jueves, octubre 30, 2025

Christian Masello

 Maradona y su conexión con el sur: Diego también es Bariloche

Sentimientos que afloran a sesenta y cinco años del nacimiento del Diez.

Diego Armando Maradona nació hace sesenta y cinco años. Porque no le pegaba a la pelotita, sino que la acariciaba y conseguía magia con ella, su nombre trascendió de una manera insospechada. Se transformó en ícono, en emblema, en una de las personas más conocidas del mundo.

Aquella frase de remera: “Algún día tus hijos y los hijos de tus hijos te preguntarán por él”, evocándola con una estampa de Diego, parece ser cierta. Yo todavía no tengo nietos, pero mi hijo, cada tanto, me consulta por Maradona. Para colmo, en la biblioteca hogareña, hay una foto en la que estoy con el Diez, tomada una noche inolvidable, hace veintitantos años. Aquel registro fotográfico marca su “presencia” en la casa, reflejo de lo que mi memoria atesora. La vez de la captura de la imagen, lo entrevisté. Más allá del tiempo que me concedió, de las características que envolvieron al reportaje y demás (materia de, seguramente, otra nota futura), recuerdo a un joven que, en aquel lugar (un boliche), le expresó su admiración, lo saludó y, cuando ya se iba, volvió sobre sus pasos para preguntarle con timidez: “Diego, ¿me dejás tocarte la zurda?”. Maradona lo observó, sonrió, soltó una ocurrencia jocosa (“Me comprometés, pibe”) y se levantó un poco el pantalón, para dejar al descubierto el tobillo zurdo. El muchacho se agachó, estiró su mano, cerró los ojos y dijo: “Gracias”. Luego partió, con el rostro extasiado, como si hubiese tocado a un santo.

Al recordar aquel momento, esbozo en la mente mi conversación con el Diez también como si hubiese hablado no con Dios, pero sí con un dios. Un dios terrenal. Un dios que se cayó y se levantó varias veces. Un dios al que, en ocasiones, ser una deidad le pesó mucho. Un dios que alguna vez aseguró (y nadie lo rebatió) que “la pelota no se mancha”. Un dios con pies de barro, es cierto, pero, en su caso, ese barro, además de la debilidad de sus flaquezas, significaba apego al origen, al barro de los potreros donde se crio, en Villa Fiorito, en la zona sur del área metropolitana de Buenos Aires.

Y ahí aparece un factor relevante, el sur. Diego siempre fue sur. Lo es aún hoy, muerto… o casi muerto, porque un dios, en realidad, no puede morir, pese a lo que diga un acta de defunción en la que, a muchos, se nos dificulta creer. Por eso, Maradona por siempre será sur, en su inmortalidad mitológica.

Entonces, es el sur de Fiorito. También, claro, el de La Boca y el de Nápoles, con los clubs de las camisetas por las que más se lo recuerda, además de la albiceleste, perteneciente a la selección de este país ubicado al sur del sur del mundo.

Y Bariloche también es sur. Nota aquí.




El Plan de la Mariposa


 

Carlos Recio

 

Omara Portuondo

 Omara Portuondo: 95 años de sentimiento cubano

Una voz que resonó y resuena entre los grandes maestros de la música cubana, que con el pasar de los años se ha añejado y suena cada vez mejor.

Hace 95 años, en La Habana, Cuba, nació quien hoy es considerada la última gran representante de la canción cubana: Omara Portuondo.

Como toda artista nata, desde su juventud el sentimiento fue su guía en la vida. En lugar de casarse con alguien de la alta sociedad —como estaba previsto—, Omara decidió fugarse con un jugador de béisbol, quien más adelante sería el padre de sus tres hijas. Aunque en el hogar el dinero no abundaba, la música era más que suficiente para alegrar los días y noches en Cuba.

Como sacado de un cuento, hace muchos, muchos años, en la década de 1940, comenzó la carrera artística de una joven Omara Portuondo como bailarina en el famoso cabaré Tropicana, en La Habana. Años después, en su debut radial junto a la primera agrupación a la que perteneció, llamada Loquibambla Swing, fue presentada como Omara Brown, la Novia del Filin. Aunque ese nombre artístico fue rápidamente olvidado, la Novia del Filin pasó a la eternidad.

El primer disco lanzado como solista por la Novia del Filin se estrenó en 1959 bajo el título Magia negra. Entre boleros, sones, feeling (o filin) y jazz, la voz de Omara Portuondo comenzó a hacerse conocida no solo en el Caribe e Hispanoamérica, sino también en varios países de Europa, donde llevó el canto y el sentimiento cubano a los escenarios más importantes, tanto como solista como acompañada por agrupaciones como la Orquesta Aragón.

Aunque desde joven el sentimiento cubano era prácticamente palpable al escuchar su canto, fue con la llegada del nuevo milenio que la artista, nacida en La Habana, terminó de consagrarse como una de las grandes voces de la isla, al cantar y grabar un álbum junto a la emblemática Buena Vista Social Club: Buena Vista Social Club Presenta: Omara Portuondo.

Con ese nuevo disco, la Novia del Filin recibió un segundo seudónimo: la Diva de Buena Vista Social Club. Acompañada por los más grandes músicos de Cuba, la voz de Omara Portuondo se convirtió en un puente que conectó al mundo con el sentimiento elegante y, a la vez, profundamente sensible de los artistas cubanos.

Desde los grandes nombres de Cuba —Compay Segundo, Ibrahim Ferrer, Pablo Milanés, y en su más reciente disco, Silvio Rodríguez— hasta artistas internacionales como Julio Iglesias, Alejandro Sanz, Natalia Lafourcade, Carlos Rivera y Raphael, su voz continúa resonando. Artistas de nuevas generaciones como C. Tangana, Pablo López y Nathy Peluso han colaborado con la última gran voz de la canción cubana, buscando en sus producciones una sonoridad añejada por el tiempo y cargada de sentimiento.

Una playlist para celebrar los 95 años de vida de una leyenda viva: Omara Portuondo, la última gran voz de la canción cubana. Nota aquí.



Pez Mago

Piti Fernández

 

Joan Manuel Serrat & Leonardo Padura

 Serrat y Padura recibirán doctorado honoris causa en México durante la Feria del Libro

El cantante español y el escritor cubano serán reconocidos por su impacto en la cultura iberoamericana, al recibir el máximo honor académico de la universidad durante la feria de Guadalajara.

El cantante español Joan Manuel Serrat y el escritor cubano Leonardo Padura serán distinguidos con el Doctorado honoris causa por parte de la Universidad de Guadalajara (oeste de México) como un reconocimiento a su trayectoria tanto en la música como en las letras.

Los consejeros de la universidad aprobaron este miércoles rendir un homenaje a la obra musical de Serrat, quien encabeza la delegación de Barcelona como ciudad invitada a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara que inicia hoy e irá hasta el próximo 7 de diciembre.

El doctorado será impuesto a Serrat por su “contribución al patrimonio cultural iberoamericano, su capacidad para tender puentes entre la música y la poesía, y por una trayectoria artística que ha promovido los valores de la libertad, la justicia social y la diversidad lingüística”, según detalla la universidad.

Además, la institución de Guadalajara, consideró que la obra del cantante, premio Princesa de Asturias de las Artes en 2024, es “profundamente humanista” y “refleja un firme compromiso con la memoria, la dignidad y el pensamiento crítico” que a sus 81 años de edad “ha acompañado a varias generaciones”.

Serrat sostendrá en la FIL una charla intergeneracional como parte del programa Mil jóvenes con… el 4 de diciembre, en la que hablará de su carrera como músico, pero también de su trabajo como embajador de la cultura catalana. Nota aquí.



Alberto Leal & Alejandro Ferre

 


Fito & Fitipaldis

 

Ramón Serrano

 LAS ACACIAS DE ENFRENTE

No hay poema que resista tanta belleza
sólo la vida en el solitario páramo
no hay otra metáfora que la flor despellejada
no hay otro temblor resistente
que el rosario de luces costeras
bailando sobre las negras aguas
así veo yo las acacias vernáculas
mis acacias
de día y de noche
de madrugada.



Frank Delgado & Luis Alberto García


 

Axel & Rozalén

 

Félix Maraña

 Manuel López Azorín

Un poeta consecuente,
un poeta cotidiano,
un poeta siempre a mano,
nadando contra corriente.
Un poeta irreverente,
de versos en el venero,
de verbos de quien sincero
dio todo a la poesía.
Todo cuanto poseía.
Así anda libre y ligero.



Rebeca Jiménez


 

Tute


 

miércoles, octubre 29, 2025

Ismael Serrano

 Ismael nos cuenta por Facebook.

Familiares y amigos, os presento la portada de Grabaciones insospechadas, mi próximo EP
Una pequeña selección inesperada de versiones, en la que, empeñado en torcerle el brazo al algoritmo, interpreto canciones de otros artistas.
El viaje comienza este viernes 31 de octubre con el estreno de Paraules d’Amor… y suena a amor de verano



Joe Fernández


 

Rocío Soto

 

Luis Salinas


 

Rafa Mora

 NOMBRARTE

Qué dificil es nombrarte sin decirte.
Sin guirnaldas ni bienvenidas.
Sin la música que anuncie esta luz esperanzada.
Sin el agua luminosa que acompaña al sendero.
Qué difícil es nombrarte sin reflejar la alegría.
Sin pronunciar cada letra.
Cada latido latente.
Habitando un lugar destemplado.
Una alborada a destiempo.
Un abismo silencioso,
allí, donde llora el mar.
Qué difícil es nombrarte sin ese azul puro.
Sin la inocencia de los versos agazapados entre máscaras.
Sin la ternura de la distancia que tiembla en la tierra leve.
Qué difícil es nombrarte sin el orden de las cosas.
En la hiel de la tristeza.
En el vértigo enraizado.
Y nombrarte, así,
dulcemente.
Sin aspavientos.
Para que al fin,
puedan entender que este corazón deshojado,
fue antaño, una vez,
muerte, huida y desierto.
Fotografía de Federico Romero Galán



Gustavo Cordera

 


Fito & Fitipaldis

 

Rodolfo Serrano

 ¿Qué puede hacer un poeta?

¿Qué puede hacer un poeta, enfermo y viejo,
cuando el mundo se viste de tristeza,
se rompe en mil pedazos y se incendia,
se desangra por un millón de heridas?
¿Mirar hacia los árboles desnudos?
¿Ir a comprar el pan y los periódicos?
¿Notar que se hace un nudo en la garganta
al mirar las noticias asesinas?
¿Dormir, dormir, dormir y consolarme
diciéndome que es todo, todo inútil?
Nada puedo hacer yo que escribo y digo,
que junto cuatro letras para nada.
Que pido paz sabiendo que mis gritos
no los escucha nadie y nadie, nadie
sabe siquiera que vivo y hago versos.
Me queda sólo maldecir esta barbarie,
maldecir a los dioses que bendicen
estas guerras de muertes y de sangre.
Romper en mil pedazos los poemas
y llorar con los niños, como el niño
que otra vez soy, con miedo e impotencia,
desconsolado niño en una guerra.
La foto es de Raul Cancio.



Rozalén


 

Albert Pla & Sebastian Teysera

 


Javier Bergia


 

Félix Maraña

 Ucrania, un nuevo Uxmal

Ucrania tiene un problema:
Eligió muy mal vecino,
violento, a fuer de asesino,
fuego que envenena y quema.
Putin carece de esquema,
de código universal,
tiene por principio el mal
y por fin, la destrucción
de Ucrania como nación,
enterrarla en otro uxmal.
Ahora es tal el desconcierto
tras tres años de batallas,
de mortíferas metrallas,
campanas tocando a muerto,
que no hay un número cierto
de víctimas y exiliados.
Muertos y desparramados
los cuerpos de los civiles
claman por conductas viles
y torturas de soldados.
Putin no lo llama guerra,
tan sólo conflicto armado,
dentro está muy silenciado,
pero el agresor se aferra
a una parte de la tierra
del territorio invadido.
Europa, como agredido,
quiere poder decidir
y se empeña en remitir
armamento sin sentido.





Ismael Serrano


 

Luiso García

 


martes, octubre 28, 2025

Bar La Orquídea

 Cafetines de Buenos Aires: un bar histórico de Almagro sobre el que flotan leyendas acerca de Gardel y la búsqueda del amor

El café bar La Orquídea abrió a principios de los años 50 en la esquina de Corrientes y Acuña de Figueroa. Se dice que en esa intersección, una mujer puso una orquídea sobre el cajón del “Zorzal criollo” al pasar el cortejo fúnebre y ahí mismo encontró marido. Se dice que tiempo después las mujeres solteras dejaban orquídeas en las ventanas del bar para ver si corrían la misma suerte.

Hoy vengo a contarles una historia que nos atraviesa como porteños. Contiene a Carlos Gardel, el tango y el barrio Almagro. Un relato que recorre la calle Corrientes, pero en sentido contrario al tránsito vehicular. Del puerto a la Chacarita. Claro que con una parada intermedia en un auténtico cafetín barrial. Me refiero al café bar La Orquídea, el templo cultural almagrense que abrió a principios de los años 50 del siglo pasado en la esquina de Corrientes y Acuña de Figueroa.

Le debía una visita litúrgica a La Orquídea. También a Almagro. Hacía rato que no me daba una vuelta por el vecindario. Entré al café, como suelo hacerlo siempre, con la intención de escribir la crónica en el lugar, y busqué un toma donde enchufarme. “Acá no tenemos ningún enchufe” me respondió el mozo mientras yo deambulaba sin rumbo revisando zócalos. Bien. No voy a negar que me reconfortó saber que La Orquídea es un café analógico. Y volví al cuaderno y la birome.

La Orquídea es un hito dentro del patrimonio barrial. Deudo del difunto Mercado de Flores que ocupaba la manzana de enfrente. De allí tomó su nombre. Aunque hoy traigo otro motivo. Ya lo conocerán.

El local es un amplio, generoso y luminoso salón revestido en madera hasta tres cuartos de altura. Las ventanas son guillotinas. Todavía mantienen el barral de bronce a la mitad para que corran cortinas. Aunque estas fueron retiradas desde la última puesta a punto del lugar hace unos 15 años. El café bar tiene cuatro ventiladores de techo, también de madera, con tulipas con forma de flor. Hay siete percheros de pared. Casi todo el frente del salón está acompañado de la barra. Son diez metros aproximadamente de madera y estaño. El personal viste a tono con el mobiliario. Los ventanales, algunas pizarras en el interior y los carteles que indican los géneros a la entrada de los baños están intervenidos por el maestro de fileteado Gustavo Ferrari. Bingo. La armonía es total. Ahora La Orquídea también ha aumentado su capacidad con unas mesas afuera. Están en un deck que avanza por sobre Acuña de Figueroa. Ideal mascotas.

Ordené un café con una medialuna y vino acompañado de una porción de budín de pan. De haberlo sabido evitaba la harina. Sépanlo. Dato.

La feligresía habitual de La Orquídea está integrada, casi en su totalidad, por vecinos. Muchos escritores, miembros de la colonia artística y músicos. Mario Alarcón, el actor que hace de juez en El secreto de tus ojos, charla con unos amigos en la barra. Los mozos bandejean cafés con leche y medialunas. El fuerte del local es su tostado de miga. En una mesa un sesentón con “las nieves del tiempo plateando su sien” se toma un cortado en jarrito acompañado de huevos revueltos. Los muchachos de antes no usaban proteínas. Consumí mi servicio y me acerqué hasta la barra para charlar con el encargado. Se llama Alterio Mora. Alterio —que es su nombre de pila— lleva 38 años en La Orquídea. Sobrevivió a cinco cambios de propietarios. Así me dijo. El hombre algo bien debe hacer. Nota aquí.










Alberto Leal & Alejandro Ferre


 

La Vela Puerca

 

Gustavo Santaolalla


 

Celia Cruz

 ¡Azúcar! El centenario de la Guarachera de Cuba

Tras un siglo desde su nacimiento, el legado de Celia Cruz no ha envejecido un solo día y los homenajes lo muestran.

Hace 100 años, en el barrio Santos Suárez, en La Habana, nació Celia Caridad Cruz Alfonso, Celia Cruz. Una mujer que, sin proponérselo, se convertiría en uno de los símbolos más poderosos de la cultura latinoamericana en Estados Unidos y el mundo. La “Guarachera de Cuba”, la “Reina de la Salsa”, vino al mundo el 21 de octubre de 1925. Desde niña mostró su pasión por el canto, que la llevó a ser una de las voces más reconocidas, si no la más, de su Cuba natal.

Celia estudió magisterio por su padre, un fogonero ferroviario que quería que —como profesora de escuela— tuviera respetabilidad y pudiera ascender socialmente; no hay que olvidar que era una joven mujer afrocubana en la década de los cuarenta. Su madre, en cambio, también aficionada a cantar, apoyaba su pasión. De joven participaba en concursos radiales y cantaba en pequeñas agrupaciones, ascendiendo poco a poco hasta que, en 1950, reemplazó a Mirta Silva como vocalista de la legendaria Sonora Matancera. Allí se consolidó como una de las voces más admiradas del continente. Su estilo era inconfundible: potente, rítmico, lleno de sabor caribeño y de una energía que traspasaba los escenarios.

Sin embargo, la historia de Celia no puede contarse sin el drama del exilio. En 1960, durante una gira con la Sonora Matancera en México, el grupo decidió no regresar a la Cuba de Fidel Castro; Celia quedó exiliada para siempre. El régimen la declaró “enemiga de la Revolución” y le prohibió volver. Ni siquiera pudo despedir a su madre al morir. Desde esa ausencia, sin embargo, nació su leyenda. Celia se convirtió en el alma de la diáspora cubana, la voz que mantenía viva la memoria de una patria perdida.

Ya en Nueva York, en 1962, se casó con Pedro Knight, trompetista de la Sonora Matancera; Pedro fue su compañero inseparable por más de 40 años. Él abandonó su carrera para convertirse en su representante y consejero. La pareja, que nunca pudo tener hijos, fue siempre discreta y amorosa, encarnando una de las historias más sólidas y tiernas del mundo artístico latino. Vivieron juntos hasta la muerte de Celia, en 2003. Pedro moriría en 2007.

Durante la década de 1970, en Nueva York, Celia vivió una segunda consagración al ritmo de la salsa, el género fruto de la mezcla de músicos de todo el Caribe —cubanos, puertorriqueños, dominicanos, panameños y colombianos— que fusionaron el son, la rumba, el mambo y el jazz latino. En esa creación colectiva, Celia jugó un papel fundamental. Nota aquí.



Carlos Chaouen


 

Cantoalegre & Marta Gómez

 

Rebeca Jiménez


 

Alejandro Vigil

 Resiliencia

Hay noches que no tienen fecha.
Solo un presentimiento.
El aire se vuelve más denso, el silencio se estira… y uno sabe.
La helada no grita: susurra.
Se cuela entre las hojas nuevas como una sombra helada que no pide permiso.
Desde chico entendí que la primavera no era promesa:
era una espera.
Esa espera que se clava hondo en la memoria familiar, donde cada generación aprendió a mirar el cielo y no bajar la cabeza.
Encender fuego en medio de la oscuridad no es solo defender la viña.
Es resistir a lo inevitable, desafiar sin soberbia, abrazar sin certezas.
La helada no es enemiga.
Es maestra.
Nos recuerda que la tierra no pertenece: se comparte.
Y que la verdadera fuerza nace en la fragilidad.



Sofía Ellar & Mateo Falgas

 

El Drogas


 

Juanlu Mora


 

Manolo García

 

Ismael Serrano


 

Ramón Serrano

 DOCE ROSAS Y NADA MÁS

a Àfrika
No sé cómo llorar
nada sé hacer sin ti
nada
qué lejos te has escondido hija
ahí tras las sombras
a contraluz del cariño y de las rosas
no sé cómo hacer tantas cosas
después del abandono a mi soledad
pasan los días señalados
de regalos y de champán
no puedo brindar por tu cariño
sólo se que tengo que llorar
y no puedo
mis lágrimas son añicos de cristal
rompen y rasgan el hipotálamo
y sangran grumos de soledad
envíame una palabra de terciopelo
que amortigüe la tristeza
ese silencio de la penumbra
tristes tardes de melancolía
cuando pienso que todavía eres
mi princesa Gumersinda de verdad.



Lila Downs


 

Idígoras y Pachi


 

lunes, octubre 27, 2025

Rubén Ibero

 "La pulpería "

El dueño sirve la copa...
¡A los serios parroquianos!
Ponchos, rebenque en la mano
¡Y de polvorienta ropa!
El mostrador se desoca
En busca de un acomodo
El humo lo envuelve todo
Y achina mucho los ojos
Con orientales antojos
Entre lágrimas de lodo.
¡Repleta la estantería!
Tiene vinos espumantes
Y limetas, de las de antes
Sin gargantas con baquia.
¡Cajas de varias porfias!
Telas para costurear
¡Un farol sin apagar!
Gastando querosén bueno
Y unas bolsas más o menos
Al piso, a medio llenar...
Al costado una rejita
¡Proteje cosas pequeñas!
Dónde el bolichero empeña
Toda su ciencia infinita
Entre conversa palpita
¡El momento de ofertar!
¡Una rastra singular!
¡O un facon de plata fina
Mientras su tez se ilumina
Pensando que va a ganar.
En tanto el piso de tierra
¡Acomoda unos papeles!
Que como hojas de laureles
¡Ganan la mugrienta guerra!
Mientras el mozo se aferra
¡A servir y convidar!
Que alguno habrá de comprar
Con el pico ya caliente
Y en dónde habla esta gente
Se cobra... y no hay que firmar.