción cubana, buscando en sus producciones una sonoridad añejada por el tiempo y cargada de sentimiento.

Una playlist para celebrar los 95 años de vida de una leyenda viva: Omara Portuondo, la última gran voz de la canción cubana. Nota aquí.



Pez Mago

Piti Fernández

 

Joan Manuel Serrat & Leonardo Padura

 Serrat y Padura recibirán doctorado honoris causa en México durante la Feria del Libro

El cantante español y el escritor cubano serán reconocidos por su impacto en la cultura iberoamericana, al recibir el máximo honor académico de la universidad durante la feria de Guadalajara.

El cantante español Joan Manuel Serrat y el escritor cubano Leonardo Padura serán distinguidos con el Doctorado honoris causa por parte de la Universidad de Guadalajara (oeste de México) como un reconocimiento a su trayectoria tanto en la música como en las letras.

Los consejeros de la universidad aprobaron este miércoles rendir un homenaje a la obra musical de Serrat, quien encabeza la delegación de Barcelona como ciudad invitada a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara que inicia hoy e irá hasta el próximo 7 de diciembre.

El doctorado será impuesto a Serrat por su “contribución al patrimonio cultural iberoamericano, su capacidad para tender puentes entre la música y la poesía, y por una trayectoria artística que ha promovido los valores de la libertad, la justicia social y la diversidad lingüística”, según detalla la universidad.

Además, la institución de Guadalajara, consideró que la obra del cantante, premio Princesa de Asturias de las Artes en 2024, es “profundamente humanista” y “refleja un firme compromiso con la memoria, la dignidad y el pensamiento crítico” que a sus 81 años de edad “ha acompañado a varias generaciones”.

Serrat sostendrá en la FIL una charla intergeneracional como parte del programa Mil jóvenes con… el 4 de diciembre, en la que hablará de su carrera como músico, pero también de su trabajo como embajador de la cultura catalana. Nota aquí.



Alberto Leal & Alejandro Ferre

 


Fito & Fitipaldis

 

Ramón Serrano

 LAS ACACIAS DE ENFRENTE

No hay poema que resista tanta belleza
sólo la vida en el solitario páramo
no hay otra metáfora que la flor despellejada
no hay otro temblor resistente
que el rosario de luces costeras
bailando sobre las negras aguas
así veo yo las acacias vernáculas
mis acacias
de día y de noche
de madrugada.



Frank Delgado & Luis Alberto García


 

Axel & Rozalén

 

Félix Maraña

 Manuel López Azorín

Un poeta consecuente,
un poeta cotidiano,
un poeta siempre a mano,
nadando contra corriente.
Un poeta irreverente,
de versos en el venero,
de verbos de quien sincero
dio todo a la poesía.
Todo cuanto poseía.
Así anda libre y ligero.



Rebeca Jiménez


 

Tute


 

miércoles, octubre 29, 2025

Ismael Serrano

 Ismael nos cuenta por Facebook.

Familiares y amigos, os presento la portada de Grabaciones insospechadas, mi próximo EP
Una pequeña selección inesperada de versiones, en la que, empeñado en torcerle el brazo al algoritmo, interpreto canciones de otros artistas.
El viaje comienza este viernes 31 de octubre con el estreno de Paraules d’Amor… y suena a amor de verano



Joe Fernández


 

Mon Laferte

 

Rocío Soto

 

Luis Salinas


 

Rafa Mora

 NOMBRARTE

Qué dificil es nombrarte sin decirte.
Sin guirnaldas ni bienvenidas.
Sin la música que anuncie esta luz esperanzada.
Sin el agua luminosa que acompaña al sendero.
Qué difícil es nombrarte sin reflejar la alegría.
Sin pronunciar cada letra.
Cada latido latente.
Habitando un lugar destemplado.
Una alborada a destiempo.
Un abismo silencioso,
allí, donde llora el mar.
Qué difícil es nombrarte sin ese azul puro.
Sin la inocencia de los versos agazapados entre máscaras.
Sin la ternura de la distancia que tiembla en la tierra leve.
Qué difícil es nombrarte sin el orden de las cosas.
En la hiel de la tristeza.
En el vértigo enraizado.
Y nombrarte, así,
dulcemente.
Sin aspavientos.
Para que al fin,
puedan entender que este corazón deshojado,
fue antaño, una vez,
muerte, huida y desierto.
Fotografía de Federico Romero Galán



Gustavo Cordera

 


Fito & Fitipaldis

 

Rodolfo Serrano

 ¿Qué puede hacer un poeta?

¿Qué puede hacer un poeta, enfermo y viejo,
cuando el mundo se viste de tristeza,
se rompe en mil pedazos y se incendia,
se desangra por un millón de heridas?
¿Mirar hacia los árboles desnudos?
¿Ir a comprar el pan y los periódicos?
¿Notar que se hace un nudo en la garganta
al mirar las noticias asesinas?
¿Dormir, dormir, dormir y consolarme
diciéndome que es todo, todo inútil?
Nada puedo hacer yo que escribo y digo,
que junto cuatro letras para nada.
Que pido paz sabiendo que mis gritos
no los escucha nadie y nadie, nadie
sabe siquiera que vivo y hago versos.
Me queda sólo maldecir esta barbarie,
maldecir a los dioses que bendicen
estas guerras de muertes y de sangre.
Romper en mil pedazos los poemas
y llorar con los niños, como el niño
que otra vez soy, con miedo e impotencia,
desconsolado niño en una guerra.
La foto es de Raul Cancio.



Rozalén


 

Albert Pla & Sebastian Teysera

 


Javier Bergia


 

Félix Maraña

 Ucrania, un nuevo Uxmal

Ucrania tiene un problema:
Eligió muy mal vecino,
violento, a fuer de asesino,
fuego que envenena y quema.
Putin carece de esquema,
de código universal,
tiene por principio el mal
y por fin, la destrucción
de Ucrania como nación,
enterrarla en otro uxmal.
Ahora es tal el desconcierto
tras tres años de batallas,
de mortíferas metrallas,
campanas tocando a muerto,
que no hay un número cierto
de víctimas y exiliados.
Muertos y desparramados
los cuerpos de los civiles
claman por conductas viles
y torturas de soldados.
Putin no lo llama guerra,
tan sólo conflicto armado,
dentro está muy silenciado,
pero el agresor se aferra
a una parte de la tierra
del territorio invadido.
Europa, como agredido,
quiere poder decidir
y se empeña en remitir
armamento sin sentido.





Ismael Serrano


 

Luiso García

 


martes, octubre 28, 2025

Bar La Orquídea

 Cafetines de Buenos Aires: un bar histórico de Almagro sobre el que flotan leyendas acerca de Gardel y la búsqueda del amor

El café bar La Orquídea abrió a principios de los años 50 en la esquina de Corrientes y Acuña de Figueroa. Se dice que en esa intersección, una mujer puso una orquídea sobre el cajón del “Zorzal criollo” al pasar el cortejo fúnebre y ahí mismo encontró marido. Se dice que tiempo después las mujeres solteras dejaban orquídeas en las ventanas del bar para ver si corrían la misma suerte.

Hoy vengo a contarles una historia que nos atraviesa como porteños. Contiene a Carlos Gardel, el tango y el barrio Almagro. Un relato que recorre la calle Corrientes, pero en sentido contrario al tránsito vehicular. Del puerto a la Chacarita. Claro que con una parada intermedia en un auténtico cafetín barrial. Me refiero al café bar La Orquídea, el templo cultural almagrense que abrió a principios de los años 50 del siglo pasado en la esquina de Corrientes y Acuña de Figueroa.

Le debía una visita litúrgica a La Orquídea. También a Almagro. Hacía rato que no me daba una vuelta por el vecindario. Entré al café, como suelo hacerlo siempre, con la intención de escribir la crónica en el lugar, y busqué un toma donde enchufarme. “Acá no tenemos ningún enchufe” me respondió el mozo mientras yo deambulaba sin rumbo revisando zócalos. Bien. No voy a negar que me reconfortó saber que La Orquídea es un café analógico. Y volví al cuaderno y la birome.

La Orquídea es un hito dentro del patrimonio barrial. Deudo del difunto Mercado de Flores que ocupaba la manzana de enfrente. De allí tomó su nombre. Aunque hoy traigo otro motivo. Ya lo conocerán.

El local es un amplio, generoso y luminoso salón revestido en madera hasta tres cuartos de altura. Las ventanas son guillotinas. Todavía mantienen el barral de bronce a la mitad para que corran cortinas. Aunque estas fueron retiradas desde la última puesta a punto del lugar hace unos 15 años. El café bar tiene cuatro ventiladores de techo, también de madera, con tulipas con forma de flor. Hay siete percheros de pared. Casi todo el frente del salón está acompañado de la barra. Son diez metros aproximadamente de madera y estaño. El personal viste a tono con el mobiliario. Los ventanales, algunas pizarras en el interior y los carteles que indican los géneros a la entrada de los baños están intervenidos por el maestro de fileteado Gustavo Ferrari. Bingo. La armonía es total. Ahora La Orquídea también ha aumentado su capacidad con unas mesas afuera. Están en un deck que avanza por sobre Acuña de Figueroa. Ideal mascotas.

Ordené un café con una medialuna y vino acompañado de una porción de budín de pan. De haberlo sabido evitaba la harina. Sépanlo. Dato.

La feligresía habitual de La Orquídea está integrada, casi en su totalidad, por vecinos. Muchos escritores, miembros de la colonia artística y músicos. Mario Alarcón, el actor que hace de juez en El secreto de tus ojos, charla con unos amigos en la barra. Los mozos bandejean cafés con leche y medialunas. El fuerte del local es su tostado de miga. En una mesa un sesentón con “las nieves del tiempo plateando su sien” se toma un cortado en jarrito acompañado de huevos revueltos. Los muchachos de antes no usaban proteínas. Consumí mi servicio y me acerqué hasta la barra para charlar con el encargado. Se llama Alterio Mora. Alterio —que es su nombre de pila— lleva 38 años en La Orquídea. Sobrevivió a cinco cambios de propietarios. Así me dijo. El hombre algo bien debe hacer. Nota aquí.